Pamela Verasay llegó al Senado de la Nación con 35 años. Junto a Julio Cobos son las voces mendocinas de Juntos por el Cambio en la Cámara Alta. Anabel Fernández Sagasti (Frente de Todos) completa el tridente de senadores nacionales de la provincia. Verasay desdramatiza el cruce que mantuvo con la camporista días atrás, luego de que ésta le hiciera un pedido de apoyo por Twitter para aprobar la quita de coparticipación a la Ciudad de Buenos Aires.
Portezuelo y los recursos repartidos por la birome presidencial terminaron copando la discusión entre ambas en la red social.
Pero fue con Santiago Cafiero, el Jefe de Gabinete, con quien la senadora radical mantuvo in intercambio acalorado el último miércoles, y hasta logró sacarle una frase que fue titular en varios medios: la oposicicón, dijo Cafiero, “va camino a convertirse en una derecha antidemocrática y minoritaria”.
A sus 40 años, Verasay transita su último tramo de mandato, que vence en 2021. De cara a su futuro, evitó hablar de candidaturas y reafirmó su compromiso de “jugar en el mismo equipo”.
-Estos últimos días le contestó a Fernández Sagasti y a Cafiero, ¿por qué levantó el perfil?
-Más que levantar el perfil, me parece que si se dicen mentiras con hechos hay que responder para clarificarle a la ciudadanía lo que está pasando. Si a mí me están pidiendo que vote a favor de Mendoza con un argumento engañoso, tengo que salir a responderlo porque es todo lo contrario a lo que pasa en el Congreso. Si va el Jefe de Gabinete de ministros al Senado a hacer su informe anual y yo tengo pruebas contundentes de cómo está siendo discriminada Mendoza en el reparto nacional, tengo que decirlo públicamente.
-Hace rato que el oficialismo en Mendoza viene hablando de la discriminación en el reparto de fondos, pero a usted nunca se la había escuchado levantar la voz.
-No soy del espectáculo, pero me van a escuchar gritando cada vez más fuerte si mienten sobre Mendoza. Realmente te genera impotencia que una provincia que no paga sueldos reciba el triple de ayuda discrecional que los mendocinos, lo digo por Chubut y Santa Cruz. Mendoza ordena sus cuentas, ordena el Estado y tiene servicios de calidad y ¿cuál es la excusa para no recibir esa asistencia?
-Su mandato como senadora vence en 2021, ¿va a renovarlo?
-Mi idea es trabajar hoy desde donde estamos. Me parece muy inoportuno discutir de candidaturas, fórmulas, boletas... La ciudadanía no está esperando que demos ese debate.
-Juntos por el Cambio tiene minoría en el Senado, no así en Diputados, ¿el desafío en 2021 es nivelarlo?
-Siempre. Nosotros hoy somos 29 senadores de 72, las decisiones del Poder Ejecutivo automáticamente se aprueban, para temas de coyuntura que requieren mayoría simple tienen 36 o 37 senadores para sentarse a discutir lo que quieran. Hoy nuestra única herramienta es poder frenar los debates institucionales, aquellos que requieran la mayoría especial que son los dos tercios del cuerpo. El desafío (para 2021) es aumentar la cantidad pero sobre todo para contrastar el modelo que está intentando instalar Fernández, que está muy lejos del que vendió en campaña.
-¿Cómo es ese contraste?
-Pasó de querer prender la economía y llenar la heladera, a hacer todo lo contrario. Me parece que hay una desilusión, una parte de nuestro electorado acompañó la propuesta de Fernández y está desilusionada. Está representando un modelo muy distinto al que nosotros intentamos, de la persona que trabaja, la cultura del esfuerzo, la que genera riqueza, y está confrontando con la visión del Estado que te pone el dinero en el bolsillo y te soluciona los problemas.
-¿Cómo ve a Mendoza en esos términos?
