Con 30 años de profesión, Susana Pravata llegó a la Justicia Federal luego de 6 como jueza de la Gestión Judicial Asociada Tributaria. Rindió en 2016, pero hace pocos días fue confirmada en el cargo. Ayer asumió en el Juzgado Federal de Primera Instancia N°4, de nacimiento más reciente.
Los caminos para las mujeres siguen siendo dificultosos, y el de la flamante magistrada no fue la excepción. “Tengo 54 años y sí, me costó llegar como mujer a este cargo. En las últimas etapas (rumbo a los cargos) cuesta. A veces el destrato viene de lugares de donde no debería venir”, le dice a Los Andes. Y recuerda cuando integraba reuniones con otros asesores tributarios. Muchas veces la única letrada por lo que la “miraban raro” por lo que no era habitual.
Magister en Derecho Empresario y especializada en Tributación, Pravata mantendrá el “cupo” femenino, con la salida de Olga Pura de Arrabal, de apenas una mujer en lo que tiene que ver con juzgados federales de primera instancia . Si bien se celebra, también se espera que más juezas lleguen a cargos de este tipo.
Sus primeros pasos en la gestión pública fueron en la Asesoría de Gobierno, organismo al que llegó en 2003 y en el que estuvo hasta el 2015, para luego pasar a la Justicia provincial. Dio el salto, pero al igual que ahora, quedó en el medio del cambio de gestión.
Con Alfredo Cornejo confirmado como su sucesor, Francisco Pérez mandó los pliegos para cubrir ocho vacantes en la Justicia provincial, uno era el de Pravata para el Primer Tribunal Tributario (hoy Tribunal de Gestión Judicial Asociada Tributaria de la Primera Circunscripción).
El camino a la Justicia Federal fue similar, rindió en 2016 bajo la gestión de Mauricio Macri quedó segunda en la orden de mérito. Sin embargo el ex presidente eligió a Daniela Morcos la tercera en el Concurso. A pesar de haber pasado los filtros del Senado, Morcos nunca abrochó la designación y con el cambio de gobierno, todo volvió para atrás. Se enviaron nuevos pliegos, esta vez con el de Pravata que contó con el voto de Anabel Fernández Sagasti para la aprobación.
Estos vaivenes en su carrera la vinculaban con el peronismo, algo que desmiente tajantemente: “nunca tuve intervención, ni participación ni afiliación”. Aclara también que ingresó a la Asesoría de Gobierno “durante un gobierno radical” en donde el funcionario a cargo “se rodeaba de gente muy solvente técnicamente”.
Defiende su perfil técnico y rescata que “la vez que rendí, rendí muy bien. No tiene nada que ver con cuestiones partidarias”.
A horas de llegar a su nuevo despacho, la jueza federal aspira a hacer cambios en lo que respecta a los expedientes que se gestionan, en donde “lo tributario no es ajeno a la gran cantidad de juicios, porque las ejecuciones fiscales tienen volúmenes importantes”.
“La impronta es tratar de aplicar algunas cuestiones de modificación de procesos y nuevas tecnologías. El desafío a futuro es ver si podemos mejorar la gestión de ese volumen, esa es la aspiración”, se ilusiona.
El litigio con el Gobierno
Cuando ingresó en la Asesoría de Gobierno lo hizo por vía de contrato de locación. “De esa forma estuve desde el 2002 al 2015. Cuando me tocó pasar a la justicia provincial estaba justamente en la disyuntiva del pase a planta pero no me reconocían la antigüedad y me fui a la justicia”, explica.
“La ley habla de que tienen que reconocer la antigüedad en la medida que hubiera prestado servicios para el estado provincial o municipal, habla de servicios y no dice bajo qué modalidad. En el 2016 salio el fallo de una camarista laboral, también contratada en el IPV. Yo hice ese mismo pedido”.