Hay una puja interna por la supervivencia con posturas encontradas

Para Cristina, sobrevivir es vaciar el Gabinete y relanzar la gestión. Alberto piensa todo lo contrario. Es muy incierto cómo esto vaya a desencadenarse.

Hay una puja interna por la supervivencia con posturas encontradas
Alberto Fernandez y Cristina Fernandez frente de todos tras la derrota en las urnas en las Paso 2021. (Gentileza Frente de Todos)

El resultado electoral tan negativo para el oficialista Frente de Todos y para el Gobierno cristalizó una interna que ya existía. Hay que remontarse al origen: una alianza electoral que surgió malparida el 18 de mayo de 2019.

¿Por qué existe una inestabilidad de origen? Porque una vicepresidenta decidió quién sería el Presidente. Desde el primer momento, Fernández estuvo condicionado por la idea de fondo: los votos en esta alianza los tiene Cristina para que Alberto gobierne en su nombre.

Cuando empezaron los problemas, la autoridad del gobierno se fue deteriorando, principalmente, por la pésima gestión de la pandemia y la mala gestión económica. Esto, en un contexto en el que salieron a la luz inmoralidades como el vacunatorio vip y las fiestas en Olivos. Todas situaciones que devaluaron la imagen presidencial.

A partir de ese deterioro comenzó a crecer la presión de quien supuestamente sigue conservando el poder, que es Cristina, con la idea de tratar de reencauzar el Gobierno.

A la luz de los hechos no se vería una intención explícita de desestabilizar al Presidente, sino de condicionarlo por completo, al punto que el principal eje de la confrontación es el intento de remoción del jefe de Gabinete y de otros ministro. La intención es limpiarle el núcleo íntimo al jefe de Estado.

Ahí había dos posibilidades: que el Presidente ceda o resista. Parece haber decidido resistir. ¿Cuánto poder relativo tiene? ¿Le va a alcanzar con el apoyo de los gobernadores, los intendentes y referentes de la CGT? Es muy difícil saberlo hoy. Lo cierto es que el Presidente está dando una batalla interna muy debilitado.

Tampoco se observa una estrategia de empoderar al Presidente a través de las renuncias, del modo en que se hizo. Todo lo contrario. Se nota un claro intento de condicionamiento con un vaciamiento del gabinete, cuando la imagen presidencial ya venía en caída por errores propios.

Esta crisis política ya es una crisis institucional. No es algo novedoso en la historia de la Argentina que los presidentes se enfrenten con los vicepresidentes, por tomar solo desde el retorno de la democracia: Raúl Alfonsín con Víctor Martínez; Carlos Menem con Eduardo Duhalde; Fernando de la Rúa con Carlos “Chacho” Álvarez

; Cristina Kirchner con Julio Cobos.

Pero ahora la novedad es que la vicepresidenta está en una situación de poder relativo más fuerte frente a un Presiente debilitado. Pero lo de Cristina es supuestamente más fuerte, porque si se leen los resultados electorales, el cristinismo también fue duramente castigado en las urnas. Es una puja interna por la supervivencia con estrategias encontradas.

Para Cristina, sobrevivir es vaciar el Gabinete y relanzar la gestión. Alberto piensa todo lo contrario. Es muy incierto cómo esto vaya a desencadenarse. No es una crisis política más en el seno de un gobierno, dado que el contexto está marcado por la gravedad de la situación económica y social de la Argentina.

*El autor es consultor político y docente universitario (UCA)

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