Políticas de especulaciones, no de convicciones

Desdoblar elecciones es positivo si se lo hace por la convicción de que cada jurisdicción tiene sus especificidades, pero no si se desdobla o reunifica según lo que dicen las encuestas.

Políticas de especulaciones, no de convicciones

Por decisión del Poder Ejecutivo, nuestra provincia tendrá este año un extenso calendario electoral. El gobierno mendocino dispuso un desdoblamiento electoral consistente en adelantar las primarias abiertas y las generales provinciales para los meses de abril y junio, respectivamente, totalmente alejadas de las PASO y las generales nacionales, previstas para el segundo semestre.

Si se tienen en cuenta las fechas dispuestas por Capital y San Carlos para las elecciones municipales, en febrero y mayo, quienes viven en esos dos departamentos tendrán que concurrir a votación seis veces y siete si hay segunda vuelta para la elección del Presidente de la Nación.

En muchas ocasiones, Los Andes se expresó en esta columna editorial a favor del desdoblamiento de las elecciones, principalmente a nivel departamental para que el intendente no sea efecto del arrastre del resto de las boletas.

En la misma dirección, un replanteo definitivo de la fecha para elegir al Gobernador también siempre es bien visto si lo que se prioriza desde la dirigencia política fueran los intereses de la Provincia y su independencia de las políticas adoptadas por los gobiernos centrales.

Lamentablemente, esos principios no parecen ser los que han marcado el rumbo en este derrotero electoral, tan cargado de fechas, que deberemos enfrentar este año los mendocinos.

La determinación del gobierno provincial de desdoblar las elecciones provinciales y municipales se produjo luego de que la mayoría de los intendentes del oficialismo, y varios de la oposición que se sumaron, resolvieran, en una clara muestra de rebeldía partidaria más que de autonomía institucional, fijar fechas departamentales por adelantado.

Esa suerte de instinto de conservación que mueve automáticamente a un buen sector de la dirigencia política "territorial", no sólo pareció doblegar las intenciones políticas del Gobernador, sino que hasta terminó convenciéndolo de la conveniencia de la movida y contagiándolo de ese afán "conservacionista" .

Tal vez las encuestas, que en su mayoría sostienen que las chances de triunfo para el kirchnerismo son hoy remotas, hayan llevado al justicialismo local, y a su máximo jefe, el Gobernador, a mover las fechas de las elecciones sin mucha convicción y sí con mucho de especulación.

Encima, este tipo de decisiones a las apuradas y sobre el filo de los límites previstos, alienta más aquella tendencia especulativa, que reflejó Los Andes en una edición reciente luego de que se conociera el decreto desdoblador del Gobernador: al menos 14 intendentes, de un total de 18, irán este año por la reelección en sus respectivos departamentos. La mayoría de ellos pertenece al partido gobernante en la provincia.

Es de esperar que en el marco de la muy anunciada reforma política mendocina, que avanza a pasos muy lentos, algún día los dirigentes de los distintos partidos acierten en sentarse a debatir con mentalidad de hombres de Estado, no de meros políticos oportunistas.

El desdoblamiento electoral tanto provincial como municipal es necesario en Mendoza pero siempre en la medida en que contribuya a que la gente pueda conocer mejor a sus candidatos y sus respectivas propuestas, que deben priorizar los intereses y problemas de la Provincia y la inquietud vecinal.

Para eso se necesitan reglas claras y definitivas, con fechas electorales determinadas y alejadas de toda conveniencia ocasional para quienes ocupan cargos públicos.

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