Andrés Vavrik, presidente de la Cámara de Comercio de Alvear fue el anfitrión del gobernador Rodolfo Suárez y una amplia gama de figuras políticas que llegaron hasta General Alvear para disfrutar de los costillares en el almuerzo de la Fiesta de la Ganadería.
A la hora de dar su discurso, el dirigente habló sin rodeos de ajuste pero apuntado directamente la mirada hacia la clase política en su conjunto, criticó la lentitud e indiferencia de la Justicia para combatir la corrupción, le pegó a los sindicatos y no ahorró en remarcar errores del sector empresario.
Para el cierre, dejó algunos párrafos más que duro contra el Gobierno de Alberto Fernández y el kirchnerismo.
El empresario pidió volver a refundar la democracia a partir de “un gran acuerdo político” en el que se luche “espalda con espalda contra el socialismo populista empobrecedor”.
El discurso de Andrés Vavrik en el almuerzo de la Fiesta de la Ganadería rompió con la monotonía de la simple enumeración de reclamo para adentrarse de lleno en temas que atraviesan a todos los sector.
De entrada el dirigente pegó fuerte, pero en el sentir de la comunidad, cuando dio paso a un video con algunos de los alvearenses que fueron víctimas del coronavirus.
Acto seguido y con la voz un tanto entrecortada comenzó a desplegar una serie de viejos y al a vez actuales reclamos.
El mantenimiento de la ruta 188 en el tramo que va desde Alvear a Malargüe, la necesidad de un alivio impositivo para las empresas, la necesidad de avanzar en programas que colaboren con el productor para la tecnificación del riego, concretamente los fondos de los créditos árabes para adquirir equipamiento, la falta de botellas para el vino, la tarifa eléctrica y la inseguridad rural, formaron párete del discurso.
En esta parte dedicada íntegramente a las peticiones, Vavrik remarcó que “nunca estuvimos en contra de Portezuelo del Viento” y le apuntó al trasvase de aguas del río Grande al Atuel. “Para nosotros el trasvase es irrenunciable”, remató.
Concluido el acotado temario de peticiones a las autoridades gubernamentales, el presidente de la Cámara comenzó a reflexionar en voz alta y no dejó a nadie afuera.
Con la premisa de “refundar la democracia” en el 2023, cuando se cumplirán 40 años de vida democrática ininterrumpida en el país, Vavrik hizo una especie de autocrítica.
Aseguró que los empresarios fueron cortoplacistas en sus miradas, mezquinos e individualistas y “hasta votamos con el bolsillo”.
De la crítica al sector privado saltó a los gremios a los que calificó como un “monstruo indomable” y le apuntó a los aportes que reciben los sindicatos.
“Debemos lograr que los gremios se ganen la confianza y respeto de los afiliados. En consecuencia, que los aportes que reciben de cada trabajador sean voluntarios.
Al referirse a la justicia argentina, no tuvo empacho en decir que “las urnas aceleran o retrasan procesos y fallos”.
“Es tiempo de que tengamos jueces que con la Constitución en una mano y el Código Penal en la otra, encierren a los corruptos de una vez por todas y no tengan miedo a lo que pase en las próximas elecciones”, sentenció.
El punto que más se explayó fue dedicado a la clase política. Les achacó que los partidos no tienen “capacidad de atraer militantes, sin ofrecer a cambio un trabajo en el Estado”.
Aseguró que vivimos con un sistema electoral “funesto” y con ironía afirmó que se puede confiar en un jubilado para que opere con medios electrónicos de pago pero “para el sistema electoral” no tiene la capacidad “para ingresar a una pequeña sala y elegir 10 candidatos por medio de un sistema electrónico o marcar al candidato de preferencia en la boleta única y meterla en un sobre”.
También le solicitó a la clase política que no demonice más la palabra “ajuste”, por cuestiones meramente electorales y se enfocó en la necesidad de reducir gastos superfluos, contratos, secretarías y asesores, entre otros.
“Hay que hablar de ajuste, basta de posponerlo, pero seamos claros, hay que predicar con el ejemplo: el ajuste debe empezar por la política”.
Le pidió a todo el arco político que se mueva por convicciones, por el simple anhelo de ser recordados con respeto el día de mañana y no por frías encuestas.
“El político que le cambia mercadería o un colchón por un voto, solo le está demostrando su incapacidad para mejorarle la situación con trabajo y dignidad”, dijo.
Cierre duro
“En los próximos dos años se puede definir el futuro de nuestro amado país” fue la frase que abrió el final del discurso del presidente de la Cámara de Comercio, que tomaría cada vez más dureza y, si bien no le puso rostro, el destinatario estaba más que claro.
“La Argentina de hoy discrimina provincias, expulsa a los más capaces y audaces, detesta el mérito, normaliza y romantiza la pobreza, confisca a los más eficientes, castiga al campo que la hizo grande y relativiza la propiedad privada” enumeró.
“La Argentina necesita Justicialistas, Radicales, al Pro y los Liberales, dentro de un gran acuerdo político, luchando contra el socialismo populista empobrecedor”, agrego.