-Frente al problema de empleo, ¿qué resolvió el Presidente? Darte un subsidio. Mendoza decidió articular y dar sinergia y estímulos impositivos, buscando metodologías de inversión dentro de toda esta crisis. Fernández no hizo eso, subsidió la mitad de un sueldo y en el caso del desempleo repartió una asignación. Y la verdad es que la clase media trabajadora, la que genera crecimiento para poder distribuir, está asfixiada. Los mendocinos de alguna manera, en cabeza del gobernador Suarez, claramente somos prueba de que las cosas pueden realizarse de otra manera, cuidando la salud pero también el empleo, con responsabilidad, con la presencia de un Estado que acompaña al sector privado para en conjunto aminorar los efectos brutales de la pandemia.
-¿Qué piensa de la estrategia que adoptó Fernández con respecto a la cuarentena?
-Los resultados son pésimos, pasados estos 200 días estamos séptimos en el mundo en casos positivos de Covid, no acertaron nada en la estrategia sanitaria y tampoco tiene plan para la economía. Hoy con la cuarentena más larga del mundo más de la mitad de los argentinos se encuentra por debajo de la línea de la pobreza. Evidentemente el Presidente está más ocupado escuchando los reclamos de La Cámpora y avanzando con la agenda de Cristina, muy lejos de las soluciones que demandan problemas de la ciudadanía. Es hora de que Alberto Fernández nos pida disculpas a todos los argentinos y acepte que se equivocó con la estrategia para enfrentar la pandemia, es hora de cambiar el entorno de epidemiólogos, es hora de producir cambios en el gabinete.
-Como oposición, ¿tienen voluntad de cooperar con el Gobierno?
-Fernández arrancó en diciembre y la oposición acompañó las decisiones. El proceso de reestructuración de deuda, tanto de legislación extranjera como nacional, lo hemos acompañado. Cuando se discutió la ampliación de presupuesto estuvimos, hemos dado señales de acompañamiento concreto. Ahora, cuando hay planteos irracionales, por supuesto que no. El rol fue colaborativo de nuestra parte hasta que vino la pandemia y el Gobierno decidió encerrarse.
-Cristina Kirchner está al mando en el Senado ¿cómo es su relación con ella?
-La relación es institucional, no hay más que eso. Hay algo que indiscutiblemente hay que mostrarlo y es el autoritarismo que ejerce Cristina en el manejo del recinto. Habla de democracia pero en el ámbito que más democrática debería ser, como es el Senado, su perfil es autoritario. No respeta la ley, en nuestro caso el reglamento del Senado. A Gabriela Michetti se la puede haber criticado por las formas, era más casual si se quiere, pero había diálogo y democracia.
-¿Quiénes deben liderar para usted a Juntos por el Cambio rumbo a 2023?
-Hoy hay personas que están conduciendo el camino de un proceso exitoso. El presidente del Comité Nacional (de la UCR), Alfredo Cornejo, es un vocero y protagonista de ese armado, como también Horacio Rodríguez Larreta tiene responsabilidad de gestión y está aportando a este modelo distintivo. Martín Lousteau es otro emergente de la Ciudad de Buenos Aires y que también ha tomado un rol protagónico en el Senado. Hay una mesa interesante que se viene juntando todas las semanas.
-¿Mauricio Macri también debe tener un lugar?
-Todos, todos los que acompañaron a Cambiemos y Juntos por el Cambio.
-¿Y las mujeres? ¿Se rompe el techo de cristal?
-Creo que sí. Hay muchas mujeres dentro de Juntos por el Cambio discutiendo políticas, más allá de las que obviamente son más visibles porque han sido cargos electivos, como María Eugenia Vidal y Patricia Bullrich -que hoy conduce el Pro-. Somos muchas las mujeres que estamos debajo intercambiando políticas permanentemente con la mesa de Juntos por el Cambio. Miraría más los que tienen la doble vara del discurso sobre género y cuando hay oportunidad de ubicar a una mujer en un cargo relevante, o negamos, o miramos para un costado.
El caso concreto es Alejandra Lázzaro, que fue candidata a ocupar un cargo en la Cámara Nacional Electoral, la primera mujer en la historia, cuyo curriculum es intachable. Resulta que ahora las defensoras del género promueven a un hombre que hay que mirar su curriculum para ver a quién estamos llevando a la Cámara. Cuando no tengo responsabilidad de gobierno defiendo a las mujeres, cuando las tengo veo cómo me acomodo para ver si le doy el lugar.