El diputado nacional Julio Cobos fue protagonista del intenso debate por la caída Ley Ómnibus en el Congreso y hasta mantuvo cruces con el presidente Javier Milei, después de que lo incluyera en esa “lista negra” de legisladores que no le votaron su megaproyecto a ojos cerrados. Las graves acusaciones lo llevaron a acudir en la Justicia junto a su bloque radical, incluso.
En ese marco, el exgobernador visitó Los Andes y compartió su análisis sobre la actualidad nacional; su relación con el gobierno provincial y Alfredo Cornejo en particular; y no se guardó nada a la hora de hablar de Juntos por el Cambio y el futuro del radicalismo.
-¿La denuncia presentada esta semana es un mensaje para que el Presidente tome noción de la gravedad institucional de sus declaraciones?
-Es así, el Presidente no puede decir cualquier cosa y descalificar cómo si las personas a las que se dirige, no acusáramos recibo de esto. Trató a gobernadores de extorsionadores, a legisladores de coimeros. Y es grave. Lo que nosotros hicimos no es presentar una denuncia penal contra el Presidente, que lo podríamos haber hecho, porque además está intimidando y coaccionando a otro Poder. No por lo que sucedió, pero sí para el futuro, diciendo “si ustedes votan en contra mi proyecto, te vamos a escrachar en las redes sociales por traición al Presidente”.
Y la verdad es que nosotros juramos por la Constitución, no por el Presidente de la Nación. Le estamos dando la oportunidad de que sí existieron hechos delictivos como sobornos, que los denuncie en la Justicia. Y lo tiene que hacer porque no es un ciudadano más. No es un influencer, es el presidente de la Nación.
-¿Qué sintió a nivel personal cuando vio su nombre en esa lista negra que difundió Milei?
-En lo personal me generó una sensación de ingratitud del Presidente con alguien que ha intentado colaborar con su gestión. Parece que la única opinión que respeta es la de Cristina Fernández, que le escribió 33 hojas. Pero no tolera las opiniones de aquellos que les sugerimos de buena fe los cambios que necesita para conseguir los elementos que requería.
-Los trató de traidores y corruptos…
-Yo tengo hijos y nietos a los cuales le voy a rendir cuentas. El presidente debe darse cuenta de eso. Creo que dijo algo así como “bueno, se habrán sentido aludidos…”. Eso no alcanza.
-¿Lo que motivó a esa reacción de Milei, fue el rechazo de la Ley Ómnibus o qué la explicación que le encuentran?
-No hay ninguna explicación. Convengamos que el bloque oficialista es La Libertad Avanza y los otros bloques que constituyen los espacios no kirchneristas, son parte de una oposición que quiere ayudar a un presidente con minorías legislativas. Les dijimos que en los primeros seis artículos los íbamos a acompañar, pero había incisos que estaban repetidos y explicaban lo mismo que el “H” (NdR: el rechazado). Inclusive se planteó la posibilidad de votar por inciso y no por artículo.
En definitiva, le votamos las facultades delegadas y la emergencia, cosa que el radicalismo nunca hizo anteriormente siendo oposición. No vemos por qué el retiro de la ley. Él dijo que su fin era dejar expuesta a la dirigencia política, pero la verdad no lo entendemos. Prefirió quedarse con el discurso y no con la ley, a contrapelo de lo que sucede cuando uno presenta un proyecto.
-¿O tomó la decisión de gobernar por decreto?
-Dicen que es para que quede claro quiénes no están con el cambio… Miren, el gobierno de Cristina Fernández se caracterizó por ser presidencialista. Atacaba permanentemente a la Justicia y gobernaba por decreto o por escribanía, en virtud de las mayorías que tenía en el Congreso. Entonces para nosotros, desde el radicalismo, el cambio significa mayor institucionalidad. Porque significa el respeto a la división de poderes. Queríamos que se garantice el federalismo y la estabilidad económica. Obviamente estábamos dispuestos a acompañar, aun no perteneciendo al mismo espacio.
El presidente tiene que repensar esto. Porque la gente no lo votó para que gobierne a tiro de decretos, ni obviando al Congreso. Sabemos que hay cambios que se necesitan de forma rápida y por la minoría que tiene, nosotros decidimos acompañar las facultades pero con ciertas limitaciones, porque hizo un pedido que no había planteado ningún presidente en la historia del país.
