Sergio comenzó a correr su maratón política en Mendoza

Los planetas se alinearon para los propósitos del ministro Massa. Tratando de hacer rendir al máximo lo poco que tiene para construir una posible candidatura al ejecutivo.

El ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa, pasó por Mendoza para anunciar una serie de medidas para paliar los daños ocasionados en el agro por el clima. Foto: Orlando Pelichotti.
El ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa, pasó por Mendoza para anunciar una serie de medidas para paliar los daños ocasionados en el agro por el clima. Foto: Orlando Pelichotti.

Más allá de la ayuda económica que el gobierno nacional vino a traer a Mendoza para paliar en algo el efecto de las crueles heladas, la presencia del ministro de Economía, Sergio Massa, se transformó en todo un evento político. Tanto en lo que se refiere a lo provincial, como también a la repercusión nacional que el ministro está empezando a construir para una posible candidatura suya si los otros dos miembros de la tríada presidencial que malamente gobierna la Nación, se siguen masacrando entre sí. Como ocurrió este fin de semana donde madre e hijo la emprendieron duramente contra el presidente puesto por ellos, quien a la vez no se quedó corto y respondió bien a lo peronista: “cuando un compañero critica a otro compañero deja de ser peronista”. Comete esa mandarina, Maximito. El fallido invento de tu mamá se agrandó aunque sea un poco mucho tarde.

A diferencia de esa caldera del diablo en que ha devenido la interna peronista nacional (a la cual le sigue a corto paso la interna de Juntos por el Cambio), ayer en nuestra provincia todo era unión y paz tras la figura de Sergio Massa.

Se debe reconocer que hace un tiempo se viene recreando un buen clima entre oficialismo y oposición locales, que prácticamente no existía desde hace años. La reforma de la Corte, el debate sobre el presupuesto y ahora el arribo del superministro, hizo que radicales y peronistas acercaran posiciones de un modo más que razonable. Como que todos quisieran apropiarse de ese sello de cordial y prolija institucionalidad mendocina de la que se habla bien en todo el país y que, generalmente, a quien supo apropiársela le fue mejor cuando la sociedad debió elegir.

Massa arribó, entonces, en un momento de pax local, lo cual le viene muy bien a su estrategia de poder, porque puede sumar por todos lados. Y ayer todos estuvieron contentos con él, por las más diversas e incluso contradictorias razones:

1) A nivel del gobierno provincial, el único que puede ofrecerles alguna ayuda es él porque los demás del gobierno nacional, en particular el presidente formal, andan navegando por las nubes de los delirios.

2) Al sector camporista que domina las estructuras partidarias del PJ, le conviene tratar con el hombre al cual su jefa Cristina el viernes rescató del por demás, para ella, condenable gobierno de Alberto. Un Sergio Massa que haciendo gala de su clásico camaleonismo viene acercándose a Cristina y alejándose sutilmente de Alberto, con gestos como el de criticar las PASO o incluso proponer un control de precios del todo contradictorio con el resto de las medidas económicas que propugna. para quedar bien con el ala izquierda cristinista.

3) A los intendentes del PJ porque, justamente en Massa pueden encontrar un referente que les permita desligarse de Cristina sin por eso pelearse con Cristina. O sea, las razones exactamente contrarias por las que se le quieren acercar los camporistas.

4) Quedan también figuras sueltas de la política local o apenas colgadas de algunas de las dos grandes coaliciones que quisieran encontrar en este ministro al referente nacional del cual carecen,

O sea, a todos les viene bien el camaleónico superministro que ha desarrollado esa tecnología de supervivencia de un modo al parecer más sólido que el de Alberto Fernández, quien además ya está totalmente gastado de tanto darse vuelta. En cambio, Sergio, que se ha dado vuelta tantas o más veces que Alberto, parece estar como nuevo luego de la audacia de quemar las naves aceptando un puesto suicida en un gobierno quemado, por lo que ya habiéndose perdido todo, no queda mucho más que ver si se puede ganar algo.

En eso está Massa y ayer en Mendoza todos los planetas se alinearon para sus propósitos. Tratando de hacer rendir al máximo lo poco que tiene: un programa de parches al estilo “lo atamos con alambre” y una devaluación en cuotas ofreciendo un dólar diferencial a cada sector en problemas. No será mucho pero más no hay. Y cómo decía Néstor Kirchner (o la leyenda dice que decía): “este tipo (por Sergio Massa) es el único que es más rápido que yo”. Quien hoy está corriendo la maratón de su vida.

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