Ernesto Sanz: “En la UCR, ninguno de nosotros puede llenar la figura del líder”

El ex legislador ha vuelto a tomar protagonismo y señala los problemas de su partido a nivel nacional. Crudas reflexiones por el destino de Portezuelo del Viento.

Ernesto Sanz: “En la UCR, ninguno de nosotros puede llenar la figura del líder”
Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

El mendocino Ernesto Sanz, figura importante del radicalismo y más para la coalición Juntos por el Cambio, ha vuelto a tener protagonismo, a pesar de que no se pone en carrera para ningún cargo. Admite que la UCR tiene un problema de liderazgos e invita a sus correligionarios y al Pro a compartir la fórmula presidencial en 2023. Reflexiona en forma amarga ante el estancamiento de Portezuelo del Viento y critica con dureza a la líder del PJ, Anabel Fernández Sagasti: “Es la legisladora con mayor poder real, pero se borra a la hora de los bifes”, señala.

-¿Está conforme con el papel que está haciendo la oposición?

-En los dos años de pandemia, el gran cometido era construir unidad y cohesión. Eso se logró. Después de las elecciones empezamos a vivir otro terreno y tenés otras necesidades además de mostrar unidad. Primero no mostramos unidad porque se rompe el bloque radical, comienza anticipadamente una guerra de candidaturas para el 2023 y en tercer lugar pareciera que no tenemos claro cómo administrar. Son retrocesos que tienen un año y medio para resolver.

-¿Desde lo ideológico, hay un marco que contenga en Juntos por el Cambio?

-El problema no son las personas. (Javier) Milei defiende sus ideas más allá de las extravagancias del personaje y de las acciones. Siempre cuando hay una crisis en los partidos tradicionales, las elecciones de medio término son una puerta para que aparezcan las extravagancias y los extremos. Si Juntos por el Cambio elabora un programa y cuáles son los matices, no habrá más discusión. Y creo que Milei queda afuera, el programa es con una fuerte presencia del Estado, si me preguntan. El Estado no puede correrse, el tema es qué Estado.

-El equilibrio de fuerzas puede ser mejor para el Estado, pero acá no se muestra algún escenario para acuerdos.

-Hemos vivido momentos de bipartidismo. Los únicos tres acuerdos políticos estructurales que hubo en democracia, desde el ‘83 hasta acá, tuvieron que ver, de alguna manera, con el bipartidismo. En el ‘87 Alfonsín-Cafiero, de ahí salió la ley de coparticipación; en el 89′ el Pacto de Olivos entre Alfonsín y Menem, de ahí salió la Constitución reformada en 1994. Y después Alfonsín-Duhalde después de la crisis del 2001, que se llevó puesto al bipartidismo. Después tuvimos la hegemonía del kirchnerismo, después los cuatro años de Macri. Hoy se larga una ley al Congreso y no se sabe cómo te va. La hegemonía no sirve en Argentina.

-¿Es un desafío el liderazgo en la oposición?

-Totalmente. Cambiemos nació como una coalición netamente electoral y cuando llegamos al Gobierno no fuimos una coalición política. Cambiemos tenía un desequilibrio en los liderazgos. El Pro todavía está discutiendo el liderazgo, todas las cosas que le pasan es porque no resolvió la sucesión de Macri. Hay una serie que se llama Succession, eso es el Pro. El viejo es Macri y el hijo mayor es Horacio (Rodríguez Larreta). Hay una mujer que es (Patricia) Bullrich (risas). El problema del radicalismo es que tiene liderazgos coyunturales. Ninguno de nosotros puede llenar la figura del líder partidario.

-¿El radicalismo no vive una crisis de tipo ideológica en algún punto?

-Acá hay una enorme coincidencia que es que si los sentás en la misma mesa, todos quieren estar dentro de Juntos por el Cambio. Eso es así. El rol del Estado tampoco está en discusión. La diferencia está en la construcción política. En el Pro lo tienen resuelto porque van con Bullrich al electorado duro y con Rodríguez Larreta al electorado blando. En el caso de nosotros, pareciera que Morales se acerca más a la ideología de Larreta de traer peronistas, pareciera que Cornejo se adapta más a lo de Bullrich. Pero ninguno de ellos está encorsetado. Los tres gobernadores radicales y Larreta estaban de acuerdo con la reunión sobre el FMI.

-¿Es malo no haber tenido esa reunión?

-Sí, muy malo para el país. Tengo la impresión general que no hemos asumido la consecuencia que trae no acordar con el fondo. Gustavo Valdés, de Corrientes, viajó a buscar créditos internacionales y se volvió sin nada. Y le dijeron que había que esperar qué pasaba con el FMI. Es central el tema.

-¿No cree que el FMI le haya dado el préstamo a Macri para ganar las elecciones?

-Eso es parte del relato. Alfonso Prat Gay lo explica muy bien, la mayor parte fue para pagar deuda y otra puede haber ido a la volatilidad de los mercados. y ahí podés hacer la lista de los que se beneficiaron, y ahí hay de todo, para todos los gustos, kirchneristas, no kirchneristas. Lo hicieron para que no haya un estallido social, un 2001.

Foto: Orlando Pelichotti  / Los Andes
Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

-¿El radicalismo debe presentar una fórmula propia de cara al 2023?

-Que el radicalismo tenga candidatos es muy auspicioso. Pueden ser fórmulas compartidas o partido a partido, que a mí personalmente no me gustaría mucho. No sé si estamos maduramente preparados para soportar la tensión de una disputa al final entre candidatos de partidos. No me gustaría darle excusas a nadie para que se vaya.