-¿No hay un problema en ese “nosotros”, dado que hubo legisladores radicales que no votaron como usted?
-Hablamos del inciso H. No de qué no declaramos ni la emergencia, ni las facultades. Es solo un artículo que afectaba la distribución provincial de vivienda, que era el Fondo de Infraestructura Regional, por el cual se hizo el primer tramo de la Ruta 40 en Mendoza, por ejemplo. Después los fondos educativos, para garrafa social o transporte… Hablamos de un costo social que hoy lo está pagando la gente con incremento de transporte, de la luz y de la góndola cuando va al supermercado. Nosotros estamos preocupados por un país que tiene a la mitad de la gente pobre y con una inflación que no ha sido controlada. Esto lo queremos discutir por ley, pero se ve que no era un problema, porque lo voló de un plumazo.
-Aunque sea un inciso, hubo diferencias incluso entre los propios radicales mendocinos…
-Bueno, hay diferencias. No todos pensamos iguales. Yo he administrado la Provincia, por lo que sé cómo defender sus intereses. El propio gobernador se ha quejado por los fondos de transporte y por el Fonid. Habrá que preguntarles a los demás legisladores por qué votaron a favor.
SU RELACIÓN CON CORNEJO
-En base a eso, ¿cree que el Gobierno de Mendoza debería endurecer sus reclamos?
-Yo no sé si endurecer o no. El presidente tiene que entender que nuestro país es representativo, republicano y federal. Acá gobiernan intendentes, gobernadores y presidente. No me gusta decir endurecer, pero cuando no se respeta el federalismo, me parece que las provincias tienen que salir en defensa de eso, reclamando lo que la Constitución dice.
-¿Pero le gustaría ver a un gobernador parado más como opositor a Milei?
-A mí no me gusta que sobreactúen. No hace falta. Creo que ha marcado bien las diferencias con estos dos últimos temas y no es necesario andar peleándose. Tiene que mantener el respeto desde la Nación a la Provincia, no por él si no por el bien de los mendocinos.
-¿Cómo es su diálogo con Cornejo, es fluido o mantienen distancia?
-No, no es fluido porque no pertenezco a su círculo de confianza como lo son Pamela Verasay y Lisandro Nieri. Pero obviamente, veo la realidad y comparto su visión, como fue el tema de los fondos del transporte y el Fonid. No nos hace falta hablar nada. Obviamente uno está predispuesto a asistir sí hay convocatoria del gobernador para determinado tema, como fue con (Rodolfo) Suárez por Portezuelo del Viento. Pero es el gobernador el que tiene que convocar a los legisladores, no estar yo buscándolo a él para ver qué piensa sobre algo.
-¿Era mejor la relación con Suárez que con Cornejo?
-Tuve una relación fluida con Rodolfo Suárez, sí.
-¿Y cómo ve la gestión de él actualmente?
-Creo que es un hombre con experiencia y ha parado la pelota durante un tiempo para ver qué ocurría a nivel nacional y tomar sus definiciones, producto de la caída de la recaudación y los ingresos que ya se habían menguado desde el gobierno anterior. Ahora está dando señales de gestión con el paquete de salud. Así que me imagino que seguirá evaluando cómo afecta la inflación y la pérdida de la actividad económica, que en Mendoza está impactando evidentemente.
LA INTERNA DE JUNTOS POR EL CAMBIO
-¿Qué opinión tiene sobre la declaración de Gastón Manes, acerca de que Juntos por el Cambio “no existe más”?
-Juntos por el cambio se está sosteniendo por los gobernadores que trabajan juntos. En el Congreso no hay un interbloque. Entonces no hay un acuerdo parlamentario con el Pro, sino que nos transmiten los gobernadores las ideas o inquietudes en general. Pero no es una coalición como se formó cuando acompañamos a Macri para presidente. Hoy el Pro está más cerca de conformar un cogobierno, pero con idas y vueltas también. Estamos trabajando con diálogo, pero no de forma hilvanada.
-¿Cuál sería la calificación entonces para lo que ocurre en JxC?
-Bueno, no es el mismo Juntos por el Cambio que nos llevó a votar a Bullrich. No hay un acuerdo parlamentario. Hay que ver la realidad y no hay que evadirla. Hoy no hay trabajo conjunto como antes. Lo que sí, los gobernadores son los que tratan de sostenerlo por una cuestión de mayor representatividad a la hora de negociar con la Nación. Está bien que lo hagan.
