La Cámara de Diputados protagonizó este martes un absurdo inédito en la historia institucional argentina: se realizaron dos sesiones en simultáneo, una, en el recinto, y la otra, por internet, y hasta la madrugada de este miércoles todavía no se había votado ningún proyecto de ley.
De los 257 legisladores que integran el cuerpo, 94, de Juntos por el Cambio (JPC), concurrieron al Congreso a participar de la sesión especial que había sido convocada para las 13 del martes con el fin de debatir una ley de apoyo al turismo y otra, de multas por pesca ilegal.
Los diputados de esta coalición opositora, que integran el PRO, la UCR y la Coalición Cívica-ARI, pese a estar en el recinto, figuraban como ausentes.
Mientras tanto, otro grupo, un poco más numeroso, del Frente de Todos (FDT) y otros bloques opositores, figuraron como presentes porque se conectaron al sistema electrónico de sesiones.
Sin embargo, con Sergio Massa como presidente de la Cámara, conduciendo una sesión que en verdad fueron dos les permitió hablar tanto los que estaban presentes físicamente como los que lo hicieron a distancia.
“Estamos en la sesión pero no estamos en la sesión”, dijo la jujeña Carolina Moisés, del FDT, desde su provincia. “Yo no estoy presente en las pantallas. Sin embargo, estoy acá”, dijo minutos después el macrista Waldo Wolff, de JPC, en el recinto.
El ridículo legislativo tuvo, de un lado, a JPC y del otro, al FDT, el interbloque que preside el mendocino José Luis Ramón; a los trotskistas Romina Del Plá y Nicolás del Caño; a la neuquina Alma Sapag; al justicialismo no kirchnerista, y a los cuatro peronistas cordobeses que responden a Juan Schiaretti, quienes convalidaron la continuidad de las sesiones virtuales.
En el medio quedaron el lavagnismo y el Frente Progresista santafesino: “No nos va a llevar Massa a patadas en el traste ni nos vamos a dejar arrastrar por los extremistas de Cambiemos”, dijo Alejandro “Topo” Rodríguez, presidente del bloque Consenso Federal.
Qué pasó
JPC había decidido asistir físicamente al recinto señalando que el protocolo para votar leyes por internet aprobado en mayo ya está vencido, pero el FDT, con el apoyo de otros bloques opositores, avanzó en la sesión virtual, por considerar que dicho protocolo había sido prorrogado por mayoría, pese a la negativa de JPC.
El pleito parlamentario giró —créase o no— en torno de la definición del Diccionario de la Real Academia Española (RAE) de una palabra del texto del protocolo de sesiones virtuales: consenso.
La redacción de tal acuerdo político, que se logró en mayo y le permitió a la Cámara Baja aprobar varias leyes a distancia en plena pandemia, dice: “El protocolo estará vigente mientras dure el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) en todo o en parte del territorio nacional por período de 30 días prorrogables por consenso de la Comisión de Labor Parlamentaria”.
JPC señala que la RAE define consenso como “acuerdo producido por el consentimiento entre todos los miembros de un grupo”.
Pero, según el oficialismo, para prorrogar la vigencia del protocolo, y avanzar con una sesión virtual, bastó con el aval de ellos mismos y del resto de la oposición, sin tener en cuenta que JPC tiene el 45% de las bancas.
JPC considera que las sesiones virtuales no pueden realizarse para tratar asuntos complejos y con potencial conflictivo, como el impuesto a la riqueza, recientemente presentado por el oficialismo, y la ley que reforma la Justicia Federal penal, a la que el Senado le dio media sanción la semana pasada tras una apurada serie de cambios, leídos a último momento.
El oficialismo y sus aliados, a su vez, creen que JPC no puede marcarle la cancha al oficialismo, que por tradición define la agenda a debatir.
Según pudo saber este diario, durante las ocho horas de negociaciones encabezadas por Massa, en la reunión de Labor Parlamentaria, JPC propuso renovar el protocolo de sesiones remotas sólo para tratar turismo y pesca, y los temas ya presentados, pero excluyendo la reforma judicial y otros asuntos de mayor tamaño político.
Pero al oficialismo esa propuesta no le convenía, porque con la renovación del protocolo de sesiones virtuales pretenden, precisamente, no depender de JPC para poder sesionar y tratar todo tipo de asuntos.
Un diputado que participó de las negociaciones reveló a este medio que Massa se mostró en un momento predispuesto a excluir la ley de la reforma judicial de los temarios de sesiones no presenciales, pero que Máximo Kirchner, jefe del bloque FDT, no quiso.
JPC advirtió que denunciará ante la Justicia la realización de una sesión que consideran ilegal, por estar fuera del reglamento de la Cámara, que indica que el cuórum se constituye con los legisladores presentes en el recinto, salvo razones de fuerza mayor. Y por haber caducado el protocolo.
El oficialismo, por su parte, acusa a JPC de querer paralizar la actividad de la Cámara con caprichos injustificables.
Así, la Cámara de Diputados quedó no solamente partida en dos sino protagonizando un adefesio institucional para el olvido.