Luis Miguel es parte de las noticias diarias. El éxito de la serie sobre su vida en Netflix trajo un nuevo renacer para el cantante, que este año volvió con gloria a los escenarios en su gira "México por siempre".
Y la relación de Luismi con nuestro país data desde los comienzos de su carrera. Fue así que el mendocino Ángel Leopoldo Martínez, más conocido como 'Polo', lo conoció al astro a sus 11 años y de ahí fue su amigo durante más de tres décadas.
Martínez conoce como pocos a Luis Miguel, e incluso estuvo en los momentos más duros de su vida personal, tras la desaparición de su madre Marcela Basteri, la pelea con su padre Luis Gallego y la muerte de éste.
"Cuando yo me hice amigo de Luis todo el mundo se le pegaba al padre y yo me hice muy compinche de Luis. Una vez fuimos al teatro a ver Les Luthiers y como pasábamos mucho tiempo juntos el padre se enojó. Le dijo a un representante de la Argentina que no quería que estuviera con él; pero Luis no le hizo caso: incluso al otro día viajábamos a Mendoza y viajé con él. El padre se tuvo que quedar porque Luis dijo que si yo no iba, él no cantaba", cuenta el mendocino que conoció al ídolo cuando tenía 11 años en un hotel de Mar del Plata.
Como amigo personal del artista compartió desde giras hasta fiestas de Fin de Año. Polo Martínez es una de las personas que más conoce al cantante, que por muchos años fue hermético con su vida privada.
Después de la primera temporada de "Luis Miguel, la serie", basada en su vida real, la figura de su padre Luis Rey (nombre que le dieron en la ficción) se evidenció como uno de los personajes más controvertidos de la familia.
"El padre tenía un carácter fuerte. Pero Luis a mí siempre me confesó que lo tomó a su papá como lo que fue. Incluso cuando muere, y a pesar de todo lo que le hizo el padre, en soledad lo lloró: en el fondo lo quería a su padre. Yo lo esperé luego de que fuera al funeral en España. Aunque le sacó dinero, lo dejó con deudas y demás, fue el que lo proyectó".
-¿La serie la hizo porque quería contar su historia o por un interés económico?
-Yo creo que se cansó de que la gente hablara de él sin conocer su historia. Algunos dicen que se reinventó: él no se va a reinventar porque tiene una calidad de voz que es inigualable. No es que lo defienda, se lo dijo en su momento Frank Sinatra en Nueva York.
-Pero mantiene su estilo en la música...
- Él triunfó con los boleros y ya ahí demostraba lo que era. Nosotros estábamos en Montecarlo y Stevie Wonder lo escuchó cantar el tango “Uno” y dijo: “Es maravilloso”. Mantuvo su estilo, que es de él, y no se lo va a cambiar nadie. Por ejemplo en México el padre de Alejandro Fernández es un ídolo de la ranchera. Luis Miguel incursionó en la ranchera y Fernández decía que no sabía cantarlas. Yo le dije: “No importa, vos vendé la ranchera”.
Así fue que en su vida se vendió tanto el género. Fue número uno en ventas por mucho tiempo, superando al papá de Fernández.
-¿Él reinventó el género romántico?
-Sí, indiscutiblemente. En un viaje a Uruguay fuimos a una confitería y cayó María Marta Serra Lima. Con lágrimas en los ojos le agradeció que vuelvan a tener trabajo los cantantes de bolero. Él en los ‘90 lo instaló nuevamente.
-Ahora se lo nota más cercano y abierto que antes.
- Lo que pasa es que sabía manejarse. Él solo hizo su personaje. Las fans lo pueden decir: es súper tranquilo y nada que ver con lo que inventan.
Hasta que un día se cansó y contó su verdad, ya era hora. Y la contó: todo lo que sufrió, todo lo que pasó; que fue increíble para la edad que tenía, demuestra la personalidad que tiene. Él solo salió de todo eso. Es un tipo muy inteligente.
-Usted mantuvo un vínculo muy cercano en su momento de popularidad máxima.
-Sí. Después de que murió el padre, me regaló el reloj que heredó de él. Fue un acto muy cariñoso para conmigo. Viajamos por todos lados, pasamos varias fiestas de Fin de Año en Nueva York, en Acapulco, en Aspen. Tuvimos una buena convivencia y la seguiremos teniendo cuando nos veamos.