-¿Por ahí puede pasar una solución para que se recupere la coalición?
-(Miguel) Pichetto insiste mucho en eso, pero obviamente tienen una gran responsabilidad los gobernadores en ese sentido. Y nosotros la sugerencia que nos puedan dar, bienvenida sea. Ahora, nosotros tenemos decisión propia en muchas cosas. No todo lo que nos digan, así será.
-Pero se necesita el armado parlamentario…
-Es muy difícil que eso prospere. Lo sostuvimos durante el gobierno de Alberto Fernández, pero también se fue desdibujando. No hubo un presidente de Interbloque en Diputados como era (Mario) Negri, que se hablaba con (Cristian) Ritondo. Aunque también hubo muchas ocasiones en que votamos distinto.
-A mediano plazo, ¿dónde lo ve parado al radicalismo, en cuánto a alianzas?
-Yo no lo veo al radicalismo haciendo una alianza con La Libertad Avanza en un escenario futuro, a nivel nacional. A lo mejor acá, habrá que ver cuál es la realidad provincial y en eso el gobernador tendrá la posibilidad de encabezar esa negociación, como ocurrió con Cambia Mendoza. Pero es muy difícil para un partido unirse con alguien que permanentemente está agraviando a sus figuras, legisladores, gobernadores y dirigentes históricos como Alfonsín.
-¿No lo ve con LLA pero tampoco con el Pro?
-Tampoco lo veo, yo quiero que el radicalismo vaya recuperando su identidad como partido defensor de la clase trabajadora, clase media y la movilidad social ascendente; con acento en la educación y la institucionalidad. Quizá aparece algún dirigente que genere estos valores, los irradie y la sociedad los capte como una alternativa el día de mañana. En este país tan cambiante, años atrás uno no se imaginaba a Milei presidente cuando lo veía en los programas de televisión.
-¿Y qué mirada tiene de los radicales que forman parte de la Nación como Luis Petri?
-Nosotros hemos dicho que los radicales que están en el Gobierno lo hacen por representación propia, no de nuestro partido. Y también se ha dado la venia, en el sentido de que carecen de funcionarios públicos. Hoy la parte de Salud está paralizada, por ejemplo. En el caso de Obras, que no hay un ministro y pasó a depender del ministro de Economía, no están los cuadros de abajo que son los que mueven los expedientes. Hoy los empresarios de la construcción y los gobiernos no tienen con quién dialogar a nivel nacional. Entonces hay una cuestión de gestión.
GOBIERNO NACIONAL Y CRISIS
-¿Hasta cuándo cree que llegará la paciencia de la gente con el ajuste y la inflación?
-No mucho más, porque ahora comienzan las clases y se vienen los aumentos de luz, la canasta familiar ha aumentado y los medicamentos se han incrementado 20 veces. Me parece que al impacto social hay que medirlo. El presidente está anclado todavía en la buena imagen que tiene en la sociedad y en la esperanza que generó. No tiene gobernadores, ni intendentes, ni mayorías en ambas cámaras. No puede jugar solo con eso, tiene que lograr estabilizar la economía. Y eso significa no solo parar la inflación, sino también no perder el poder adquisitivo, con un país que está al límite.
-¿Piensa que Milei está jugando con fuego?
-Él dijo que muchas cosas las iba a hacer de esta manera, pero uno pensaba que a lo mejor con el hecho de sentarse en el sillón presidencial y escuchar a sus ministros y gobernadores, por ahí hubiera actuado de otra forma.
Los gobiernos nacen con una imagen y después el propio desgaste de la función va decayendo. Menem tuvo una popularidad muy grande y terminó con un 20% de imagen, pero con un aparato político que lo sostenía. Acá eso no está y encima, gobierna en contra de la dirigencia política o lo que él llama casta política.
Eso le rendirá discursivamente ante la ciudadanía, mientras mantenga su imagen. Ahora, la gente también le da un tiempo y no sé cuál será. Pero si no estabiliza la economía, va a estar en problemas con su imagen y su única ancla que él tiene.
-¿Está en peligro su mandato?
-No, yo creo que se va a encontrar con una dirigencia madura que lo va a ayudar a pesar aún de todas las cosas que ha dicho.