Alberto Fernández visitó Mendoza por primera vez como presidente de la Nación para participar de una muy particular edición de la Fiesta de la Vendimia. La visita fue fugaz y tuvo una única actividad oficial: el desayuno de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), que se transformó en un virtual almuerzo, por el retraso con que llegaron las autoridades nacionales.
Si bien se esperaban anuncios importantes, el paso de Fernandez dejó gusto a poco a representantes del sector, que especulaban con una posible baja o quita de retenciones a las exportaciones. Lo más parecido a un anuncio presidencial fue la posibilidad de que se pueda debatir el Plan Estratégico Vitivinícola (PEVI) 2030 en el Congreso Nacional a través de un proyecto de ley. Además hizo un guiño para avanzar con el programa Proviar II en el Consejo Económico y Social, para mejorar el financiamiento y la tecnificación del riego.
Fernández llegó a la provincia acompañado por el ministro del Interior, Eduardo De Pedro; el secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia, Gustavo Béliz y el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello; entre otros funcionarios de segunda línea; mientras que Luis Basterra, ministro de Agricultura, estuvo desde el viernes. Si bien el “desayuno” estaba previsto para las 10, el Presidente arribó a las 13 al Centro Regional del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), en Luján de Cuyo, por lo que terminó condicionando otra actividad prevista para esa hora: el almuerzo de Bodegas de Argentina. Y agitando aún más la tensión entre estos dos grandes sectores vitivinícolas.
Mientras desde el radicalismo tomaron casi como una falta de respeto las 3 horas de retraso que tuvo la comitiva oficial, el peronismo valoró el hecho de que un Presidente llegara para alguno de los eventos de la Vendimia luego de 10 años. La última visita presidencial había sido la de Cristina Fernández, en 2011.
Una vez terminado el evento, en el kirchnerismo mirarían el vaso medio lleno: “Costó mucho cerrar la visita del Presidente a la provincia”, expresaron. Aseguraron que este fue un “primer paso” para mejorar el vínculo entre Mendoza y Nación, por eso pusieron en valor el llamado a unidad tanto del gobernador, Rodolfo Suárez; como también de Fernández a la hora de los discursos.
El mandatario nacional estuvo menos de 3 horas en suelo mendocino. Fue recibido por el Gobernador y la senadora nacional, Anabel Fernández Sagasti, principal representante del kirchnerismo local, en la IV Brigada Aérea, y luego hizo lo propio José Zuccardi, presidente de la Coviar, ya en el INTA. No hubo ninguna actividad no oficial ni una cumbre con dirigentes del PJ, como se rumoreó en el acto de Luján de Cuyo.
El único contacto que tuvo el Presidente con los medios de comunicación fue breve y se dio al finalizar el acto. Ahí mostró su preocupación por “el nivel de violencia institucional” en Formosa, luego de las protestas contra la polémica gestión de la cuarentena que está hace el gobernador Gildo Insfrán.
Promesas al PEVI
En su discurso, Fernández ponderó el potencial que la industria vitivinícola tiene para Mendoza y el país, y la necesidad de establecer puntos en común para mejorar el desarrollo del sector.
También señaló que el vino argentino es reconocido en el mundo entero por su calidad y que, si se impulsa la actividad con mejores perspectivas, lógicamente “permitirá que ingresen dólares, que tanto necesitamos” en el país.
Respecto al PEVI 2030, abrió paso a la posibilidad de que se pueda trabajar mediante un proyecto de ley en el Congreso. Al nombrar los planes estratégicos de la industria automotriz y el sector alimentario, se preguntó: “¿Por qué no podría ser el tercer plan estratégico el de la industria vitivinícola en esa mesa de concertación donde tenemos que estar todos?”.
“Ojalá podamos hacer que el Plan Estratégico de la Vitivinicultura le sirva a la Argentina, no solo a los mendocinos. Que genere más y mejor vino, que nos permita entrar en el mundo, que recuperemos los niveles de consumo, que logremos un mejor desarrollo. Nosotros estamos para sumarnos y que la vitivinicultura no pare de crecer. Si todo esto crece, crece la Argentina”, finalizó el Presidente.
Temas pendientes
No obstante, el principal pedido de los empresarios de la vitivinicultura se relacionaba con un gesto para mejorar la rentabilidad y la competitividad: las retenciones. Y sobre ese punto, no hubo anuncios, aunque Fernández destacó en sus declaraciones que se contribuyó con una baja de la presión impositiva.
Si bien destacaron que se aumentaron los reintegros de las exportaciones, no ocurrió lo mismo con las retenciones, que pasaron de $3 pesos por dólar exportado, a estar en un 4,5%. “La verdad es que no hubo anuncios, pero hay temas que quedaron pendientes y los vamos a seguir”, destacó a Los Andes Sergio Villanueva, uno de los referentes de la Coviar.
De hecho, Zuccardi, en su discurso de apertura, indicó que “es necesaria la disminución de la carga impositiva” y que la eliminación de los derechos de exportación es “fundamental”.
Por otro lado, también quedó pendiente el impulso al Programa de Apoyo a Pequeños Productores Vitivinícolas en Argentina (Proviar II), pero Fernández Sagasti destacó la visita en la comitiva de Gustavo Béliz, titular del Consejo Económico y Social, que tuvo su debut el viernes.
“Estuvimos hablando de la priorización del Proviar 2, por eso también estuvo Béliz acá, que es algo que se viene pidiendo hace muchos años y que tiene que ver con la eficientización del riego y eso nos parece muy importante. Hay que seguir trabajando”, marcó.
Quien tuvo las palabras más duras del lado opositor fue el ex gobernador, actual diputado y titular de la UCR nacional, Alfredo Cornejo. “Lo que se vio hoy es que el Presidente no está tomando en cuenta que hay un conflicto al interior de la vitivinicultura Argentina y de Mendoza que probablemente una nueva ley permita modificar las representaciones que actualmente tiene la Coviar”, aseguró. Si bien comentó que “siempre es buena una visita de un presidente”, opinó que el discurso fue “vacío de contenido, muy general y cayó en lugares comunes políticamente correctos”.