-En la actualidad, ¿tiene diálogo?
-La última vez que hablamos fue en Las Vegas, cuando fuimos con el hermano a buscar el test de embarazado para Aracely Arámbula, que se quedó embarazada de su primer hijo. Después yo comencé a trabajar más con Alejandro Sanz.
-¿Viene Luis Miguel a la Argentina en 2019?
-Sí, yo no estoy con él ahora, pero tengo entendido que viene. Lo que pasa es que lo quieren contratar de todo el mundo. Al contar él su verdad, mucha gente entendió por qué era así. Ahora cambió, está más abierto, habla con la gente.
-¿Cuál fue la mujer que más lo cautivó?
- Para mí Érika, una de sus primeras novias: la que sale en la serie. Y Mariah Carey fue muy importante en su vida. La conocimos en Aspen. Después pasamos Fin de Año juntos y comenzó el romance. Incluso vino a la Argentina con ella y la llevó a un concierto en Quilmes: las fans no querían saber nada, le decían de todo.
-¿Le molesta el costado oscuro de la fama, no poder salir a la calle?
-No: le molesta que cuenten cosas de su vida que no son ciertas. Ahora, por ejemplo, Luis Ventura está diciendo que el padre tal vez no sería el verdadero. Espero que no le encuentre parecido a San Martín, porque va a salir a decir cualquier barbaridad (ríe).
-Lo que más polémica generó en la serie fue la desaparición de su madre, ¿qué sabe sobre el tema?
-La madre murió y eso es indiscutible. Luis la buscó por todos lados y todos colaboramos en eso. Cuando él se juntó con el Mossad (el Servicio de Inteligencia judío) le dijeron: “Ya está, no la busques más” (la serie finaliza cuando le entregan ese sobre). Cuando el padre muere, él me dice a mí: “Mi papá se llevó a la tumba lo que pasó con mi mamá”. Él siempre decía, cuando saltaba algún rumor sobre su vida: “Pobre mi mamá, que Dios la tenga en la gloria”. Él la da por muerta. La muerte de la madre le hizo mucho daño. Incluso en la serie lo muestra, él nunca más se reencontró con su madre.
Luis no la abandonó y tiene un dolor interno muy grande. Hay muchas señales en la serie sobre lo que pasó. Pero la última vez que estuvo con vida fue con el padre de Luis.
-¿Es generoso con sus colegas?
-Sí. A mí me presentó a Alejandro Sanz en un Festival de Viña del Mar, cuando Alejandro comenzaba su carrera. Esa fue una buena actitud de Luis, porque estábamos en el festival y le dijo: “Alejandro andá a ver a Polo que te va a ayudar”. Tuvo una actitud muy generosa. Nos ayudó muchísimo.
-¿Alguna anécdota que recuerde con Luis Miguel en el momento de exposición?
-Hubo un momento en que no se podía salir a ningún lugar. Todos decían que yo le llevaba las chicas y eso es imposible; porque las fans le pagaban a los conserjes para meterse por la pieza, los pasillos. Él tuvo un momento en que no podía estar sin seguridad. Nos pasó a fines de los ‘80, en Paraguay, que un chico se metió debajo de la cama y le tocó la pierna. No le hizo nada, solo quería estar cerca. Ahí comprendimos como venía la mano.
-Se dice que mantiene una relación distante con sus hijos, ¿es verdad?
-Para nada. En este momento él no puede parar. Viaja permanente con su hermano Alejandro. Hoy se triplicó lo que hacía. No para un día, por eso tal vez no ve a sus hijos.
Amante del buen vino y de Mendoza
“Le gusta el vino y les gusta Mendoza”, sentencia Polo Martínez sobre la relación del músico con nuestra provincia.
Por insistencia de su amigo personal y conocedor del público fiel que tiene en nuestra provincia, desde los primeros años de su carrera visitó varios escenarios del oeste.
“Una de las primeras veces que vino a Mendoza paramos en el hotel Plaza. Y le decíamos que en Mendoza temblaba. Entonces, para asustarlo, con los músicos nos metíamos abajo de la cama para simular un temblor. Se armó un lío importante y a mí me echaron del hotel, tuve que ir a dormir a otro. Después, en las visitas siguientes estuvo muy poco tiempo en la provincia porque ya viajaba en su avión privado”.