“Este es un gobierno de resistencia que llegará a 2023 con lo justo”. Con esas palabras, el politólogo Juan Negri, director de las carreras de Ciencia Política y Estudios Internacionales de la Universidad Di Tella, describió el escenario que se le presenta a la gestión de Alberto Fernández a partir de la crisis generada por la derrota en las PASO y la rebelión del ala kirchnerista del Gabinete.
-¿Cómo define lo que está sucediendo? ¿Es un “golpe palaciego”?
-La palabra ‘golpe’ tiene una connotación de quiebre del orden democrático. Hay ‘conspiraciones palaciegas’, pero no es un golpe, sino una crisis política, que podría llegar a ser institucional. Es el reflejo de que el Frente de Todos terminó siendo un acuerdo electoral y no una coalición de gobierno. Las tensiones personales eran un secreto a voces y ahora quedaron explícitas.
-¿Qué lectura hace de la carta de Cristina Kirchner?
-Hay mucha incomodidad entre Cristina y Alberto y la derrota electoral expuso esas tensiones. Alberto resiste bajo presión y los dos van subiendo la apuesta. La carta demuestra que Cristina está dispuesta a escalar más alto. Después de la elección, Alberto bancó a ministros como Santiago Cafiero y Matías Kulfas. Cristina pidió la renuncia de los que le responden y finalmente dijo ‘no voy a aflojar’.
-¿Cómo se sostiene el Gobierno los próximos dos años después de esta fractura y sin mayoría en el Congreso?
-Alberto no va a renunciar, pero vamos a seguir viendo un gobierno débil donde hay pases de factura, tensiones a flor de piel e incapacidad de proponer soluciones a problemas acuciantes. Al Gobierno no le sobra nada, va a llegar a 2023 con el último aliento. Los actores políticos, sociales y económicos de adentro y de afuera no esperan nada de este gobierno, no creen que pueda hacer ningún tipo de reforma relevante. Es un gobierno de resistencia que llegará a 2023 con lo justo. Es incapaz de recuperar la agenda política.
-¿Esto se hubiera evitado si el Frente de Todos habilitaba internas en las PASO?
-Las primarias hubiesen dado una información que ya sabemos: los votos hoy los pone Cristina. Hoy ni Alberto ni Sergio Massa ponen los votos. De hecho, sacaron menos votos que los que ella sacó sola en 2017. En el kirchnerismo creen que ellos pusieron a Alberto ahí. Y el ‘albertismo’ responde que ganaron porque el compromiso electoral de 2019 no era hacer kirchnerismo, sino ir con un peronismo unificado. No sé si las primarias hubiesen resuelto ese problema.
-¿Hay una falla de origen cuando Cristina nombra a Alberto como candidato a presidente?
-Cristina hizo eso por debilidad, pero nunca estuvo dispuesta a no influir. La preocupación de Cristina era que si el macrismo ganaba, podía terminar en la cárcel. Se dio cuenta de que con ella sola no alcanzaba y se terminó armando el Frente de Todos, pero Alberto no fue el líder que ella imaginaba. Ella quiso recrear la épica del kirchnerismo de 2003, pero terminó siendo un gobierno con muy poco volumen político.
¿Al oficialismo le puede ir peor en noviembre?
-No imagino otro resultado que es que les vaya igual o peor. Me cuesta pensar que el votante moderado que los acompañó en 2019 y ahora está enojado pueda volver a votarlos. Es un espectáculo patético que los debilita fuertemente. Cristina ya cedió 2021, está mirando a 2023 y cree que se requieren cambios porque, según ella, así no vamos a ningún lado.