Rodolfo Suárez transita horas importantes decidiendo la estrategia que tomará, para los próximos 15 días, respecto del combate de la pandemia del coronavirus. El crítico estado de la ocupación de camas de las Unidades de Terapia Intensiva (UTI), que ya llegó al 90%, y también los cuestionamientos que Alberto Fernández virtió sobre las pocas restricciones que existen en la provincia, presionan al Gobernador para terminar con las aperturas económicas que han diferenciado a Mendoza de gran parte del país. El Presidente, en la charla que tuvo el jueves con los gobernadores, la contrastó con Córdoba, dejando en una posición incómoda a Suárez, lo mismo que hizo con Morales (Jujuy) y después con Rodríguez Larreta (CABA), no casualmente tres mandatarios opositores a la Nación.
Se especula que el lunes el Gobernador terminará de decidir qué nivel de restricciones adoptará en la marcha atrás que anunció el viernes. Esas medidas se publicarán el martes en el Boletín Oficial.
Pero se advierte que las restricciones no serán tan duras como las que pretende la Nación. En la reunión del jueves con los intendentes del Gran Mendoza, zona neurálgica de la provincia donde se está al borde de la ocupación completa de las UTI, Suárez consultó a los jefes comunales -que han acompañado anteriormente las aperturas y el paso al distanciamiento social-, sobre todo teniendo en cuenta que la situación económica de gran parte de los mendocinos es crítica y puede que no resistan nuevamente a un cierre de sus comercios.
Parte del radicalismo marca que las restricciones se dan por dos motivos: por un lado, por la realidad sanitaria y el aumento de las llamadas “camas calientes”, que son las de terapia intensiva; y por otro lado, la “presión” del gobierno nacional, que ha tomado como los ejemplos “negativos” del país a Mendoza y Jujuy (dos provincias de diferente color político) y que en determinadas ocasiones ha vinculado el aumento de los casos provinciales como consecuencia de las aperturas económicas en la etapa del distanciamiento social.
En Casa de Gobierno descartan que la presión que le puso la Nación influya en la decisión de Suárez y expresan que más allá de que sean medidas con las que no comulgan, son necesarias para descomprimir la situación de los hospitales.
De hecho, más allá de que el porcentaje de las UTI ocupadas pueda intimidar (9 de cada 10 están ocupadas), intentan llevar tranquilidad al indicar que “eventualmente durante el invierno, por diferentes motivos y enfermedades, este número suele verse al menos una vez en el año con el porcentaje de las camas de terapia intensiva ocupadas, aún sin pandemia”.
Respecto de la discusión que hubo entre Fernández y Suárez, desde Casa de Gobierno deslizaron que puede haber algún encono contra Mendoza, ya que de todas las conversaciones del Presidente con gobernadores, ésta fue la que más duró; deslizaron que Fernández “se tomó el trabajo de mostrar cuadros y comparaciones, cuando en otros casos no ocurrió lo mismo”.
“Lo que veo es que en Mendoza está pasando lo que anuncié hace tres semanas que estaba pasando y se enojaron conmigo”, dijo el Presidente a Suárez (cuya desgrabación ayer publicó el diario Uno). En Casa de Gobierno aseguran que la charla “no fue en duros términos”, pero sí que defendieron cada uno su postura. “Suárez dio su posición frente a las posturas de la Nación, que pide que Mendoza haga lo que realizan el resto de las jurisdicciones: cerrar”, acotaron.
En el entorno del Gobernador argumentan que el aumento de la curva de contagios, que todavía no llega al pico, “no ha sido tan diferente entre una Mendoza con una amplia apertura de la actividad económica y otras provincias o el AMBA, con cuarentenas más estrictas”.
No obstante, el peronismo no comulga con el diagnóstico de Suárez y respaldan la posición de Fernández. “En el Gran Mendoza tenemos el 81% de camas ocupadas y una positividad de 45%. Es más que CABA y casi lo mismo que PBA”, dijo el Presidente, y atribuyó el crecimiento al nivel de apertura de la actividad que hay en Mendoza, mientras que Suárez replicó que cuando hay picos en el país, como ahora, se repite también en el resto de las provincias.
En este sentido, el presidente del PJ provincial, Guillermo Carmona, sostuvo que él “también” avisó sobre el posible colapso y cargó contra la marcha del 17A contra la Reforma Judicial: “Todavía espero que el fiscal investigue las violaciones provocadas por manifestantes y otros incumplidores de las pocas restricciones que impuso Suárez y no hizo cumplir”, destacó.