La Oficina del Presidente Javier Milei anunció dos nuevas incorporaciones al gabinete que asumirá el 10 de diciembre. Se trata, por un lado, de un ex ministro durante la presidencia de Carlos Menem, Rodolfo Barra, quien estará a cargo de la Procuración del Tesoro de la Nación, y por el otro lado, de Patricia Bullrich como Ministra de Seguridad.
Barra, abogado de profesión, llegó al gobierno menemista el 10 de julio de 1989, a través de Roberto Dromi, y fue uno de los encargados de conducir el proceso de privatizaciones de ENTEL, Aerolíneas Argentinas y Ferrocarriles Argentinos, desde el Ministerio de Obras Públicas. Luego de ello, tuvo un breve paso por el Ministerio del Interior, hasta que fue nombrado por Menem como candidato a conformar el máximo tribunal de justicia en Argentina.
Entonces, ejerció como ministro de la Corte Suprema de Justicia entre 1989 y 1993. Posteriormente, dejo ese cargo para volver a unirse al gabinete de Menem como Ministro de Justicia, cargo que ocupó hasta 1996. En ese momento tuvo que renunciar obligado por la opinión pública, tras conocerse que, en su juventud, militaba en Tacuara, un movimiento vinculado al nazismo. El controvertido abogado se recibió en la Universidad Católica Argentina (UCA), es doctor en Ciencias Jurídicas y especialista en Derecho Administrativo. Forma parte del movimiento religioso “Opus Dei”.
Durante la gestión de Milei, Barra estará a cargo de la Procuración del Tesoro de la Nación, un organismo perteneciente al Poder Ejecutivo, encargado de dirigir el cuerpo de abogados del Estado, proporcionar asesoramiento jurídico y representar al Estado en juicios relacionados con las áreas económicas o institucionales.
Como ministro de Justicia, Barra fue uno de los responsables intelectuales de la controvertida “ley mordaza” durante la década menemista. Esta ley restringía la libertad de prensa al aumentar las penas por calumnias e injurias, limitar la publicación de declaraciones juradas de funcionarios y otorgar a la policía la capacidad de requisar elementos sin autorización judicial.
Además, fue partícipe de la reforma constitucional de Menem en 1993, que le permitió ser reelegido presidente. A pesar de ser considerado “ultramenemista,” tuvo que renunciar en 1996 tras la revelación de su afiliación juvenil a la Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios, vinculada al Movimiento Nacionalista Tacuara y al fascismo.
Participó activamente en diferentes debates desde que dejo el funcionariado público, durante el debate por la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) integró la lista de expositores en contra de la legalización del aborto. Uno de sus dichos más polémicos sobre la IVE fue el siguiente: “Técnicamente, la legalización del aborto no es un genocidio, pero sí es una acción de mortandad serial”. Lo que le valió el reproche de sectores volcados al feminismo.