Víctor Fayad inicia su segundo ciclo como ministro de Hacienda de la provincia con una tormenta perfecta encima, marcada más que nada por la caída de recursos nacionales, el aumento de insumos y el crecimiento de la demanda de servicios públicos provinciales.
En esta entrevista hay mensajes para los otros ministros: tienen que prepararse urgente para el recorte de gastos que deberán hacer. También otro para los contribuyentes: no habrá suba de impuestos, pero no pagar en término hará que las deudas del moroso crezcan por encima de la inflación.
Tiene un desafío cercano en marzo: habrá que pagar el primer vencimiento de la deuda en dólares, por 60 millones, y el dinero saldrá de los ahorros que tiene la Provincia.
-Se viene un ajuste que algunos han llegado a calificarlo de estremecedor.
-Hay decisiones de política fiscal y de política monetaria del gobierno nacional que nos obligan a tomar decisiones de política fiscal y tributaria a nosotros. Son cosas que van afectando a la actividad privada y a la pública, y a la familia. Esto se da porque se viene de una situación macro muy compleja.
-¿Pero este cambio cómo afecta?
-Las últimas medidas del gobierno nacional son medidas de emergencia, de empezar a atacar la madre de todos los problemas, que es el déficit fiscal. Hay una clara señal de querer atacar lo fiscal por parte del gobierno nacional. Y una clara decisión de hacerlo más temprano que tarde, imagino que por las experiencias aprendidas de la gestión de Macri, que empezó más tarde que temprano. Casi como una cuestión de necesidad más que de voluntad, porque se pueden postergar estas decisiones si se tiene quien financie el tiempo para postergarlas, y eso no existe más. Existió en 2015 pero hoy no existe más. Nadie financia tu déficit a nivel nacional y eso obliga a tomar decisiones más rápidas, más efectivas, más de shock.
-Eso tiene aval de la Provincia.
-Más que un aval, no hay otra forma de hacerlo. A nivel nacional financiar un déficit tiene un camino: cobrar más impuestos. Si se lo quiere financiar con emisión, en realidad se lo está financiando con otro impuesto, que es el impuesto inflacionario y que es el peor de los impuestos, porque le pega muchísimo más a la gente que menos tiene, no se legisla, no se coparticipa y es desordenado. La otra opción es financiarlo con deudas. Lo grueso viene por la política fiscal, que es apuntar a reducir grandes componentes del gasto, como las transferencias a provincias, para tratar de corregir lo más rápido posible este déficit de cinco o cinco puntos y medio, con intereses incluidos, que se proyecta este año.
-¿Cómo nos encuentra en Mendoza esta situación?
-Las medidas fiscales tienen dos efectos directos para el fisco provincial: el recorte de las transferencias discrecionales y el recorte de la obra pública. Hay transferencias discrecionales de las que nosotros nunca fuimos parte porque ningún gobierno nacional nos favoreció. Esas si las cortan serían inocuas. Pero hay otras programas relacionados con la salud o con la educación de los cuales la Provincia sí es parte y en caso de que el Gobierno Nacional decida avanzar sobre la eliminación, disminución o congelamiento de estas transferencias sí nos van a afectar. Los ATN los reparte el gobierno nacional como se le da la gana.
-Bueno, pero de una u otra manera se pierde.
-Se pierde la posibilidad de tener algo que no se tuvo. Este año lo único que llegó, un segundo antes de que se vaya el ministro Massa, fueron fondos para paliar el efecto del Impuesto a las Ganancias, pero ni siquiera llegando a un tercio del efecto negativo. Sacaron mucho más de lo que dieron. Hay en cambio partidas discrecionales que tienen criterios objetivos de reparto, como por ejemplo el Fondo Nacional de Incentivo Docente (Fonid), que es para que las provincias lo usen para pagar parte del sueldo de los docentes. (Luis) Caputo dijo que iban a reducir al mínimo estos aportes, pero no se sabe si en esta reducción al mínimo está o no este fondo. O qué va a pasar con los programas de salud en los cuales, el Ministerio de Salud de la Nación hacía transferencias a las provincias, bajo ciertos parámetros objetivos, que se repartían, por ejemplo, en función de la cantidad de personas con discapacidad, o en función de la cantidad de habitantes sin coberturas médicas. Estos programas son de cierta magnitud y no sabemos si el año que viene van a existir, no van a existir o van a existir en menor medida.
