El diputado nacional por Mendoza, Martín Aveiro, dialogó con el programa Hermoso Caos de Aconcagua Radio sobre la paralización de la obra pública por parte del gobierno nacional, un problema que afecta el desarrollo de la provincia y del país. En una entrevista con Marcelo López, Ceci Zavala y Pablo Pérez Delgado, el legislador justicialista detalló el impacto de esta situación, que incluye 222 obras frenadas en Mendoza, y cuestionó el silencio de sectores políticos locales frente a las políticas nacionales. Además, llamó a reactivar proyectos clave como rutas, viviendas y saneamiento, alertando sobre la falta de infraestructura para sostener el crecimiento regional.
—Se vienen jornadas agitadas en el Congreso. Pero vamos al tema central: la obra pública. Junto al gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, han reclamado por la reactivación de obras que están paralizadas. La financiación nacional no llega, y aunque algunas provincias y municipios hacen esfuerzos, la situación es crítica. ¿Cómo está este panorama?
—Son dos o tres puntos claves. No sé si logramos reactivarlas, pero sí visibilizar la importancia de la obra pública, sobre todo de cara a los procesos electorales. Son 500 días sin obra pública nacional, sin financiamiento. Algunas se sostienen con esfuerzos provinciales y municipales, pero en Mendoza, en los 18 municipios, hay unas 222 obras del Estado nacional paralizadas: viviendas, saneamiento, cloacas, agua, plantas de tratamiento de residuos, polideportivos, plazas, avenidas con cunetas y adoquinado. Muchas tienen financiamiento internacional aprobado, y el Estado paga intereses en dólares. Otras, aún más grave, tienen fondos por ley, como el impuesto a los combustibles: se recaudaron más de 600.000 millones de pesos el año pasado, pero solo se ejecutó el 4%. Esos fondos deberían ir a Vialidad Nacional para mantenimiento y obras nuevas. Buscamos contarle esto a la gente. Trabajo hace tiempo con Gabriel Katopodis, estuve cerca de la obra pública en Mendoza, y es un tema complejo. El otro mensaje es: ¿Cómo planificamos un desarrollo federal sin obra pública? Estoy en contra del RIGI, no de las inversiones, sino de que las empresas no paguen impuestos por cuatro años o importen libremente. Pero, ¿cómo atraes inversión si no hay infraestructura? En el Valle de Uco, en un año no podrán abrir más bodegas o hoteles por falta de capacidad energética. Lo mismo en Luján. Perdimos una fábrica de papas fritas en el Valle de Uco por no tener gas. Sin cloacas, saneamiento o conectividad, no hay desarrollo federal ni economías regionales. Todo el desarrollo de Argentina, de un rincón a otro, ha sido por la obra pública.
—Martín, llevándote a lo político, es difícil rebatir esa radiografía. Pero vemos un silencio de gobernadores y legisladores, incluso en Mendoza, que siguen apoyando iniciativas del gobierno nacional. ¿Qué pasa ahí?
—Es un silencio atroz. En Mendoza no se entiende a costa de qué se vota todo. Nos sacaron el subsidio al transporte, el fondo contra la Lobesia, el incentivo docente, el financiamiento. Acompañé la licitación de cuatro escuelas secundarias técnicas en Tunuyán, Luján, Maipú y Godoy Cruz, adjudicadas, pero paralizadas. Hablaba con el gobernador y con Julio Cobos: si votan todo, al menos reclamen que se termine algo sin usar fondos provinciales. Mendoza está estancada, en un momento complejo. Si seguimos pagando obras que debe financiar la Nación, con créditos del BID, CAF o Banco Mundial aprobados, ¿para qué interesa la Argentina? No quiero entrar en eso, pero hay malversación de fondos. Me interesa que se hagan las obras, no qué hace Caputo con la plata. El silencio de los sectores políticos mendocinos es grave. Antes, si no llevaba 20 anuncios de fondos a la Coviar, me silbaban. Ahora, los funcionarios nacionales hablan de cualquier cosa y se van aplaudidos. No entiendo más nada.
—Justo mencionaste la Coviar, pero para cerrar este tema, ¿cuáles son las obras más urgentes que deberían reactivarse y por las que el gobierno provincial debería presionar?
—Todas son importantes, pero hay tres sectores clave. Primero, las rutas: la Mendoza-San Juan es un caos; en la Ruta 7, entre el cruce con la 40 y el túnel, hay dos obras paradas; los puentes de Malargüe avanzan al 3%. Segundo, las viviendas: los obradores están paralizados, con robos y necesidad de custodia. Reactivarlas cuesta más que haberlas terminado. Dicen que bajaron el déficit, pero lo trasladan a provincias y municipios. Tercero, el saneamiento: en Vista Flores, ¿quién habría puesto cloacas si no fuera el Estado? La lógica de que el privado haga todo nos mete en un túnel sin luz al final.
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