Si bien ya pasaron algunas semanas desde que se dio a conocer el “vacunatorio VIP” sigue sumándose evidencia a las causas que se abrieron en la justicia por este hecho. Las últimas pruebas llegaron de la mano de Beatriz Sarlo, que aportó una serie de mails donde prueba que la esposa de Kicillof le ofreció inocularse contra el coronavirus.
La escritora reveló en un programa de televisión que le habían ofrecido la vacuna contra el Covid-19 “bajo la mesa”, pero solo lo revelaría si un fiscal la convocaba. Por esta razón es que hoy se presentó ante el fiscal Eduardo Taiano y la jueza María Eugenia Capuchetti.
La propuesta le llegó a la intelectual a través de un intermediario, según informó la periodista ante los funcionarios judiciales. Dicha persona fue Carlos Díaz, editor de Siglo XXI.
Según la evidencia presentada en la justicia la primera comunicación quedó registrada el 22 de enero donde Díaz se comunicó con Sarlo para avisarle de una “campaña de concientización”.
“Me llamó Soledad Quereillac porque está colaborando con la campaña de concientización para que la gente se vacune. Me pidió una mano para contactar alguna gente, empezando por vos”, introduce.
“Es una campaña bien pensada (o sea, no le van a dar un uso político berreta, pero claramente es la campaña a favor de la vacunación de la Provincia de BA). Mi primera reacción fue pensar que vos jamás te prestarías pero frente a la posibilidad de que te puedas vacunar de inmediato me pareció que te tenía que preguntarte”. “Es todo por derecha, nada trucho”, continua la comunicación via mail.
Por su parte la escritora le respondió de manera contundente ese mismo día asegurando que no le parecía ético que la vacunasen antes solamente por tener un nombre conocido.
“No tengo ningún inconveniente de que se utilice mi nombre expresando mi deseo de vacunarme. Pero no quiero vacunarme antes de que me toque solo porque soy un nombre conocido. No me parece ético. Soledad debería pensar este aspecto de su idea. Fue a la Facultad de Filosofía y Letras no a estudiar publicidad a todo trapo sino para aprender a reflexionar sobre las consecuencias de la primera idea que se le pase por la zabiola”. Comienza la respuesta de la mujer.
“Podés pasarle este mensaje si te parece que ayuda a no precipitarse con la primera idea publicitaria, sin pensar en la dimensión moral de todo el asunto. Espero una respuesta a estas consideraciones, aunque tampoco me ilusione con recibirla ya que el apuro puede más que la reflexión”, concluye.