Durante una manifestación frente al Congreso en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, una niña de diez años fue rociada con gas pimienta. La niña luego fue asistida por manifestantes para aliviar el ardor en sus ojos. Esta imagen se convirtió en un símbolo para los opositores al gobierno de Javier Milei, quienes vieron en ella un claro ejemplo de represión.
Sin embargo, el gobierno desacreditó el impacto del incidente difundiendo un video que acusaba a una manifestante de ser la responsable de la agresión a la niña. Alejandra Monteoliva, secretaria de Seguridad de la Nación, confirmó la versión gubernamental, afirmando que no había policías presentes en el momento del ataque y que el gas fue lanzado por una persona vestida de naranja.
El video, difundido por cuentas afines al gobierno, mostraba a una persona lanzando una sustancia rojiza que, según Monteoliva, fue lo que afectó a la niña. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, también intervino en el tema, criticando a la madre de la niña por llevarla a una marcha violenta y responsabilizándola de los riesgos.
Bullrich negó en varias ocasiones que la policía hubiera utilizado gas pimienta contra la niña, y defendió el accionar de las fuerzas de seguridad. La situación provocó un intercambio con Amnistía Internacional, que condenó el uso de la fuerza contra la menor, los jubilados y los periodistas presentes en la manifestación.
Sin embargo, nuevas imágenes difundidas en redes sociales mostraron que, tras el lanzamiento del polvo rojizo, la Policía Federal avanzó sobre los manifestantes, utilizando aerosoles de gas pimienta. En el video se ve claramente a un uniformado apuntando su spray a escasos centímetros de la madre y la niña, rociándolas en la cabeza y el rostro.
Aunque el Ministerio de Seguridad no respondió preguntas sobre la revisión del comportamiento del policía, Bullrich negó que la niña fuera gaseada y reiteró su defensa a la policía. Ante la evidencia, la ministra solo admitió un posible error en la difusión del primer video, pero negó que hubiera intención de manipular los hechos.
