Apelando a la filosofía aristotélica, en su sexto discurso de apertura de sesiones ordinarias y a un día de que el presidente de la Nación hablara frente al Congreso Nacional, Marcelino Iglesias, intendente de Guaymallén, destacó su gestión en pandemia y se refirió duramente al gobierno nacional.
Con 6 hojas de discurso y un manual de rendición de cuentas ante el Consejo Deliberante, el intendente recorrió su administración y la contextualizó en una pandemia con “duros ataques de la oposición que es oficialismo a nivel nacional”. Así, según el documento, Guaymallén fue pionera en el retorno a la “nueva normalidad”, reanudó rápidamente la obra pública y fue la primera en solicitar al gobernador que retomara la mayor cantidad de actividades económicas, pese a “los ataques de la oposición”: “Afortunadamente, el tiempo nos dio la razón y demostró que la única verdad es la realidad”.
De acuerdo a iglesias, “el Gobierno nacional exageró la cuarentena, hasta que la realidad demostró que la gente se hartó y tomó sus propias decisiones”. Además, denunció que la gestión de Alberto Fernández ganó “una fugaz popularidad” por el miedo de la población a lo desconocido: “No puedo dejar pasar la actitud miserable y oportunista de aquellos que, desde la oposición municipal y la provincial, pero perteneciendo al oficialismo nacional, exigieron y fomentaron acciones que desde el mismo Ministerio de Salud de la Nación desaconsejaban, como la desinfección de los barrios y los túneles sanitarios. No es bueno, no es constructivo tratar de sacar rédito del legítimo temor de la población a lo desconocido, mostrando lo peor y haciendo caer la representación política partidaria a sus simas más profundas”, señaló.
En cuanto a su gestión económica y social, destacó la ventaja que obtuvo el municipio al permanecer abierto y agradeció al personal estratégico y esencial por cumplir con su tarea, aunque reconoció que Guaymallén “sufrió el impacto económico de la pandemia”: “Debo confesar que, por algún tiempo, temimos que la crisis económica derribara por el suelo todos los esfuerzos realizados en los cuatro años anteriores en materia de finanzas, presupuestos y proyectos. Sin embargo, esa misma solidez en las bases erigidas, la previsión ante imponderables, la austeridad como marca registrada y la adecuada asignación de los recursos fueron las que permitieron capear lo más intenso del temporal y salir adelante. Y así pudimos cumplir con los salarios del personal, y los compromisos con proveedores de insumos, prestadores de servicio y contratistas de obra pública”.
Siguiendo con su discurso, habló sobre la campaña de vacunación que tiene “esperanzada” a la ciudadanía, pero que enfrenta la incertidumbre por dificultades de producción, logísticas y sanitarias. “A eso se suma la marcada inoperancia y la superabundancia de anuncios de las autoridades nacionales, que luego devienen en incumplimientos y frustraciones para el conjunto de la población”.
Para finalizar, pidió a los miembros del Consejo rendir cuentas de su función para validar sus palabras al tiempo en que culpó a la oposición de “utilizar las herramientas del miedo para gobernar, prometer soluciones mágicas y generar expectativas de difícil o imposible cumplimiento”: “Nuestra gestión reniega de todo aquello que tenga que ver con el tráfico de influencias, el culto a la personalidad, los privilegios y las preferencias para algunos; por considerar que estas auténticas lacras sociales en la clase dirigente impulsan el tan repudiado populismo, promovido por aquellos que se llenan la boca hablando de los que menos tienen, pero los bolsillos medrando a costa de ellos”.
Reproches y chicaneos post discurso
Al culminar la presentación frente a los concejales y concejalas guaymallinos, no tardó en aparecer la crítica de una parte de la oposición, si bien no fue del PJ mendocino. Carlos Espeche, concejal por el Frente de Izquierda, calificó al discurso del intendente de utópico al decir que “parece q vivimos en un mundo ideal donde nada falló”.
Así, con un hilo de Twitter y un pedido especial al municipio, Espeche marcó una cronología de “sucesos” que contradicen a Iglesias:
Para cerrar, el concejal presentó un nuevo proyecto donde pide equiparar el salario de los trabajadores municipales con la canasta básica, elevando el piso de ganancias a $50.000.