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Silenciosas tensiones petroleras
No es un secreto que las relaciones entre la Nación y el Gobierno de Mendoza no son buenas. Durante todo 2020 la prensa en general y Los Andes en particular, han dedicado espacio para informar las peleas que se empezaron a hacer evidentes con la compra de los respiradores que intentó el gobernador Rodolfo Suárez y que desde la Casa Rosada se encargaron de vetar e incluso fustigar por la osadía de despegarse de la política sanitaria nacional.
Desde ese momento, todo fue tensión, sino era por el reparto de fondos que dejó a Mendoza relegada al último lugar del reparto de dinero en concepto de transferencias discrecionales por habitante, era la polémica por la construcción de Portezuelo del Viento, que aún espera aval de Alberto Fernández, aún cuando la deuda de la Nación con la que vamos a financiar esa obra sigue pagándose religiosamente.
Durante 2020 hubo otra pelea, que tuvo menos difusión. La tirria recorría oficinas de Casa de Gobierno en silencio, discretamente. El problema era con YPF. Las quejas de los mendocinos era que medio de la cuarentena decretada por Fernández la petrolera prácticamente paralizó su actividad, no pagaba a los proveedores de servicios ni siquiera les aceptaba factura para que pudieran financiarse contra lo que iban a cobrar en el futuro. “Es una petrolera estatal y no actúo de manera contracíclica” rezongaban.
La última queja fue cuando el CEO de YPF Sergio Affronti vino a Mendoza, el 19 de noviembre, lo primero que hizo fue mostrarse con la senadora nacional del Frente de Todos Anabel Fernández Sagasti en instalaciones de la petrolera en Mendoza y, recién al otro día se juntó con el gobernador Suárez, la máxima autoridad de la provincia. Una mojada de oreja que algunos entienden innecesaria.
La tensión parece haberse calmado en los últimos días, más precisamente el jueves pasado, cuando YPF comprometió una inversión de 241 millones de dólares en la provincia. Ese anuncio calmó las silenciosas iras de los funcionarios provinciales.
Un festejo inoportuno
Sobre el fin de año se conoció el aumento de las retenciones para el vino y el mosto. Antes eran 12% con un límite de 3 pesos por cada dólar exportado, que con la devaluación de casi dos años de vigencia, era bastante bajo. Ahora la alícuota es 4,5%, el problema es que con la cotización actual, de $84, equivale a $3,60 por dólar exportado, lo que representa un 20% de incremento en el derecho de exportación.
La medida del Gobierno nacional, que claramente es un aumento del peso fiscal sobre la industria madre de Mendoza, no fue “leída” así por el presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura Martín Hinojosa, quien salió en la red social Twitter a festejar porque bajan las retenciones para las exportaciones de pasas y uva en fresco.
El festejo fue fugaz, porque la publicación no duró mucho en la cuenta del funcionario. Imaginamos que la defensa de Hinojosa al aumento de las retenciones no fue bien recibida por los bodegueros.
Pero alguien se tomó el trabajo de hacer la “captura de pantalla” y empezar a distribuir la inoportuna celebración. Hay quienes sospechan que Hinojosa tiene aspiraciones políticas en su pago chico. En los mentideros recuerdan que antes de desembarcar en el INV fue secretario de Gobierno del intendente Martín Aveiro, quien a su vez está recorriendo su último mandato como intendente, ya que no puede ser reelecto otra vez y un golpecito a la imagen no viene mal, sobre todo cuando llega tan voluntariamente desde el propio golpeado.
Activo y veloz comunicador
Hablando de Tunuyán, hay un dirigente empresario que está muy activo en los medios de comunicación. Tan activo que hay quienes sospechan que también tiene ganas de participar de la contienda que definirá al sucesor del intendente Martín Aveiro.
Estamos hablando es de Diego Stortini, presidente de la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura y Turismo de Tunuyán (CIAT). En la semana que pasó se dio una situación que pasó desapercibida para algunos. El empresario salió al ruedo a anunciar la llegada de un aporte no reembolsable del BID para instalar paneles solares en 14 empresas del departamento. Un gran anuncio que algunos confundieron como una gestión de la CIAT y de su presidente Stortini.
Sin embargo, esos fondos son un remanente del viejo programa Mendoza Tecnológica. Más aún, la actual gestión los distribuyó en un concurso de proyectos conocido como Mendoza Tec Asociativo. Fueron 11 propuestas ganadoras. Una de ellas fue la de la Cámara de Comercio de Tunuyán, entidad que tuvo el buen criterio de armar el proyecto y presentarlo. Y, cuando la provincia notificó a los ganadores, Stortini se adelantó a todos y salió a comunicarlo solo.
Cambio de rumbo para una jóven técnica del radicalismo
Marité Baduí es una de las jóvenes dirigentes de perfil técnico del radicalismo. Cuando arrancó la gestión de Alfredo Cornejo fue nombrado directora general de Control de Gestión del Ministerio de Economía. Luego, con Rodolfo Suárez quedó al frente de la Subsecretaria de Planificación y Seguimiento del Ministerio de Infraestructura. Fue una de las encargadas de organizar el acto de apertura de los sobres de la licitación de Portezuelo del Viento, quizás el único evento importante en materia de obras que mostró el Gobierno provincial el año pasado.
Ahora la joven radical cambió de rumbo y dejó la Casa de Gobierno para unirse a equipo de Sergio Marinelli en Irrigación. Desde el lunes 4 de enero Baduí es la flamante jefa de Gabinete de Irrigación. “Trabajaremos fuertemente en los ejes definidos por el Superintendente: Eficiencia, Desarrollo Sostenible e Innovación”, escribió en su cuenta de Twitter para festejar el nuevo trabajo.
Su carrera política arrancó en los ‘90 como militante de Franja Morada de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo, dónde compartió filas con el intendente de Godoy Cruz, Tadeo García Zalazar; y el secretario de Gobierno de Capital, Rodrigo Olmedo. Fue uno de los nombre que surgió en la danza para reemplazar al ex administrador de Vialidad Provincial, Oscar Sandes, tras el escándalo de los gastos injustificados.
Nuevo edificio para nueva gestión
La llegada de Anabel Fernández Sagasti a la conducción del peronismo local no se notará solamente en el cambio de autoridades ni en el estilo que se quiera desplegar en el territorio. También se trasladará a lo edilicio. La histórica sede de calle San Lorenzo del PJ mendocino quedó chica y por estas horas se trabaja en la búsqueda de un lugar más amplio y renovado que aloje a los distintos cuadros peronistas que hoy tiene a varios funcionarios y funcionarias en cargos nacionales.
“Queremos una nueva impronta” dicen en el PJ mendocino. La actual sede quedaría en manos del peronismo de la Ciudad de Mendoza, mientras que la flamante sede se llevará no sólo las miradas sino las reuniones más concurridas. Más espacio y una arquitectura más moderna es el perfil del nuevo búnker que se anhela.
La idea es que haya lugar para todos y todas en las diversas funciones que se cumplan y que puedan hacerse reuniones con más participantes dada la mayor cantidad de m2 que se buscan. La intención es continuar haciendo pie en la capital mendocina por lo que se están recorriendo algunos inmuebles aunque aún no hay contrato firmado. Incluso, hay quienes sueñan con tener una sede propia y dejar de alquilar. Por ahora, se firmará el contrato nomás.
