La postura internacional del gobierno de Javier Milei volvió a generar controversia en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) tras votar en contra de una resolución que proclamaba el 28 de enero como el Día Internacional de la Coexistencia Pacífica. Argentina quedó en soledad junto a Estados Unidos e Israel -sus dos aliados geopolíticos-, mientras que apenas Paraguay y Perú optaron por la abstención.
La resolución, presentada por Baréin, instaba a los Estados miembros a promover la paz, la tolerancia y el desarrollo sostenible a nivel internacional, regional y nacional. Sin embargo, la administración de Milei se alineó con las posturas de Donald Trump y Benjamin Netanyahu, una decisión que distintas delegaciones diplomáticas calificaron de “vergonzosa” y sin precedentes para el país en un ámbito multilateral.
Como es sabido, no es la primera vez que la política exterior argentina genera tensiones en la ONU.
Anteriormente, la delegación nacional sorprendió al abstenerse en una votación de condena contra la invasión de Rusia a Ucrania, distanciándose de la Unión Europea y de la postura previa de Argentina en foros internacionales. La decisión se interpretó como un gesto de alineamiento con Trump, quien ha abogado por una negociación directa con Vladimir Putin en lugar de respaldar sanciones o condenas en organismos internacionales.
Siguiendo a EEUU e Israel, Argentina votó en la ONU contra una resolución por la paz
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Choque de Argentina con la ONU por los derechos humanos y la justicia
El deterioro de las relaciones de Argentina con la ONU se reflejó también en las críticas del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Volker Türk.
En una declaración realizada desde Ginebra y replicada por Clarín, Türk expresó su preocupación por las recientes reformas judiciales impulsadas en Argentina, en referencia a la designación por decreto de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla como miembros de la Corte Suprema de Justicia, advirtiendo que podrían afectar la independencia del Poder Judicial y el Estado de derecho. Además, señaló el impacto de las medidas de ajuste económico en el aumento de la pobreza.
La respuesta del embajador argentino en Ginebra, Carlos Foradori, fue contundente. En su intervención, acusó a Türk de “intromisión en la democracia” y sostuvo que sus comentarios resultaban agravantes para la institucionalidad argentina. Curiosamente, este tipo de defensa ya fue utilizada previamente por gobiernos como los de Venezuela, Cuba y Nicaragua, que rechazan las críticas de la ONU argumentando que representan injerencia internacional en sus asuntos internos.