No han sido días para nada tranquilos en la Municipalidad de Guaymallén. A la tormenta climática que azotó particularmente al departamento, y que precipitó a cientos de vecinos a reclamar ayuda en las delegaciones municipales, se le sumó otra, de índole político-judicial: la inminencia de un fallo desfavorable sobre la cuestión de la reina blue de la Vendimia.
Desde hace tiempo, el municipio de Marcelino Iglesias cree que va a perder el primer round de esta puja. Es decir, muy probablemente, la sala segunda de la Corte provincial resuelva a favor de la Corenave la cautelar que presentó contra la ordenanza que suprimió la elección de la reina vendimial en el departamento.
La Corte no resolverá hoy “la sustancia”, o la cuestión de fondo, que para los jueces tiene el perfil de un “conflicto de poderes” y que llevará meses de resolución, audiencia pública incluida. Pero la cautelar, según la mayoría de las especulaciones, suspendería los efectos de la ordenanza de Guaymallén que suprimió la elección de la reina departamental, y podría literalmente subir al carro de los festejos oficiales a Julieta Lonigro, quien se convirtió en soberana sin respaldo municipal.
No es la primera vez que pasa algo así en la Corte. Una cautelar similar a la que estudia la Corte hoy permitió en el pasado cercano que un grupo de peronistas pudieran volver a ser intendentes a pesar de que el gobernador de entonces, Alfredo Cornejo, los había jaqueado con la proclamación de una enmienda constitucional que eliminaba las reelecciones indefinidas.
En una provincia que tiene problemas mucho más serios que la cuestión de la reina, este mecanismo de resolución judicial para problemas de la política vuelve a repetirse ahora. La diferencia con lo de los intendentes del PJ es que esta vez hay menos margen para que el municipio radical afectado sospeche de una maniobra opositora en su contra.
Dos de los tres jueces de la sala segunda de la Corte tienen origen peronista, al igual que el fiscal de Estado, quien ya opinó a favor de la cruzada de la reina blue. Pero a ellos hay que sumarles las opiniones a favor de las reinas vendimiales de Cornejo y del propio Rodolfo Suárez, quien en las últimas horas ha blanqueado a Los Andes que prefiere una fiesta en la que estén todas las soberanas departamentales.
“Tiene tantos años que me parece que sí, que tienen que participar todos los departamentos”, dijo el gobernador, en la antesala del esperado fallo judicial.
En este contexto desfavorable, Guaymallén tiene decidido que va a respetar lo que la Corte decida hoy, aunque espera que el fallo indique los pasos a seguir en concreto. “Nosotros no somos Lobos y vamos a respetar lo que dicte la Justicia”, dicen en el entorno del intendente Iglesias, recordando al malogrado ex intendente peronista.
Aunque no lo diga aún, existe la posibilidad de que el municipio tenga que sumar a Lonigro a las actividades oficiales de la Vendimia. Se verá. La cosa es que Guaymallén sabe de antemano que va a perder y masculla tristezas y enojos con rebote en la interna oficialista.
Guaymallén de algún modo apostaba a que los plazos judiciales no dieran para que la Corte se expresara en el conflicto antes de la Fiesta de la Vendimia, que se realizará a fines de la semana que viene, pero desde ayer la Sala Segunda está en condiciones de fallar sobre el tema. El mecanismo judicial funcionó perfecto y hay quienes creen que eso fue facilitado por figuras del propio oficialismo.
El desenlace probable en la Corte hace pensar a algunos en un castigo interno contra Marcelino Iglesias por haberse cortado solo en la eliminación de la reina departamental, algo que estaba en la mente de otros intendentes radicales, aseguran desde hace tiempo en el municipio.
La ordenanza de la discordia finalmente no se reflejó en otros departamentos porque sus líderes perdieron la iniciativa, un elemento clave para quienes aspiran a competir por la gobernación en 2023, insisten en Guaymallén.
Los radicales, se sabe, tienen más frentes internos que externos de cara al año que viene, y la Vendimia terminó siendo un inesperado marco para la competencia, que ya arrancó.