El Gobierno del Agua, que lidera Sergio Marinelli, busca redactar un Código de Aguas. Es decir un texto unificado que reúna desde los aspectos establecidos en la Constitución provincial, hasta las legislaciones actuales, modificaciones y futuras incorporaciones. Si bien el debate del agua y sus regulaciones siempre generan disputas, Marinelli señala que no se incluirá en este código el debate por la inherencia del agua a la tierra, un concepto incluido en la Carta Magna que los regantes se reúsan a debatir.
El proceso contempla una amplia participación de actores que se irán incorporando en las diversas etapas. Primero se armará una comisión redactora, luego otra de revisión y finalmente un texto pulido para que la Legislatura provincial lo apruebe. Esta ley final podría estar lista antes de finalizar el 2023.
El recurso hídrico escasea en Mendoza, y no es ninguna novedad. Obras y tecnologías, además concientizar sobre el uso eficiente son ejes sobre los que el Departamento General de Irrigación y organismo afines, así como también el Gobierno provincial, insisten permanentemente.
Por ese motivo, y ante la necesidad de las nuevas tecnologías que ya se están usando y darle un marco regulatorio a lo ya existente, Sergio Marinelli avanza hacia un Código de Aguas que “debe tener validación social”.
“Debemos buscar que no exista contradicción con las leyes existentes, que haya una coherencia, una ley final que resuma todo lo actuado desde la ley base hasta todas las modificaciones que ha habido en el tiempo. Esto va a ser un trabajo de un año, mi intención es que esté aprobado a fines del año que viene.”, sintetizó el Superintendente General de Irrigación en diálogo con Los Andes.
Las comisiones y actores que intervienen
Marinelli trabaja en una resolución para crear la comisión abocada a la redacción del Código de Aguas y que saldría a más tardar en unos 15 días. En esta primera etapa, participarán especialistas en recursos hídrico, incluso ya hay vínculos con la Universidad Nacional de Cuyo para que aporte recurso humano.
Una vez redactado lo que concierne a lo más técnico del Código de Aguas, se avanzará hacia otra comisión más institucional que tendrá una amplia participación de organismos como representantes de la Legislatura provincial, Asesoría de Gobierno, Fiscalía de Estado, el ámbito académico, el Poder Judicial, entre otros.
“Tiene que salir bien, debe haber validación social, con algunos cambios en cuestiones nuevas y no contradictorias con la legislación vigente. Tenemos que hacer modificaciones para ser resilientes en el cambio climático, hay que actualizarse. Esto va a la par de un convenio que estamos trabajando con Israel para un plan hacia el 2030, 2040 y 2050″, explicó el titular de Irrigación.
Esa validación a la que hace referencia Marinelli pretende obtenerla en un ámbito participativo con el proyecto que salga de la comisión de revisión. “Hay que discutirlo en los distintos ríos, que participe la gente, y ahí va a la Legislatura para su aprobación”, agregó y explica por qué un trabajo conjunto puede insumir alrededor de un año.
“Esto implica una discusión legislativa y facilita o debiera facilitar el manejo del agua, el hecho de incorporar tecnología, incorporar usos que por ahora no existen hoy en la legislación vigente y que son reclamos de la actualidad, el tema del cambio climático”, sostuvo el funcionario que lleva algunos meses de su nuevo mandato que terminará en 5 años.
Para Marinelli hay que lograr una ley final que incluya “muchas cosas nuevas sin perjuicio de lo que dice la Constitución como es el tema de inherencia del agua al suelo, que es lo que siempre genera rispideces cuando se modifica la ley”. Es en el punto de nuevos usos del agua o las regulaciones a la inherencia dónde podría haber polémica con los regantes.
El viaje a Israel y los planes a futuro
En este mapa global que incluye al Código de Aguas y a las diferentes acciones por afuera, se cuenta el convenio con Mekorot, la empresa estatal de aguas de Israel, país al que fue hace meses junto al gobernador Rodolfo Suárez. tras ese viaje, Suárez y Marinelli mantuvieron diálogo virtual para avanzar en la concreción de un acuerdo, que el superintendente de Irrigación sueña usar para su plan estratégico de aguas. “El producto final son balances hídricos que son escenarios que se plantea a futuro en función de demandas y ofertas”, resumió el titular de Irrigación.
“Hay que pedir informes para ver cómo serán las demandas y las ofertas del recurso hídrico en 8, 18 y 28 años, con organismos científicos. Y la actualización de la demanda a esa fecha, en base a la matriz productiva, trabajarla con especialistas”, indicó.
En ese sentido, remarcó la herramienta con la que cuenta el DGI y que recibe información suministrada por el propio organismo y sobre el que se aplica un modelo matemático. “Puede establecer qué pasa si a un determinado río tiene menos caudal y simula la cobertura de la demanda con un caudal menor”.
“En base a la información que tiene, te muestra ese escenario futuro y la idea es que empiecen a participar hasta los propios usuarios para tomar decisiones”, sostuvo el funcionario.