La elección de intendentes de ayer le dio un respiro al PJ mendocino: festejó por primera vez en el año, y en mucho tiempo, una victoria en comicios generales. Seguirá controlando las seis comunas que administraba y eso es definitivo.
Sin embargo, a la hora de analizar el impacto a futuro de los siete resultados, hubo quienes se ocuparon de no dejar en claro quién los puede capitalizar.
En el medio de las celebraciones, se instaló el misterio respecto del respaldo de uno de los intendentes ganadores a la fórmula para la gobernación (Omar Parisi-Lucas Ilardo). De este modo, se hizo evidente una escisión, o al menos el estado deliberativo de una parte del PJ respecto de lo que viene.
En efecto, Matías Stevanato (Maipú), quien superó el umbral del 50% en la elección, aguantó la artillería de los periodistas que le preguntaban sin cesar si apoyaría a Parisi para la gobernación. Fue inútil: desafiante, en una actitud calculada, respondió en cada una de las oportunidades que eso lo decidirá este lunes o en los próximos días.
Más dispuestos a hablar del triunfo doméstico que de la elección provincial que se viene a fin de mes, Stevanato prefirió dar un salto al futuro lejano y sostuvo que hay que trasladar a la provincia el estilo de gestión de Maipú, donde el justicialismo gana desde hace 40 años. También dejó claro que apoyará a Sergio Massa para la presidencia, pero mantuvo en el medio un vacío pesado: ni una palabra soltó sobre quién quiere que gobierne la provincia desde diciembre.
Esta frialdad entre el maipucino y su partido se percibía claramente en la previa. Por ello el candidato a gobernador peronista, a modo de devolución del gesto, hizo más de 230 kilómetros para festejar el triunfo de San Rafael con los hermanos Félix, en lugar de moverse mucha menos distancia para hacerlo con el intendente de Maipú reelegido por amplio margen. Tampoco mencionó a Stevanato en sus contactos con la prensa, confirmando así que hay un herida abierta en el PJ, en la recta final de la campaña provincial.
Stevanato tampoco invitó a Parisi a visitarlo y ahora agita las aguas con la posibilidad de volcar su apoyo a Omar de Marchi, el candidato a gobernador de La Unión Mendocina y quien quedó segundo en la primaria provincial. Esta actitud, además de fortalecer a De Marchi, debilitaría aún más a los candidatos propios del PJ.
Stevanato es el único de los intendentes peronistas ganadores que en la noche del domingo amenazó con la posibilidad de irradiar su aura de victoria a la disputa de la gobernación, para polarizarla entre Alfredo Cornejo y De Marchi y meterle “picante” a la definición. Los hermanos Félix, que siempre han estado en la vereda de enfrente de La Cámpora, en este caso dieron una tregua. Cobijaron a su candidato a gobernador y limitaron su análisis electoral al departamento.
Y eso que Omar Félix consiguió un gran triunfo también. Obtuvo unos puntos más de los que se preveía (48,7%) y estiró la hegemonía de la dupla sureña. La PASO le había puesto tensión a la definición, porque hubo poco más de 4 puntos de diferencia entre el frente Elegí y Cambia Mendoza. Pero en la general el candidato Abel Freidemberg consiguió apenas 26% y quedó a más de 22 puntos del ganador. Duro golpe para el radicalismo.
En ese departamento también hizo una buena elección el candidato libertario, Rodolfo Bianchi, que sacó 20%. Fue al que mejor le fue en el bando de los que se referencian en Milei.
Por supuesto que el triunfo holgado del peronismo en los departamentos mencionados y en Tunuyán, Santa Rosa, Lavalle y La Paz replegó a las figuras principales de la UCR al silencio absoluto. Sabían que tenían escasas esperanzas de tener algún festejo. Por eso nadie salió a la vidriera y Cambia Mendoza apenas filtró a la prensa algunos análisis positivos sobre los votos conseguidos en cinco de los siete departamentos.
La magra cosecha oficialista fue, de todos modos, inocultable. Le fue peor que en la PASO, o mejoró muy poco, en departamentos a esta altura inexpugnables para el radicalismo y sus socios, como Maipú y San Rafael.
Tampoco pudo festejar en San Carlos, donde Silvio Panocchia protagonizó una elección de tercios con el candidato del oficialismo local y Marcelo Romano del Partido Verde. La victoria, por escaso margen, quedó para Alejandro Morillas, de Encuentro por San Carlos, discípulo de Jorge Difonso y por lo tanto militante de La Unión Mendocina.
Como era de esperar, el propio De Marchi se subió al triunfo en el Valle de Uco con un discurso plagado de críticas a Cambia Mendoza.
La gran pregunta ahora es si estos resultados, sumados al presunto apoyo a De Marchi del peronista Stevanato y a la campaña anticornejista que ha montado La Unión Mendocina, pueden tener efectos concretos en el electorado el 24 de setiembre.
Nadie puede ser concluyente en eso. Este domingo votaron todos los departamentos opositores, pero falta que la gente se exprese en 11 más, de los cuales 10 están bajo el control de Cambia Mendoza. En esas comunas se votará el mismo día en el que se elija al próximo gobernador.
En la UCR apuestan, además, a que la gente tenga un comportamiento predecible y siga votando en las generales igual que en las primarias. Ciertamente, ningún resultado de este domingo fue una sorpresa: números más o menos, se votó en la general departamental como en la PASO local del 30 de abril. Ilusionarse con que la ciudadanía repita lo del 11 de junio, cuando se impuso Cambia Mendoza en las primarias para gobernador, alivia los dolores de la volatilidad.