-¿Usted dice que no es traumático que no existan más esos aportes?
-No es traumático, pero por supuesto que afecta. Son efectos directos sobre el fisco provincial. El efecto indirecto de que caiga el salario y la actividad es la menor recaudación y el aumento de la demanda de servicios públicos. Hay un aumento grande por la demanda de servicios de salud, en la demanda por seguridad y en menor medida el sistema educativo público. La gente probablemente empiece a elegir usar el transporte público por el aumento del precio de los combustibles y del seguro. Cae la recaudación por caída de la actividad y aumenta la demanda el servicio. Son efectos indirectos, pero que van a venir, van a venir.
-¿Cuál va a ser la reacción política ante esto?
-Nosotros tenemos la obligación de tener flexibilidad y de tener distintas canillas para ir abriendo y cerrando dependiendo de cómo se comportan estas variables. La tercera variable es cómo va a ser la dispersión de la inflación, porque en noviembre hay cosas que subieron 9% y cosas que subieron 20%. La pregunta que nosotros nos tenemos que hacer es: de los insumos que usa el Estado para funcionar, ¿cómo va a ser e recorrido de los precios de los insumos críticos? Lo que probablemente ocurra es que aquellos precios que venían atrasados empiecen a correr por encima de la inflación y los precios que están de alguna manera un poco más libres y corrían por encima de la inflación empiecen a correr por debajo de la inflación. El combustible va a correr por arriba de la inflación porque estaba atrasado. Y es un insumo importante: no sólo utilizan los vehículos de la policía los distintos vehículos de la flota provincial sino que también un componente importante para el costo de transporte público, siendo el transporte público el segundo gasto más importante de la Provincia después del personal. Hay que ver cómo se comportan los medicamentos. Y mucho del equipamiento que la Provincia necesita para funcionar, sobre todo en salud y seguridad, es importado. En este lío necesitamos ser muy rigurosos con nuestra política tributaria, que los contribuyentes sepan que la Provincia necesita de los impuestos para funcionar y que no vamos a dejar que aquellos contribuyentes que no paguen no tengan costo.
-¿Un cambio en el régimen tributario está descartado?
-Nosotros creemos en la disminución de impuestos distorsivos. Lo venimos haciendo por octavo año consecutivo, en mayor o menor medida y teniendo el cuidado de avanzar de a poco para no tener que dar marcha atrás. Por eso podemos decir que hace 8 años que no se aumenta la alícuota de ningún impuesto distorsivo. Ingresos Brutos no ha aumentado y todos los años ha habido alguna disminución. Si nosotros nos hubiéramos pasado de rosca con la disminución, hoy estaríamos, posiblemente, pensando en un aumento. La norma impositiva es la que está, ya está aprobada. En términos impositivos queremos seguir disminuyendo la mora y seguir manteniendo la tasa de interés por mora por encima de la inflación. No es negocio deberle plata al fisco. El contribuyente que se atrasa va a ver crecer su deuda por encima de la inflación y esto es una señal, sobre todo, de respeto a los contribuyentes que pagan, que son la gran mayoría. Nosotros hemos logrado volver a los niveles de mora pre pandemia y pretendemos que así siga. Estamos haciendo que los impuestos sean pagables. Nosotros necesitamos impuestos pagables y contribuyentes que paguen. Si la situación requiere otro tipo de medidas, lo más probable es que vengan por el lado del gasto y no por el lado de los impuestos, pero debemos analizar de qué manera hacer nosotros la política fiscal que nos toque hacer, en el caso de que la situación se sostenga durante más tiempo del estimado.
-¿La flexibilidad que pide en qué sentido es?
