Tal como sucede en la música, con viejos temas grabados en estudio que son remasterizados y lanzados al mercado como un “remix”, algunos de los cuales logran “ganancias” que superan al original. Esta semana, podríamos decir que Alfredo Cornejo se convirtió en “Dj” poniendo en marcha una mezcla alternativa de un viejo proyecto del sector vitivinícola: la ley de uso de jugos naturales, que obliga a las fábricas de bebidas sin alcohol a edulcorar una porción de su producción con concentrados.
Pero qué nuevos “ritmos o efectos” tiene esta ley con respecto de la orginal, aquella de autoría del actual ministro de agricultura, Luis Basterra. Este nuevo proyecto incluye a todos los jugos concentrados de todas las economías regionales. Obliga progresivamente a la incorporación del 10% de los concentrados en la fórmula. También impulsa a las que las bebidas que sean comercializadas sobre la base del sabor de una especie de fruta o vegetal (ej. pomelo, limón, naranja, etc) deben incluir jugos de frutas o vegetales del mismo género botánico. No castiga con altos impuestos a los incumplidores sino que tiene un sistema de beneficios, tipo bono fiscal para los cumplidores.
Fiel a su estilo y para lograr más adhesiones, algo dificil, en una industria como la vitivinícola, signada por las batallas internas, sumó a dos sectores totalmente relegados, el de los derivados vínicos, el aceite de uva y el alcohol. Cómo: obliga a que las bebidas alcohólicas sean o no productos directos de destilacióm tengan que incluir un mínimo de 2% de alcohol vínico. Y también obliga que los aceites de semilla sean cortados un 2% como mínimo con aceite de oliva o de uva.
Viejo tema, otros ritmos
El control de los excedentes vínicos, o para el caso de otros productos de las agónicas economías regionales, es un tema, que podríamos decir, Cornejo, lo conoce de primera mano. Sabe, que cuando el precio de estos productos se viene al piso, el único que termina poniendo dinero, es el Estado con subsidios o planes de compra, que terminan siendo sólo cirscunstanciales y que no solucionan el problema de fondo. Este proyecto podría darle una solución estructural y algo de diverficación a productos que hoy no lo tienen.
“Basterra sabe que tengo este proyecto y la versión final se la he hecho llegar a través de las cámaras empresariales con las que he trabajado, no sólo de Mendoza sino de todas las provincias involucradas”, dijo Cornejo a Los Andes, quien agregó que “esperamos que tras la vuelta a la sesiones presenciales podamos comenzar a darle discusión al proyecto que beneficia a todas las economías regionales”.
Desde la Cámara del Mosto, Marcelo Boccardo, su vicepresidente, sostuvo que “todo lo que pueda ayudar a las economías regionales, es positivo. Sin embargo no conozco en detalle el proyecto.
En tanto, Patricia Ortiz, presidente de Bodegas de Argentina, estimó que son proyectos que buscan solucionarl el problema de los excedentes, “pero en la industria tenemos que tener el foco en cómo vender más vino”.
Mauro Sosa del Centro de Viñateros delEste, sostuvo que “no conozco el proyecto, pero si es diversifcación es bienvenido por la industria. Pero tiene que haber un proceso de inclusión de todas las cámaras”.