Cuando el Gobierno nacional decidió retirarle la emisión del fútbol a una empresa de cable y transmitir los partidos a través del canal oficial, los funcionarios salieron a señalar que se trataba de una iniciativa que iría a favor de “todos” los argentinos. De allí el nombre que se adoptó para la programación. El entonces Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández -hoy senador y presidente de un club de la AFA- señaló que los gastos serían cubiertos con la publicidad en los partidos.
La realidad demostró que nunca alguna empresa privada invirtió un peso en la publicidad y que los minutos son cubiertos por el Gobierno a través de una alevosa propaganda política. Que no sólo se concentra en la gestión gubernamental, sino que es utilizada para denostar y descalificar a toda la oposición y a la prensa libre.
Sucedió con la conmemoración del primer aniversario de la tragedia de Once, que el Gobierno intentó ocultar y hasta prohibió la realización de cualquier acto en los estadios de fútbol, en un “acuerdo” entre el Ejecutivo y la Asociación de Fútbol Argentino. Sin embargo, como la reacción de la gente fue negativa y las críticas cayeron desde todos los sectores, el cambio fue inmediato y el recordatorio llegó reiteradamente durante el relato de los partidos.
Otro hecho grave se dio con la “aclaración” que salió a dar en esos mismos minutos el Gobierno nacional respecto del paro de actividades que realizaron los docentes a nivel nacional. Para el Ejecutivo, la culpa es pura y exclusiva de los gobernadores que no saben administrar sus finanzas, cuando todos saben que es el Gobierno nacional el que abre o cierra el grifo de dinero, de acuerdo con su conveniencia.
En todos los casos, el Gobierno actúa en directa complicidad con la AFA, el socio que más se ha beneficiado con la iniciativa. A punto tal llega esa situación que los partidos más importantes se juegan en la última hora del domingo, a los efectos de dejar la “pantalla caliente” para un programa pseudo periodístico oficialista que no alcanza en la medición del rating ni siquiera el primero de los números con el que se lo ha titulado.
La señora Presidenta de la Nación está convencida de que la iniciativa ha sido exitosa. Dijo, días pasados, que “Fútbol para Todos la cambió la vida a las barriadas”, quizás emulando aquello de que dando circo, supuestamente el pueblo es feliz.
Hubiese sido mucho más provechoso y favorecido mucho más a la población que ese dinero que se destina sólo para la propaganda oficial se dedicara a la realización de torneos infantiles o populares, invitando a los jóvenes a la participación y al ingreso a las actividades deportivas. El justicialismo conoce de ese tipo de iniciativas porque las implementó durante años.
De todos modos, no es la primera vez que la primera mandataria se equivoca en su intención de incursionar en el plano futbolístico como cuándo, recordando sus épocas de juventud, alabó a los barrabravas que, “subidos a un para avalanchas, alientan y alientan a su equipo”, olvidando (?) la violencia que generan.
