Megajuicio: quién hizo entrar a Bento a la Justicia Federal y los detalles de un viaje a Punta del Este en avión privado

El juez federal retirado Alfredo Manuel Rodríguez dio detalles este jueves en tribunales federales sobre su relación con Walter Bento, el exmagistrado removido de su cargo y quien afronta desde la cárcel un juicio en el que se lo acusa de liderar una banda que daba beneficios judiciales a cambio de coimas.

Bento prestó declaración. Volvió a declarar el acusado como líder de una asociación ilícita que se valía del cobro de coimas a cambio de beneficios judiciales.

Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Bento prestó declaración. Volvió a declarar el acusado como líder de una asociación ilícita que se valía del cobro de coimas a cambio de beneficios judiciales. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

El juez federal retirado Alfredo Manuel Rodríguez dio detalles este jueves en tribunales federales sobre su relación con Walter Bento, el exmagistrado removido de su cargo y quien afronta desde la cárcel un megajuicio en el que se lo acusa de liderar una banda que daba beneficios judiciales a cambio de coimas.

Rodríguez se retiró en 2008 y el testimonio resulta relevante, porque es quien le abrió las puertas en la Justicia Federal de Mendoza al por entonces abogado Bento, quien tenía un buen trabajo en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires pero quería venirse a vivir a Mendoza para cambiar el estilo de vida.

También fue importante porque describió con muchos detalles un llamativo viaje que compartió en 2010 con el exjuez acusado de coimas en un avión privado a Punta del Este, para hospedarse en un hotel de lujo y ver un recital de Luis Miguel.

Rodríguez no se desentendió en su declaración a muchas figuras del juicio que tiene como protagonista a Bento. Dijo conocer a los abogados Jaime Alba, Martín Ríos y Javier Angeletti, presuntos integrantes de la banda, porque litigaban en su tribunal, además de la familia del exmagistrado, que también está en el banquillo de los acusados. De hecho, Marta Boiza, esposa de Bento, trabajó como su secretaria privada hasta el retiro.

Incluso habló de Diego Aliaga, el exdespachante de Aduanas asesinado, quien presuntamente era la mano de derecha de Bento en el entramado de la asociación ilícita.

Este episodio fue posterior a su jubilación. Rodríguez, después de jubilarse, era convocado para remplazar a jueces en actividad. “Lo conocí en el barrio Dalvian, donde vivía. Se había hecho una casa. Una vez me empezó a decir si me interesaba llevar un juicio, algo contra el Estado. Pero yo no tenía ganas de comprometerme”, expresó Rodríguez. Y agregó: “Insistió muchas veces, era una persona muy graciosa”.

LA LLEGADA DE BENTO A MENDOZA

Rodríguez dio ante el Tribunal Oral Federal Número 2 una declaración con puntos de contacto con la que había ofrecido ante el Jury de Enjuiciamiento en setiembre del año pasado, en el marco del proceso por mal desempeño contra Bento.

A grandes rasgos describió al exjuez como alguien que tuvo una buena tarea en su juzgado. Rodríguez lo postuló en los 90 para ocupar la Secretaría E de su Juzgado, cargo que ocupó antes de escalar al cargo de magistrado. El vínculo laboral duró 12 años.

“Me comentó que era un abogado de la Bolsa de Buenos Aires que quería venir porque estaba casado con una mujer de Mendoza. Tomaba muchas pastillas, quería cambiar el ritmo de Buenos Aires”, detalló Rodríguez.

Y agregó: “Venía todos los meses y empezamos a tomar contacto. Había advertido capacidad y eficiencia para poner en orden la secretaría. Cumplió con la tarea de ordenarla. No tengo quejas en ninguno de los sentidos por su labor en la secretaría E”.

De lo laboral fue surgiendo un vínculo que se transformó en “amistad circunstancial”, aclaró Rodríguez, quien también dijo que la conexión se fue cortando después de que se jubiló. Igualmente, antes de eso, Rodríguez y Bento integraron un grupo que hacía reuniones y tenía salidas.

En este grupo estaban otras personas como el empresario Adolfo Cioffi, quien también ha declarado como testigo en el juicio, por la venta a Bento de unos departamentos.

La relación entre Rodríguez y Bento incluyó viajes al exterior, una constante en el exjuez acusado. Ambos viajaron juntos a Cancún, México, y también a un hotel “all inclusive” en Chile. Pero el viaje más llamativo fue otro: el del recital de Luis Miguel.

EL VIAJE A PUNTA PARA VER A LUIS MIGUEL

Rodríguez contó que en 2010 fue invitado por un abogado, Raúl López, a ir a Punta del Este para ver un recital del cantante. La invitación incluía el hospedaje en un hotel de lujo en la localidad uruguaya, con todos los gastos pagos, y la parte más jugosa del periplo incluyó a Bento.

El juez retirado se encontró con su colega en Buenos Aires. Allí hubo un almuerzo al que se sumó el empresario hotelero Rafael Garfunkel, quien había hecho la invitación a Punta del Este. “El plan era ir a Uruguay en el Buquebus, pero el empresario tenía aviones y nos dijo: ‘¿No quiere que los lleve?’”.

La propuesta era inmejorable. El grupo efectivamente accedió a completar el viaje en el avión de Garfunkel, ida y vuelta entre Buenos Aires y Punta del Este. Era una nave moderna, de entre 8 y 10 plazas, en el que alguna vez viajó la expresidenta Cristina Kirchner, según el recuerdo de Rodríguez ante el tribunal. “Fue la única vez que viajé en un avión privado”, aclaró el juez retirado. En el viaje de ida estaba el dueño del avión.

Foto de Bento en el vuelo privado a Punta del Este.
Foto de Bento en el vuelo privado a Punta del Este.

El episodio forma parte en expediente de la causa contra Bento e incluye fotos suyas y del resto de los integrantes en el avión privado. Rodríguez, no obstante, minimizó todo. “No fue irregular en lo absoluto, fue espontáneo. El amigo que me invitó era un abogado no litigaba en mi tribunal. No estaba infringiendo ninguna norma, porque no era una dádiva, hice extensiva la invitación a las personas que estábamos”, expresó.

Con cierta soltura, Rodríguez recordó cuánto se divirtió en el hotel Conrad de Punta del Este. “Vi gente famosa, por ejemplo a (Guillermo) Coria”, dijo el juez retirado con una sonrisa. Incluso el grupo pasó por el casino del hotel. “Pasé por el casino, hicimos unos jueguitos, eran de carreras de caballos y se apostaba como si fuese un hipódromo. Después fuimos al casino donde se jugaba en serio, me sorprendían las cifras que se apostaban, pero yo no jugué allí, a los caballitos jugué”, remató.

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