El estudio detallado sobre el segmento joven de 16 a 25 años que conforman el electorado centennial no sólo es significativo de cara a las elecciones del 14 de noviembre sino que puede dar indicios de cara a las presidenciales del 2023. No demonizan empresas, quieren mejores oportunidades, encuentran al país “tóxico” y se encuentran frustrados en sus aspiraciones.
La realizada por Reale Della Torre Consultores, a la que accedió Los Andes, evidencia que el 50% de las y los encuestados tiene pensado emigrar del país sobre una muestra digital de 1.450 casos distribuidos en todo el territorio nacional. Las motivaciones pasan más por una búsqueda de oportunidades para desarrollarse que un mejor pasar económico. Políticamente, rechazan algunas medidas lanzadas por el Gobierno nacional.
Son el 20% del padrón electoral y esta porción para nada despreciable no tiene clarificada una tendencia en términos electorales. Aunque, de acuerdo al sondeo, la juventud de entre 16 y 25 años tiene más claro darle la espalda al Frente de Todos que apoyarlo (44% a 30% con un 26% de indecisos).
El voto joven ha sido esquivo para los partidos tradicionales. No logran cautivarlos con su voto como sucedía con esas juventudes años atrás. El electorado centennial manifiesta otras necesidades que no estaría satisfaciendo la oferta electoral actual.
Ahora bien, profundizando en sus intereses y necesidades, el estudio se divide en cinco apartados en donde las respuestas sobre sus proyectos personales aportan los datos más duros: el 50,4% ya tiene decidido irse del país, frente a un 22,50% que aún no se define. Sólo en 27,2% respondió que no se iría, no llegando ni a una tercera parte de la muestra.
Lo curioso pasa por las razones de emigrar, en donde más de la mitad de los decididos (54%) lo hará para estudiar, crecer y desarrollarse profesionalmente. Un 30,3% piensa que conseguirá ganar mejores sueldos y 9,4% porque siente la necesidad de vivir en un país con reglas claras.
“Piensan que el país no los deja crecer, de hecho no es que piensan que se van y se van a hacer millonarios, sino en vivir sin el estrés de qué va a pasar mañana. Es un segmento aspiracional que se siente frustrado”, indicó Martha Reale, ejecutiva de la consultora en diálogo con este medio.
Hay elementos que complementan esta mirada. Uno de ellos es a qué destinarían U$S 10 mil dólares si pudieran usarlos: la mayoría apunta a bienes corrientes encabezando con artículos tecnológicos (celulares, computadoras) en un 51,20%, para el hogar (muebles, electrodomésticos) con 37, 40%. El auto aparece en tercer lugar con un 24,6%.
Dicho en otras palabras, no buscan anclarse con bienes materiales y allí puede explicarse la frustración por la situación económica. Un dólar inalcanzable y la sensación de que comprar afuera siempre es más barato pero no se puede por las restricciones, complica satisfacer esas necesidades aspiracionales.
“Es un target que de acuerdo a cómo se autoperciben está más hacia la derecha y hay un porcentaje que no se identifica con ninguna corriente ideológica que cuando cruzás variables, observás que tienen una mirada pro mercado”, agregó Reale.
Aggiornando más estos perfiles, las preocupaciones terminan delineando el panorama. La situación económica golpea a esta franja etaria tan o más fuerte que al promedio general: la inflación ocupa el primer puesto en el ranking con el 71% y en el segundo, la falta de recursos económicos en su hogar con el 61%.
Le siguen la inseguridad 60,60% y en cuarto lugar el desempleo con el 51,80%. De este análisis se desprende que las “inseguridades” preocupan más que, por ejemplo la corrupción (37%).
La visión a futuro no es alentadora porque el 73,20% tiene una visión pesimista de la situación económica para el año próximo.
“El dato del dinero insuficiente es más alto que los de pobreza y las carencias que padecen explican sus comportamientos”, agrega Reale.
¿Cómo impacta políticamente?
Con estos elementos sobre la mesa, la percepción negativa del peronismo se alza con el 53% y un 44% de encuestados y encuestadas que aseguran que no votarán el Frente de Todos en noviembre. Un 30% dice que lo hará y 26% no lo sabe aún. Hay que aclarar en este apartado que los mayores de 16 no tienen la obligación de sufragar.
Hay un 43% que no se identifican ideológicamente con nadie, pero en el entrecruzamiento de variables, el 67,5% de los que aseguran no tener ideología se define como “pro mercado”.
En las preguntas sobre el funcionamiento de la economía, más de la mitad (66,8%) del total de encuestados rechaza una intervención estatal para regular la oferta y demanda de bienes y servicios, una tentación continua en la que cae el kirchnerismo.
Dos sopapos más para el Frente de Todos vienen de la mano de los planes sociales y el bono de $5000 para consumos culturales. Más del 52% considera necesario “eliminar los planes sociales” y a cambio, distribuir dicho gasto entre las empresas a efectos de establecer un círculo virtuoso, en términos de generación de empleos de calidad.
Casi el 53% de los integrantes de esta generación, rechaza el “bono para consumo cultural”, por considerarlo una medida electoralista.
Para Martha Reale, la clave está en seguir la evolución a futuro. “Hay que seguir de cerca estos comportamientos para saber si es una moda o bien estamos realmente frente a un cambio de paradigma”, advirtió.
La ejecutiva considera que “o bien hay un agotamiento del populismo como lo conocemos, o puede ser que algunas manifestaciones pueden estar generando un cambio. De acá a dos años puede ser el 25% del padrón electoral, la cuarta parte (hoy son la quinta). Es clave saber si realmente es una foto electoral adelantada o si son corrientes que vienen y se van”.
La educación virtual fue lo peor que les pasó
Las respuestas sobre el impacto de la cuarentena también es contundente en relación a la modalidad virtual. Más de la mitad (55%) considera que la experiencia fue “mala” y un 7% abandonó los estudios por el cambio de modalidad.
La visión optimista es del 30,4% entre quienes dicen que aprendieron “igual” que en la presencialidad y quienes aprendieron más.
“El dato es muy duro porque lo cuentan quienes vivieron la modalidad virtual, otro gran error del Gobierno Nacional. Es un segmento que tiene aptitudes para recibir a través de la tecnología, pero lo que obtuvo no alcanzó o por el contrario, les dio una mala experiencia”, explicó Reale.