Jorge Romero, conocido como “El Loco”, ex legislador bonaerense y uno de los líderes históricos de La Cámpora, en el 2019 se retiró de la política tras reconocer haber tenido “prácticas machistas” y ser denunciado por abuso sexual. Romero, íntimo amigo de Máximo Kirchner y Andrés “Cuervo” Larroque, decidió dar un paso al costado en sus responsabilidades políticas para ser uno de los primeros en someterse al protocolo de la organización, establecido para tratar casos de violencia de género.
La decisión del político llega después de que su compañera Stephanie Calo lo denunciara en 2018 por un grave episodio de abuso sexual. Según Calo, Romero la encerró en un baño durante una reunión en la casa de otro integrante de La Cámpora y la obligó a practicarle sexo oral. Este hecho fue uno de los primeros en destapar una serie de denuncias contra miembros de la organización, lo que llevó a la creación de un protocolo interno para abordar casos de violencia de género.
“Soy un varón criado en una sociedad patriarcal, tuve prácticas machistas que en ese momento parecían naturales. Por todo esto, he decidido dar un paso al costado en mis responsabilidades políticas para someterme a los procesos que determine la aplicación del protocolo de mi organización”, admitió en su momento Romero en un comunicado.
El protocolo que aplicó La Cámpora para apartar a Romero no fue un caso aislado. Desde su implementación, la organización ha tenido que activar este mecanismo en al menos 30 ocasiones debido a denuncias internas de agresiones contra mujeres.
“Es verdad que las autoridades de La Cámpora se vieron obligados a crear el protocolo por la cantidad de casos de violencia de género que empezaron a surgir contra integrantes de La Orga. Siempre sucedieron este tipo de situaciones, pero antes las mujeres, en general muy jovencitas, no se animaban a denunciar. Todos tuvimos que ir aprendiendo sobre la importancia de reconocer los derechos de la mujeres”, reconoció a Clarín, un viejo integrante de La Cámpora.
Las autoridades del movimiento político se jactan del necesario protocolo haciendo reminiscencia a los códigos militaristas de la agrupación Montoneros, a principios de los 70′.
“Estos pibes envejecidos pecan de no haber estudiado y ni siquiera leído de lo que realmente sucedió en los Montos. Se inventaron una historia romántica que nada tiene nada que ver con los disparates que hicieron Carlos Ramus, Abal Medina y luego Mario Firmenich, tras el asesinato de Pedro Aramburu, cuando La Orga entró oficialmente en actividad”, dijo al medio antes mencionado un ex montonero que trabajó bajo el mando de Horacio “el Lauchón o Hernán” Mendizabal.
“Eramos y actuábamos como una casta, propiamente dicha. Estaba prohibido y penado tener relaciones con gente casada, entre los compañeros. Había un férreo control con duros códigos militares con sanciones que podían llegar a condenar a muerte a los desobedientes. Las autoridades montoneras han ordenado ejecutar a pibes por no cumplir esos reglas. Una de la normas era cortar todo tipo de contacto con los familiares. Al propio Roberto Quieto, uno de los altos jefes de La Orga y jefe de las FAR, lo condenaron a muerte por intentar juntarse con sus hijos, en el Puerto de Olivos, donde los milicos lograron atraparlo. No se aguantó la tortura y no se tomó la pastilla de cianuro. Cantó y por sus revelaciones cayeron muchos”, rememoró.
Julián Eyzaguirre, Nicolás Roó, Gustavo Matías, Pablo Gallardo y Pablo Ramos son otros dirigentes que fueron acusados por acoso y abuso a mujeres militantes.
“A muchos de ellos los conocí muy bien. Incluso les tuve y, debo reconocer, les sigo teniendo cariño. Pero vivían la vida loca, con muchos excesos, valiéndose del comportamiento de varios de los conductores de La Cámpora. No solo es una cuestión de violencia de género, que es un delito, sino cuestiones de códigos entre compañeros, como salir con parejas o ex parejas de otros integrantes. Vean con quienes salieron ó salen los jefes del GBA como Martín Rodríguez, Manu Santalla o Facu Pignanelli. Son swinger. Todos contra todos. Ahí entra también Mayra Mendoza o Luana Volnovich. Solo para nombrar algunos casos, pero la lista es larga y están casi todos”, expresó el antiguo miembro de la organización.