Desde la vuelta de la democracia, Marcelino Iglesias ha participado en todos los gobiernos radicales. Fue parte de la interna de la UCR hace 25 años pero hoy dice que el partido está unido gracias a Alfredo Cornejo. A los 67 años, el intendente de Guaymallén no tiene reparos para disparar críticas contra el Presidente y el peronismo mendocino. Además, asegura que hay que aprender a vivir con el coronavirus y atender la situación económica.
-¿Por qué se opone al endurecimiento de la cuarentena?
-Yo siempre soy disruptivo. Me gusta decir lo que pienso porque es mi obligación y el tiempo me va dando la razón, porque el exceso de cuarentena es nocivo. No puede ser que Italia, que tuvo picos altísimos, ya está volviendo a la normalidad. Esto llegó para quedarse y no podemos vivir en un burbuja que nos va a matar y asfixiar. Los daños psicológicos y económicos ya son mucho mayores que la pandemia.
-¿Y si aumentan los casos?
-Es probable que si hay un pico muy grande se endurezca la cuarentena. El pico va a ocurrir sí o sí y la cuarentena tenía un solo sentido: preparar el sistema de salud para dar respuesta y que todos tomáramos conciencia. Vamos a tener focos de contagio y casos todos los días. Hay que aprender a convivir con la pandemia.
-¿Cómo se gestiona una comuna con esta pandemia?
-El municipio no paró un solo día. Tenemos empleados aislados por precaución, está crujiendo la estructura. Con la pandemia tuvimos 900 empleados menos trabajando y recargamos al resto, pero mantuvimos el servicio. Me da mucha bronca que ahora el Poder Judicial diga que va a trabajar y nosotros no paramos un día. La primera semana de la cuarentena vinimos solo los funcionarios pero después empezamos a trabajar normalmente con restricciones.
-¿Los fondos que tienen alcanzan hoy?
-La gestión anterior nos dejó muchos problemas económicos que se pudieron resolver. Hoy somos el único municipio con obras en serio, pero no sé hasta cuándo las vamos a poder sostener.
-¿Cómo ve la posición que ha tomado Suárez de actuar a tono con las disposiciones nacionales?
-Estoy muy conforme con Rodolfo. Es el gobernador que elegimos y el que yo apoyé. Está haciendo bien las cosas, me consulta mucho a mí y a todos los intendentes. Nos reúne periódicamente, hablamos por teléfono y WhatsApp. Sabe que yo soy aperturista y él quiere proteger la actividad económica. Suárez defiende los intereses de Mendoza como lo hubiera hecho Cornejo con otros modos pero con la misma firmeza. Los modos de Suárez no significan menos firmeza.
-¿Y Alfredo Cornejo? Él parece más opositor que Suárez al gobierno nacional.
-Cumple su función y lo apoyo totalmente. Hay un intento desvergonzado del PJ de tratar de achacarle el endeudamiento y la deuda que generaron Celso Jaque y Paco Pérez. Eso lo sabe todo el mundo, que dejaron impagos salarios, proveedores, la obra pública paralizada. Cornejo ordenó, se comprometió a tener déficit cero y lo cumplió antes, tuvo superávit y lo usó para obra pública. El único error que tuvo y que lo reconoció fue la cláusula gatillo.
-Cómo interpreta lo que ocurre con Portezuelo?
-Somos víctimas de una discriminación político-partidaria por parte del Gobierno Nacional. Lo del presidente es vergonzoso. Fernández firmó el convenio con Kirchner y Cobos. Habla desde la mala información y malas decisiones. Me duele que un presidente que vive contradiciéndose y muy jaqueado desde adentro, tome decisiones discriminando a las provincias por el solo hecho de que no votó a la candidata que ellos llevaron, porque no estamos alineados con la Nación.
-Usted convivió con todos los gobernadores radicales, ¿qué diferencias ve entre ellos?
-Fui subsecretario y ministro de Llaver, director de la OSEP con Cobos e Iglesias, e intendente con Cornejo y Suárez. Todos han defendido los intereses de Mendoza. Llaver se enfrentó con Alfonsín por los Nihuiles y Cornejo nunca tuvo una relación aceitada con Macri. En la UCR disentir no es pecado, es la norma.
-Hasta hace unos años en la UCR había dos grandes líneas internas. ¿Ya no hay divisiones?
-El internismo es una deformación negativa del debate de las ideas. Yo sufrí, padecí y fui parte del internismo entre Llaver y Genoud y eso nos costó un gobierno. Ahora hay más madurez y en eso el rol de Cornejo ha sido fundamental, porque desde que era intendente fue convocando a todos.
-¿Qué evaluación hace de los primeros seis meses de Alberto Fernández como Presidente?
-La Nación no tiene plan económico, no hay Presupuesto. Es cuarentena y más cuarentena. Yo veo un Gobierno sin plan, con un gasto público monumental pero que a Mendoza no le ha llegado nada, del 4% que le toca de coparticipación le ha llegado el 2%. Lo de Portezuelo, lo del Banco Nación, todo es una discriminación. Es muy mala la actitud de la Nación con Mendoza.
-¿Cómo ve al PJ mendocino?
-Están buscando su identidad. Son dependientes de la caja y los recursos los maneja la Nación a través de Anabel Fernández Sagasti. Por debajo la matan pero de frente le sonríen, esto yo lo he comprobado con los intendentes que me lo dicen en voz baja. Tuvieron una derrota catastrófica de más de 15 puntos, sin embargo ella quiere aparecer como cogobernante. No va a tener éxito porque ha metido mucho la pata con Portezuelo y la renegociación del Banco Nación. Los mendocinos están teniendo la sensación que la senadora representa los intereses de Cristina Fernández. Los senadores representan a las provincias y ella no representa a Mendoza.
-A veces parece que tanto el peronismo como ustedes se están preparando para las elecciones del año que viene.
-No, sería un irresponsable si me pongo a hablar de eso. Hay una película que se llama “Un puente demasiado lejos”, ahí te estoy contestando la pregunta. Yo no puedo decir si vamos a poder seguir pagando a los proveedores y contratistas en dos meses. No sé qué va a pasar el año que viene. La Nación ha lanzado algunos planes (Argentina Hace y uno de viviendas) con muy poco dinero. Si no se reactiva la economía el panorama es muy difícil y nos puede llevar puestos a todos.
-Por último, ¿qué fue lo peor que le dejó Luis Lobos?
-El maltrato al recurso humano. Las humillaciones que sufrieron algunas personas son inexplicables por parte de él y su esposa. Claudia Isgró era una mujer perversa, trataba de “negros” a los obreros. Eran déspotas, maltratadores. Les hacían poner una remera del PJ para que fueran a los actos sin ser peronistas. Algo indigno. Era una monarquía familiar repugnantemente beneficiosa para los amigos.