El 9 de septiembre todos los jefes de bancada de la Cámara Baja, desde la izquierda hasta el macrismo, acordaron con el presidente de la institución, Sergio Massa, que basta con el pedido de un solo bloque para que las leyes se voten, como siempre en la historia institucional argentina, salvo este año: de manera presencial, no por internet.
El acuerdo de aquella reunión de la comisión de Labor Parlamentaria se firmó una semana después de la escandalosa jornada en que los diputados Juntos por el Cambio (JPC), el principal espacio opositor, fueron al recinto pero figuraban como ausentes, mientras el resto, conectados desde sus computadoras, aparecían como presentes; una sesión que fue judicializada.
Ahora, a tan solo tres semanas de aquel compromiso asumido para normalizar el funcionamiento de la Cámara tras el papelón nacional, el Frente de Todos (FDT) presentó dos proyectos de resolución para modificar el reglamento del cuerpo, con el fin de instaurar de manera definitiva la posibilidad de sesionar a distancia. Y, por supuesto, ya hay otro conflicto en puerta. Como si faltaran.
Una interna del oficialismo
La diputada entrerriana Mayda Cresto, del FDT, presentó dos proyectos de resolución que establecen reformas al reglamento de la Cámara para incorporar las sesiones virtuales en lugar de continuar con el acuerdo del 9 de septiembre para la renovación del Protocolo de Funcionamiento Remoto, como viene aplicándose como consecuencia de la pandemia del Covid-19, desde mediados de mayo.
La intención del oficialismo es tratar las propuestas la semana que viene, a pocos días de su presentación, en la comisión de Peticiones, Poderes y Reglamento, que preside la misma Cresto. El objetivo es un trámite exprés: darles dictamen y aprobarlos en una sesión, que en tal caso no se sabe si sería remota o presencial, porque según el protocolo renovado, a pedido de un solo bloque tiene que ser presencial.
En los fundamentos de sus proyectos, Cresto sostiene que “en los tiempos actuales, es necesario optimizar y ordenar el desenvolvimiento de las reuniones de comisión y de las sesiones de esta Honorable Caìmara”.
Según supo este diario, la movida del FDT no es de todo el FDT, sino del presidente del bloque, Máximo Kirchner, quien a pesar de haber estampado su firma en el acta acuerdo del 9 de septiembre, ahora se opone a la posibilidad de una sesión presencial.
Massa, que integra el mismo espacio de Kirchner, les hizo saber a jefes de bloque de la oposición que él no tiene nada que ver con esa movida. Y, según pudo saber Los Andes, no quiere tener que volver a lidiar con otro conflicto, como el de las sesiones paralelas del miércoles 2 y el jueves 3 de septiembre.
Es decir que la intención de modificar el reglamento, que puso los pelos de punta a los diputados de JPC y también a los de otros espacios opositores, es fruto de una interna del oficialismo.
“Borrar con el codo...”
“Esto no hace más que reafirmar lo que es un secreto a voces: no se puede confiar en Sergio Massa”, dijo el presidente del bloque Consenso Federal, Alejandro “Topo” Rodríguez. El jefe de la bancada lavagnista, que integran también Graciela Camaño y Jorge Sarghini, resaltó que “el actual protocolo está vigente hasta el 22 de octubre y el punto 3 del protocolo es taxativo y contundente”, en el sentido de que “a pedido de un bloque político debe concederse la modalidad presencial para sesionar”.
“No se puede borrar con el codo lo que hemos firmado con la mano. Ya es momento de que muchos diputados que no tenemos restricciones [por no integrar el grupo de riesgo de la Covid-19] sesionemos presencialmente, siempre”, aseveró.
Por su parte, el presidente del bloque Coalición Cívica-ARI, Maximiliano Ferraro, dijo a La Voz que “acá la regla es la presencialidad y la excepción es lo remoto o virtual”. “Hoy, además, tenemos un protocolo que expresa el acuerdo de todos los bloques parlamentarios. La verdad es que sería muy preocupante faltar a la palabra empeñada a tan sólo 20 días, en un acuerdo que todos firmamos”, dijo el jefe de la bancada del partido que lidera Elisa Carrió.
Los otros dos socios de la CC-ARI en JPC, el radicalismo y el macrismo, habían realizado sendas reuniones virtuales de sus diputados para evaluar, entre otros asuntos, el de las iniciativas de Mayda Cresto.
En el resto de la oposición, a la que el oficialismo acude para conseguir votos para sancionar leyes, tampoco miran con simpatía esta última movida del FDT: “Si es así, vamos a tener otro quilombo. Hay alguna posibilidad de que desistan de esa idea... espero que sea así. Creo que sería un error político por parte del FDT”, dijo un integrante del interbloque Federal, que integran el lavagnismo y Córdoba Federal.
El bloque que responde al gobernador Juan Schiaretti no evaluó el asunto. La postura de sus cuatro diputados en relación con todo asunto que se discuta siempre está condicionada al tironeo entre el electorado, al que se deben, y la relación de Schiaretti con la Casa Rosada y, por ende, la gobernabilidad de Córdoba.
Mientras el protocolo de sesiones remotas siga vigente, la Cámara deberá buscar un lugar más amplio que el recinto (el CCK o un estadio) para debatir de manera presencial el impuesto a la riqueza y el Presupuesto 2021, porque así lo solicitaron por nota a Massa los bloques que integran JPC.
El objetivo es realizar una sola sesión para debatir ambos temas y que se lleve a cabo después del 15 de octubre. Pero eso podría cambiar si el oficialismo consigue el número suficiente para alterar el reglamento, lo que no está descartado.