Más allá de las investigaciones que se están llevando a cabo por el atentado que sufrió Cristina Fernández de Kirchner, muchas son las voces que han salido a hablar para intentar explicar la raíz cultural e ideológica del ataque. En este contexto la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, se refirió a los “discursos de odio”. En una entrevista con FM La Patriada, la funcionaria aseguró: “Que le digan yegua (a Cristina) tiene que ver con quitarla cualquier rasgo de humanidad y despersonalizarla”.
“El problema es que vivimos en una cultura violenta y en un tiempo particularmente donde se corrieron límites que durante mucho tiempo construimos”, agregó Gómez Alcorta. Además, advirtió que los discursos de odio “han servido para legitimar todas las grandes masacres y genocidios en la historia de la humanidad”.
En esta línea de pensamiento se ha movido y actuado el oficialismo. Tal es así que Victoria Donda, titular del Inadi, se mostró predispuesta a realizar una ley para limitar los “discursos de odio”. Sin embargo, desde el Gobierno desmintieron estar trabajando en una iniciativa de esa índole. “No es así, no hay ningún proyecto que se esté analizando en ese sentido”, afirmó la portavoz de la Casa Rosada, Gabriela Cerruti.
Las palabras de Kicillof
La semana pasada, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, también aseguró hay un intento de “deshumanizar al kirchnerismo” y “convertirlo en el mal absoluto”.
“Uno dice discursos de odio... No son discursos de odio, es odio. Destilan odio y lo expresan a través de discursos. Y el odio tiene muchas manifestaciones”, comentó Kicillof en El Destape Radio.
“Tiene una génesis que implica a una parte de la Justicia y a medios de comunicación que tienen una línea editorial muy definida y cada vez más generalizada entre los conductores. El que no sigue esta línea termina totalmente afuera” continuó el mandatario.
Aunque aclaró que no hay un “eslabón causal directo” entre estos discursos y lo que le pasó a la vicepresidenta: “Nadie dice que haya una línea causal absolutamente directa, pero forma parte de un sistema que vienen construyendo hace mucho tiempo deliberadamente. El problema es que tomó tal envergadura, y se transformó en un acto tan cruento y tremendo, que están viendo algunos cómo se ubican y si pueden seguir la misma línea, porque se ve que no tienen otra”.
