Tras haber dado sus primeros pasos como profesional en Impsa, Pablo Magistocchi regresa casi siete años después a la empresa para ocupar un asiento en el directorio. El ingeniero industrial de 38 años fue elegido por el gobernador Rodolfo Suárez para defender los intereses de Mendoza, tras concretarse el proceso de capitalización de la compañía en una operación que involucró a los estados nacional y provincial.
Entrevistado por Los Andes, el presidente de la Empresa Mendocina de Energía Sociedad Anónima (Emesa) reconoce que el éxito de esta entrada del Estado para la recuperación financiera de Impsa dependerá de la generación de contratos por parte de la Nación, que sirvan de base para que la firma asentada en Godoy Cruz pueda volver a proyectarse a mercados externos. En este sentido, advierte que los resultados de la operación se podrán ver recién dentro de 5 o 6 años.
Asimismo, afirma que no se trata de un proceso de estatización y subraya que el Estado no está comprando la deuda de un privado, a la vez que descarta que la política vaya a influir en el día a día de la compañía.
-¿Por qué cree que fue elegido por el Gobernador para esta función?
-Conozco el sector y el negocio metalmecánico. Trabajé ahí y he estado a lo largo de mi carrera profesional en contacto con Asinmet, la UOM y Asimra. Impsa es una empresa que fabrica bienes de capital orientados a la energía y yo me he dedicado a estudiar la política energética de Argentina. La compañía ahora va a tener la misma figura societaria que Emesa, donde hemos logrado la asociación público-privada con 14 casos de éxito. Creo que es ese combo de cosas que lo llevaron al gobernador a elegirme. Y también conozco la empresa porque mi primer trabajo como ingeniero fue ahí. Ahora vuelvo representando a una minoría en el directorio. Yo no voy a estar en el día a día de la compañía, el día a día lo voy a seguir teniendo en Emesa.
-¿Cuál es la misión que le encomendó Suárez?
-Lo principal es cuidar el empleo. Impsa está categorizada como una empresa estratégica, lo que significa que tracciona al sector y al moverse, empuja a toda una cadena de talleres en Mendoza y cientos de pymes en la Argentina. Voy a defender los intereses de Mendoza para que el domicilio fiscal de la empresa se mantenga en la provincia. Además, ya está en la agenda volver a poner en marcha la rueda hidroeléctrica de Mendoza que es tener un proyecto en construcción, otro en licitación, otro en estudio y otro en antecedentes. Por otro lado, Emesa ha sido reconocida por su sistema de integridad, que le da transparencia al manejo de las corporaciones, porque si bien Emesa e Impsa son sociedades anónimas, son de carácter público.
-¿Cómo se evitará que los eventuales conflictos políticos entre Nación y Provincia se trasladen al directorio de la empresa?
-Los sistemas de integridad son la herramienta real que el mundo ha desarrollado para eso. Vamos a tratar de profundizarlo. Va a ser importante empoderar a la línea gerencial, que es la que lleva el día a día. Después la gerencia tiene que rendirle cuentas al directorio del resultado de las decisiones que toman. El rol que tenemos que desempeñar es que la política no pase esa línea hacia abajo e influya en el día a día de la compañía.
-¿Qué hizo mal Impsa para llegar a esta compleja situación?
-Impsa dejó de desarrollar obras en Argentina. Este rescate viene con un compromiso de Nación de generar contratos, porque Impsa no necesita solo capital, sino que una de las cosas que la llevó a esta situación es que perdió los contratos locales. Se le complicaron los contratos en el exterior, perdió la capacidad de financiarse en el exterior y en el país, y terminó en esta situación. La compañía es reconocida a nivel mundial por el desarrollo de turbinas hidroeléctricas y hay cinco fabricantes en el mundo. Es imposible que se haga en Rusia un proyecto hidroeléctrico y la empresa rusa Power Machines no ponga las máquinas. Entonces, es importante tener una defensa real de la industria nacional, porque cuando Impsa sale al mundo a vender turbinas lo hace sin financiamiento y sin tener esa pata que le permita tener negocios para crecer.
-¿Impsa puede competir en el mundo como lo hizo en los ’90?