-La flexibilidad es saber en qué gastar menos cuando los recursos no alcancen y cómo hacerlo. Si uno planifica es más ordenado, si uno no planifica es más desordenados. Todos los ministros saben que el gasto tiene que ser flexible, tienen que saber cuáles son las prioridades y cuando no haya fondos suficientes, cuáles son los primeros gastos que bajan su ritmo, que bajan su magnitud o que dejan de hacerse.
-Esta ecuación siempre impacta en la obra pública…
-El presupuesto de obra pública para el año que viene es un presupuesto de continuidad. Salvo en infraestructura escolar, no hay obras nuevas. Por supuesto que el de la obra pública es uno de los presupuestos que más sufre y al haber contratos vigentes, eso hay que hacerlo con cierta pericia y con cierto preaviso. No es lo mismo que alguien te pegue una piña sin avisarte a que vos sepas que viene y te alcances a cubrir. El del año que viene sin duda que ya era un presupuesto austero, pero previendo una situación que va a ser más difícil de lo que pensábamos, todos los ministerios tenemos la manda de esta flexibilidad en el gasto, con las prioridades puestas en lo social en primer lugar, que es lo que probablemente más necesidad creciente tenga en estos primeros meses. Y dependerá qué tan largo es el efecto negativo de estas medidas, porque mientras más largo sea, más difícil va a ser la situación. Y mientras mientras más rápido reaccione la actividad, menos difícil va a ser salir de esto.
-¿Cuál es el colchón o ahorro que hay?
-Este último trimestre, con el impacto del mínimo no imponible de Ganancias, bajó del promedio de dos nóminas salariales, y va a ser difícil recuperarlo, aún si se revierte lo de Ganancias. Eso ayuda pero no va a cubrir todo lo que va a faltar. Lo que da ese colchón es tiempo. Nosotros lo vemos más como un fuelle que como un colchón. Da tiempo para qué los distintos ministerios vayan cerrando las canillas. Tal es así que cuando sucedió lo de Ganancias, ¿cuántos gobernadores salieron a decir que no podían pagar el aguinaldo? Nosotros no salimos a decir eso.
-Suárez dijo, cuando le hicimos la última entrevista de su gestión, que la situación se va a devorar todo es ahorro.
-Y bueno, para eso está. Nosotros actuamos como si los parámetros del fondo anticíclico que propusimos existieran (ndr: el proyecto fue a la Legislatura pero no ha sido aprobado). Esa norma dice que cuando la recaudación cae tres meses seguidos o cuando cae por debajo del 5% real hay que usar el ahorro para corregir el ciclo. Pasó en 2020. Pasó el año pasado y va a pasar el año que viene.
-¿La recaudación viene cayendo?
-La recaudación nacional viene cayendo. La recaudación provincial mejora producto de que los contribuyentes están cumpliendo con sus obligaciones tributarias. Estamos apenitas por debajo de los niveles pre pandemia y es mayor que la del año pasado en términos reales. Ingresos Brutos va a caer, porque si cae la facturación cae la recaudación. En los primeros cuatro meses del año que viene vamos a estar viendo cómo reaccionan los distintos sectores.
-No hay dramatismo en lo que cuenta o no hay un gran temor ante el ajuste
-¿Qué sentido tiene ser dramático? Hay mucha preocupación, pero el drama es ponernos a llorar y no saber qué hacer. Nosotros tenemos que transmitir certeza de que sabemos qué hacer en el caso de que la crisis se ponga peor. Pero de ninguna manera podemos decir que esta crisis no nos va a pegar. Nos va a pegar, una tormenta perfecta pega por todos lados. Esto le pasa al Gobierno provincial, a las empresas y a las familias.
-¿Cómo se va a manejar la deuda en dólares que obviamente ha aumentado?