-¿Y cómo llega la UCR al 2023? Da la impresión de que se tientan con las internas

- En algunos momentos cuando el radicalismo no ha sido relevante, a nadie le importa qué carajo está pasando. Esta vez era relevante por el papel dentro de Juntos por Cambio. Hemos tenido diferencias pero creo que cuando arranque el año en febrero, se van a ver más fotos de unidad que las que se imaginan. Hay un compromiso de reunificación del bloque y debería cumplirse.

-¿Y qué piensa de los tironeos precoces en Mendoza por las candidaturas a Gobernador?

-Mendoza con este tema de que el Gobernador no tiene reelecciones, siempre se adelantan las discusiones por la sucesión. Hoy no lo veo un problema en Cambia Mendoza. Todos tienen responsabilidades fuertes en la gestión y tienen una clara disposición de arriba hacia abajo de que nos dediquemos a la gestión en 2022. Hay que mantener esa disciplina porque hay muchos candidatos. En el 2003 éramos dos los que podíamos ponernos el traje, que éramos Julio Cobos y yo. Roberto Iglesias nos sentó a los dos y nos dijo: “No va a haber internas, recorran la provincia y hagan la campaña”. Pero no había PASO. Ahora hay un acuerdo de disciplinamiento muy racional y maduro.

-¿Qué piensa de Portezuelo?

- En la provincia estamos entrando en un juego de suma cero. Hay una frase extraordinaria que dijo Emilio Guiñazú: “el recurso más importante que tiene Mendoza no es el agua, es el tiempo”. Pienso exactamente lo mismo, porque el tiempo es lo que te genera o no te genera empleo, inversiones, que el Estado tenga más recursos o no. Estamos desperdiciando el tiempo.

-¿Cómo se genera riqueza?

-Hoy sin plata podríamos estar generando empleo e inversiones mirando a Malargüe. Todos los mendocinos tenemos una deuda con Malargüe, la estamos maltratando y nos estamos maltratando porque ellos con dos actividades como minería y petróleo le podrían dar de comer a todos los mendocinos y sin conflictos entre la explotación de recursos naturales y el medio ambiente. Si todo el mundo quiere proteger en los 17 departamentos restantes la ley 7722, perfecto, pero excluyamos a Malargüe.

-¿Qué opinión tiene del rol de YPF?

- Yo lo que digo es que si YPF es la mayor propietaria de las concesiones petroleras en Mendoza, hay dos caminos: o la ponen acá y ejercen el rol de propietarios metiendo plata en exploración, generando petróleo, regalías y desarrollo, o si no que devuelvan los yacimientos a la Provincia y entonces es un problema nuestro ver qué hacemos, cómo lo desarrollamos. La plata de las inversiones en Mendoza de los últimos 10 años han ido a la destilería, pero quiero que pongan plata en la exploración.

-¿Hay autocrítica política en la UCR por las cosas que no se hacen en Mendoza?

-Me siento parte de un sistema político que también tiene suma cero. Las cosas que se pueden sacar por mayoría simple que son cosas menores, salen. Las cosas que necesitan mayoría especial no salen y las cosas que necesitan acuerdo por afuera de una votación simple, tampoco salen. Minería se hizo con acuerdo, pero no pudieron bancarlo 48 horas. Y acá convengamos que a las 24 horas siguientes, el señor (Guillermo) Carmona salió a decir en nombre del justicialismo que se corrían. Si la política no puede bancar más de 48 horas un acuerdo…quizás lo inteligente era no joder a Malargüe y haberlo liberado.

-¿Qué grado de culpa tienen los protagonistas entonces?

-Fernández Sagasti hace política echando culpas cuando ella es la legisladora que más poder tiene. Nunca, desde el ‘83 a la fecha hubo un legislador nacional que tuviera más poder real, no prestigio, que Fernández Sagasti. Ahora la pregunta es, ese poder real, cuando se la necesita a la hora de los bifes como es en el tema Portezuelo del Viento, ¿dónde está? Si en vez de Fernández Sagasti estuviera el Pilo Bordón, ya se hubiera encadenado en el escritorio de Alberto Fernández. No le hace bien a Mendoza tener este peronismo. Si el debate es terminar la semana tuiteando, me frustro.

POR QUÉ LA UCR NO GANA HACE AÑOS EN EL DEPARTAMENTO QUE GOBERNÓ

-¿Por qué no gana el radicalismo en San Rafael?

-El peronismo en San Rafael es USR, únicamente San Rafael. El radicalismo no volvió a ganar en San Rafael por dos razones. Una es que los peronistas fueron inteligentes en armar un esquema de gestión estético, que se ve, pero no de fondo. Y porque el radicalismo no generó la dirigencia con ambiciones y ganas de ir a pelear poder. Durante muchos años, en general, ese radicalismo de San Rafael no tuvo ambiciones de poder y la gente lo nota. Los Félix han estado bastante cómodos y no dejan crecer ni al pasto, no tienen sucesión. Eso sí, la generación radical de entre 30 y 40 años en San Rafael es buena.

-¿Cómo califica la gestión de Suárez?

-Tienen que calificarse con un ingrediente ineludible como es la pandemia. En el caso de Mendoza que fueron dos años muy bravos, ha sido una gestión que ha afrontado con éxito las dificultades. ¿En qué sentido? En el sentido de liberar a la provincia de muchas restricciones cuando en otros lugares estaban totalmente cerrados y después con algunas herramientas como Mendoza Activa. Creo que ahora hacia adelante hace falta liderar un proceso de debate profundo estructural para ver de qué va a vivir Mendoza, y deben acompañar todos los demás.

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