-Es la idea. Ahora lo que tiene que hacer Impsa es volver a tener ese piso, porque Mendoza en 50 años hizo 12 centrales hidroeléctricas. Necesitás tener el apoyo de tu mercado local en este tipo de industrias que tienen estos vaivenes. Y es la esperanza que tenemos porque es a lo que se ha comprometido el Estado nacional, necesitamos de la Argentina para que esta empresa funcione.
-¿Por qué el Estado va a poder lograr lo que no pudo el sector privado?
-Porque le va a poder dar contratos, ese es el secreto de que esto vaya bien. Tiene que recuperar ese piso de obras que le permita volver a pensar qué va a hacer dentro de 10 años y a partir de ahí empezar a salir al mundo.
-Además de Portezuelo del Viento, ¿qué otros proyectos tiene a futuro Impsa?
-La repotenciación de Yacyretá, la central hidroeléctrica más grande de Argentina. Está El Tambolar en San Juan, El Chihuido en Neuquén. Hay que ver qué pasa con Vaca Muerta, ya que Impsa ha producido varios productos para generar gas.
-Como director de Emesa estuvo involucrado en el proyecto de Portezuelo, ¿puede existir un conflicto de intereses ahora?
-La licitación de Portezuelo del Viento la hace el Ministerio de Infraestructura. Si bien Emesa desarrolló el proyecto, tiene un rol de evaluación técnica y ahí no hay ningún misterio, son todos análisis y estudios con un respaldo teórico. Aun así, ante la posibilidad de ser propuesto como director renuncié a mi cargo de coordinador de la Comisión de Seguimiento y Evaluación de Oferta del Proceso licitatorio para evitar caer en cualquier situación de conflicto de intereses.
-Desde algunos sectores empresarios y políticos se afirma que este salvataje es una estatización…
-No es así. Incluso hay algunos que han estado diciendo que se compró una deuda. Esto no es así, hay que darle claridad a la gente. No es una estatización. Impsa no va a ser una sociedad del Estado, va a ser una sociedad anónima enmarcada en la Ley de Sociedades Privadas, los empleados de Impsa se van a regir por la ley del empleo privado, no van a ser empleados públicos. La deuda que tiene la compañía es de la compañía, no hay que ser abogado para saber que si vos pusiste 5 millones de dólares, no te podés hacer cargo de una deuda de 550 millones, no hay lógica. Esa deuda se ha renegociado y los encajes de capital se empiezan a pagar a partir del año 2028.
-¿Hay un plan B si Impsa no repunta a partir de esta operación?
-Nadie dijo que esto es fácil, es un desafío. El controlante de esta compañía ahora es el Estado nacional, nosotros tenemos una posición minoritaria y no ejercemos la voluntad societaria de Impsa, pero estamos para cuidar los intereses de Mendoza. Va a depender muchísimo de la capacidad del Estado nacional para generar negocios para que Impsa pueda recuperar lo que alguna vez hizo. Lo vamos a ir viendo en el tiempo, este es un sector de mediano y largo plazo, si esto salió bien o salió mal lo vamos a ver dentro de 5 o 6 años, no dentro de dos o tres meses.
-¿Va a ser necesaria otra capitalización de la empresa?
-La idea es que la empresa vuelva a tener un giro normal porque si pasa eso y vuelve a tener trabajos afueras, la deuda se renegocia fácilmente. Si todo sale mal y en el 2028 no tiene plata para pagarlo y hay que recapitalizar, en el caso de Mendoza esa decisión tiene que volver a pasar por la Legislatura, que fue la que aprobó que esto se haga. Y si no, la otra que queda es que la empresa se haga cargo de su deuda y vendrán los acreedores, verán cómo se cobra y empiezan los procesos de quiebra. Esta es una inyección de dinero que se hace por única vez.
PERFIL
Edad: 38 años
Profesión: Ingeniero industrial
Familia: Casado, con dos hijos
Trayectoria: trabajó como ingeniero en Impsa de 2009 a 2014. Fue director de Energías Renovables de la Provincia en 2016-17. Ingresó a Emesa en 2017 y la preside desde 2019.