La elección del año que viene sigue envuelta en una bruma lejana para el Gobierno provincial. Pero si de algo están seguros todos es de que las PASO no se tocan. Javier Milei las quiere bajar, pero aquí van a seguir.
La firme defensa de las primarias provinciales planteada por el Gobierno esta semana en Los Andes habla más de las necesidades del radicalismo mendocino que del apego a este mecanismo electoral, que se aplica en Mendoza desde 2015 y que en 2023 tuvo su piso histórico de participación ciudadana, con apenas 66% de votantes en las urnas.
También, en menor medida, es un síntoma de lo verde que sigue estando la presunta alianza electoral de los radicales mendocinos con Milei en las legislativas del año que viene. Tan verde que, aunque no esté confirmado, el “plan A” local sigue siendo desdoblar la elección provincial, es decir, que se vote en fechas diferentes en Mendoza que a nivel nacional.
De continuar así, entre 2025 y 2026 pasarán algunas cosas raras. Por ejemplo, los mendocinos tendremos que ir a votar el primer domingo de febrero, fecha prevista por la ley provincial para las PASO cuando se eligen cargos legislativos.
No hablamos de febrero 2025. Ocurrirá en febrero 2026, cuando ya haya pasado la crucial batalla en las urnas a nivel nacional, en las que Milei dirimirá el apoyo ciudadano a su gestión y buscará un poderío en el Congreso que hoy no tiene, y sólo para elegir diputados y senadores provinciales, además de concejales departamentales.
Esto sería así porque en la mitad de un mandato provincial, la renovación legislativa no se produce en diciembre, sino en mayo del año siguiente. Por eso la normativa ideada por Alfredo Cornejo acerca las elecciones a esa renovación y, en consecuencia, dispone ir a las urnas en febrero (PASO) y abril (generales) de ese mismo año.
Por supuesto que la ley provincial permite también que el gobernador opte por la simultaneidad con la Nación en cuanto a las fechas de elección. Pero acoplarse al calendario nacional sería complicado si Milei lograra tirar abajo las PASO nacionales.
Sucede que si la PASO fuera eliminada por la Casa Rosada, surgiría un problema de procedimiento para tener elecciones simultáneas: Mendoza tendría un comicio más que no estaría contemplado en el calendario nacional.
No es insalvable el problema, pero debería estar contemplado el caso mendocino en el proyecto que Milei ha prometido enviar al Congreso. Al margen de que siempre sería mucho más sencillo desdoblar las elecciones locales y listo, como dispone la ley provincial, con lo cual los diputados nacionales se votarían bajo el esquema impulsado por el Presidente y el Congreso, y los legisladores provinciales y concejales según el cronograma local. O sea, con PASO.
En realidad, en Mendoza creen que la reforma electoral de Milei no va a prosperar en lo inmediato, porque entre otras cosas, se contradice con el propio calendario para el año que viene que ha difundido.
En efecto, la Dirección Nacional Electoral ya ha publicado el cronograma en cuestión, el cual dice que el 3 de agosto de 2025 se votarán los candidatos de las legislativas en una primaria y luego, el 26 de octubre, será la general nacional para renovar el parlamento.
Pero si se confirmara el volantazo electoral de Milei, todo indica que en Mendoza seguirá primando la firme defensa de las PASO provinciales, un mecanismo electoral cuya existencia le asegura a la UCR cohesión hasta 2027.
A los radicales no les conviene para nada que desaparezcan las primarias. Y lo están demostrando. No sólo lo dijo el Gobierno. Por ejemplo, Ulpiano Suárez, intendente de la Capital y uno de los potenciales candidatos a gobernador en 2027, defendió a rabiar el mecanismo de las primarias para elegir candidatos provinciales en la entrevista que publicó Los Andes el domingo.
Tiene al menos una razón de peso Ulpiano Suárez para aferrarse a la PASO. Aunque no se puede descartar que curra en el futuro, Suárez no se posiciona hoy como el candidato natural de Cornejo para las elecciones de gobernador de 2027. Es un escenario muy probable que tenga que competir con otro u otros correligionarios. Si no hay primaria, quedaría a merced de un dedo que no parece apuntarlo por el momento.
A esto hay que agregar que, si el propio Cornejo tuvo que ir a una primaria para quedar ratificado como candidato a gobernador en 2023, nadie duda de que ese escenario (más de un precandidato oficialista en la disputa) se repetirá cuando el gobernador actual no esté en la vidriera.
Con una PASO crucial en 2027 para la sucesión provincial que asoma de forma tan clara en el horizonte para la UCR, mucho más clara que la presunta alianza del radicalismo mendocino con La Libertad Avanza para las legislativas del año que viene, no tiene ningún sentido que el oficialismo local apueste a borrarlas.