En dialogo con Los Andes, el joven investigador “anarcocapitalista” Nicolás Morás habló de algunos los entretelones de Los Liberales, su canal de Youtube con medio millón de seguidores de América Latina, Europa y Estados Unidos. Además, contó por qué Javier Milei no es libertario, en qué se parecen Putin, Biden y Alberto, y cómo la historia se repite paródicamente en el mediatizado mundo contemporáneo.
-Tus informes e investigaciones van a contramano de lo que plantea la hegemonía mediática contemporánea ¿Cómo hacés para tener medio millón de seguidores en YouTube?
-Se combinan oferta y demanda. En palabras del cineasta Joan Cutrina, soy un “periodista de tirantes”. Me formé ejerciendo el oficio en los medios tradicionales. Pasar por prensa gráfica, radio y TV me permitió adquirir recursos investigativos y narrativos para contar una buena historia, veraz, atractiva, y jugar en constante tensión con los condicionantes editoriales de cada empresa. Fue un aprendizaje que hoy me facilita enfrentar las crecientes políticas restrictivas que plantea Youtube. Por el momento, son menos trabas que en la mainstream media. Su control recae fundamentalmente en una red neuronal que aún camina un paso atrás de la mente humana, del lenguaje metafórico y alusivo.
-¿Conocés bien a tu público?
-Sí, hay miles de jóvenes identificados con la impronta libertaria del canal, que hago explícita, aunque moleste a muchos. No obstante, la mayoría son personas adultas, con cierto grado de educación e interés por el mundo que los rodea. Más allá del clickbait del envoltorio, valoran el contenido documentado con rigor y el abordaje transgresor, que incorpora dosis módicas de historia y filosofía al análisis de actualidad. Es un producto que les hubiera gustado encontrar antes en los canales de televisión. Pero gracias a la tecnología ya no existe esa frontera. Para ellos, yo soy un presentador de televisión porque me miran en su Smart Tv.
-Dos de los documentales que más revuelo armaron fueron los que dedicaste al Papa Francisco y a Putin ¿Cómo hiciste esas investigaciones?
-La biografía de Bergoglio fue el mayor reto de mi carrera. Mayo y junio de 2020. Encerrado en plena cuarentena, me obsesioné. Compré más de 30 libros en formato físico y digital. Leí más casi 200 artículos de hemeroteca, moví cielo y tierra con un amigo abogado para acceder a expedientes judiciales como el de la causa ESMA. Rastreé a los parientes de jesuitas que me conmovieron con sus testimonios. Sumale horas surfeando en Wikileaks. Y hasta conseguí hablar con arzobispos de Europa y Norteamérica, que demostraron una propensión al off de record bastante mayor a la que imaginaba. Con Putin, para febrero de este año, ya había cosechado los frutos de mi esfuerzo. Trabajé con mi propia base de datos cruzados, clave para mostrar la faceta más controvertida. La que nadie quiere que se sepa: Un autócrata del Kremlin mucho más conectado a la élite estadounidense de lo que el mayor de los cínicos podría imaginarse. Lo encaré codo a codo con mi secretario, que por azares de la vida es uno de mis mejores amigos. Después de varios intentos con otros aspirantes, que por curriculum se supone podrían haber cumplido mejor esa función, terminé encontrando en él ese nuevo par de ojos y de manos que me faltaban.
-Entre tus seguidores hay muchos extranjeros hispanoparlantes que viven en distintos lugares de América Latina, Estados Unidos y Europa ¿Advertís diferencias entre ellos y el público argentino?
-Sí, hispanos en Estados Unidos, españoles, mexicanos y colombianos son los principales grupos. Por el carácter incisivo de mis investigaciones, que van contra todo el espectro político y meta-político, sólo me siguen personas sin fanatismo maniqueo. Eso en Argentina te condena a un crecimiento muy limitado, y algo peor, al aburrimiento soporífero. En cambio, los suscriptores de estos países están dispuestos a escucharte aún si no les gusta todo lo que decís. Lo estimulante de librar ir contra el globalismo estatista/regulatorio - que identifico como la antítesis de la globalización capitalista y humanista que siempre he reivindicado - es que vivo descubriendo nexos entre personajes, aunque ni siquiera me lo proponga. Entonces todos los grandes temas, bien tratados, interpelan por una u otra razón a espectadores de diversas países y situaciones. Y no sólo se traduce en más visitas, además, se monetizan mejor.
-Con informes dedicados a casi todas las figuras de la política nacional e internacional ¿Encontras repeticiones?
-Sí, a veces siento que escribo y reescribo la misma biografía. Como las Vidas Paralelas de Plutarco, pero sin grandeza. Ni Putin ni Biden ni Alberto llegaron a donde están jugando limpio. Y en retrospectiva, Bill Gates podría ser la reencarnación de Henry Ford o Cecil Rhodes. Kissinger de Maquiavelo. Y Bergoglio del peor Borgia o del Marqués de Talleyrand.
-Sos libertario pero nada que ver con Milei...
-Javier Milei ha traicionado el liberalismo libertario para consolidar un espacio político que él mismo admite encuadrado al fenómeno de la Alt Right. En un acto proselitista, promete mantener la continuidad del asistencialismo alegando “la ética de la emergencia de Ayn Rand”, que era declaradamente adversa a los libertarios (los llamaba “hippies de derechas”) y a la vez al asistencialismo. Por otro lado, desde el comienzo de su raid mediático, abandonó la defensa del laissez faire para expresar una defensa romántica de lo que llamamos “emprebendario”, cuya fortuna es inseparable de la cartelización política de la economía. Sin ahondar en las practicas nepotistas y la oscura procedencia de sus fondos de campaña. De un ingreso a la política partidaria que de por sí contradice de lleno lo que el propio Milei sostenía años atrás, en una correcta interpretación de la Teoría de la Elección Pública de Buchanan. En este siglo, los cambios en favor de la libertad individual no pueden producirse dentro de una estructura destinada invariablemente a expandirse contra ella como el Estado. Por el contrario, quien ingresa a él se transforma en un actor beneficiado por la vulneración de los derechos individuales, o se ve obligado a tolerarla por el resto de los jugadores y un esquema de incentivos que los trasciende. Milei imposta una consistencia ética que le resulta completamente ajena.
-Estás al frente de la plataforma educativa ¿De qué se trata?
-Sí. Es una iniciativa verdaderamente filantrópica, en un momento en el cual el significado de esta palabra se ha tergiversado hasta el grado de parodia. Con el apoyo inestimable de un mecenas, empresario y anarcocapitalista como yo. Aunque bien nos vendrían más. Educamos gratuitamente a 1200 muchachos con cursos en video sobre ética, derecho, historia y economía desde un enfoque liberal radical e intransigente. Porque como dijo Thomas Paine, un ejército de Principios puede penetrar donde un ejército de soldados no. Se acabaron las revoluciones, pero no los autoritarismos, que mutan con la misma voracidad destructiva que cualquier cáncer. Urge mantener viva la llama de la libertad.