-Nuestro próximo vencimiento grande de deuda en dólares es en marzo. Son cerca de 60 millones. Va a ser otro de los usos que tendremos que darle a los ahorros que tiene la Provincia. Si llegamos a poder usar la herramienta que nos dio la Legislatura de poder refinanciar, no lo vamos a hacer si eso implica enfrentar costos excesivos. Vaya a saber, entre hoy y marzo, si la Provincia puede tomar crédito en condiciones convenientes para el pago de la deuda. Quizás sí, quizás no. Tenemos las herramientas listas para aprovechar las distintas ventanas que pueda haber en el mercado. El mercado está con alguna esperanza, de mediano y largo plazo. Pero de ahí a que la Provincia pueda salir mañana a tomar deuda en pesos para pagar deuda en dólares y esas condiciones sean convenientes, hay mucho tiempo que debe pasar. La buena noticia es que la deuda en dólares está en el mínimo histórico. Es pesada, pero nosotros somos la Provincia que menos tasa interés paga, producto de la renegociación que hicimos en 2020.
-¿Cómo será su rol en el seguimiento de las paritarias estatales?
-Se adecúa el organigrama a algo que ya ocurre. La norma que hoy nos regula no se diseñó en un momento donde había cuatro, cinco, o seis negociaciones paritaria del año. Se diseñó el momento en el que había cierta estabilidad en el nivel de precios que hacía que uno no tuviera que estar todo el año pensando en cómo va a ser la relación con los trabajadores estatales vía salario. La realidad es que el ministerio y gran parte de las personas de la Secretaría de Hacienda estuvieron mucho tiempo dentro del año abocado estrictamente a la negociación paritaria. Entonces simplemente lo que hemos hecho es hacer orgánico algo que ya existía, que es el rol del Ministerio de Hacienda en la negociación paritaria. Y la negociación siempre es en tándem con el Ministerio de Gobierno, claro.
-¿Los sueldos van a acompañar la inflación en 2024?
-¿La recaudación va a acompañar la inflación? ¿Los insumos que compramos nosotros van a acompañar la inflación 2024 o van a estar por arriba? Son todas variables que nosotros llevamos a la mesa negociación. Si la recaudación acompaña la inflación y si todos nuestros insumos crecen igual y no más que la inflación, bueno, será más factible que los salarios acompañen la inflación. Ahora, si la recaudación no acompaña y tenemos un crecimiento no solo el precio de los insumos, sino de la demanda de servicios públicos, por encima de lo que hay hoy, bueno…
-En 2023 fueron rigurosos respecto de eso…
-Nuestra señala ha sido clara. Cuando la inflación supera ciertos parámetros nos sentamos y que conste que nos hemos sentado. No recuerdo un gobierno provincial que se haya sentado tantas veces con todos los regímenes durante tantos meses seguidos. Hace dos años que venimos casi con una negociación paritaria permanente. Entonces creo que nosotros hemos sido sensatos y muy claros con todos, no solo con los gremios, sino también con los contribuyentes. Además de la inflación, tienen que haber más cosas arriba de la mesa de negociación. En gran parte esa otra mitad es el soporte del recurso humano sobre el equipamiento el lugar de trabajo, por eso el criterio va a ser el mismo pero en circunstancias diferentes y sabemos que mientras la inflación esté en estos niveles, la negociación va a ser permanente. Pero siempre tratando de cuidar el activo que creo que todos tenemos que cuidar, que es el equilibrio fiscal.
-¿La reversión de Ganancias va a solucionar problemas?
-Revertirlo no implica recuperarlo, porque no se va a estar exento de la caída de la actividad. No sé quién se anima a hacer proyecciones. Lo lógico y razonable es que esto se revierta y que volvamos al escenario que había antes, pero es revertir algo que desde su génesis es absurdo. Estamos revirtiendo pagarle la campaña a (Sergio) Massa ¿Quiénes están pidiendo a gritos la reversión? Los gobernadores peronistas. Es una reforma impositiva que se hizo en medio de una campaña electoral que no tuvo en cuenta ningún aspecto tributario porque se está eliminando el impuesto menos malo que existe en Argentina. El tema es que las provincias nunca estuvieron invitadas la discusión, nosotros hicimos una demanda ante la Corte por esto, porque la Nación no puede decidir unilateralmente, no puede hacer política fiscal con plata de la coparticipación. Nosotros estamos de acuerdo con la baja en impuestos y estamos bajando los malos, como Ingresos Brutos, pero pretendemos recuperar los patrimoniales.