Enrique Thomas: el peronista mendocino que quiere llevar a Patricia Bullrich a la presidencia

Fue funcionario de gobiernos del PJ. Y diputado kirchnerista hasta el conflicto del campo. Hoy es el operador político de la ex ministra de Seguridad en Mendoza.

Enrique Thomas: el peronista mendocino que quiere llevar a Patricia Bullrich a la presidencia
Del PJ al PRO. Patricia Bullrich es la persona que se necesita para decirle basta al kirchnerismo”, dice hoy Thomas. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.

“El peronismo como yo lo viví no existe más”. Enrique Thomas (65) lo dice sin nostalgia, ya convertido en el principal operador de Patricia Bullrich en Mendoza. Para alguien que comenzó a militar en el PJ a los 16 años y que ocupó cargos en varios gobiernos peronistas, en la Provincia y en la Nación, ser ahora parte del Pro es un salto de extremo a extremo de la grieta, sin escalas. Thomas es ahora un dirigente de peso del macrismo mendocino y, sobre todo, el hombre que está dispuesto a todo para que la ex ministra de Seguridad de Macri sea presidenta en 2023.

Para el ex diputado nacional, Bullrich es la persona que se necesita para “decirle basta al kirchnerismo” y “ponerle fin al populismo en la Argentina”. ¿Cómo pasó un “peronista clásico” -como él se define- de ser un soldado de Néstor Kirchner a combatir al kirchnerismo desde las filas de su principal enemigo, el Pro? Thomas era titular del INV cuando el santacruceño llegó a la presidencia en 2003 y quedó, como tantos otros, seducido por el discurso político casi contracultural del patagónico. Sobre todo por su contraste con el menemismo que se resistía a desaparecer.

Durante la era Menem, en los ’90, Thomas -que es ingeniero agrónomo- había sido un valioso cuadro técnico de los “naranjas” del PJ mendocino. Fue director de Agropecuaria en el gobierno de José Bordón y después director de Tecnología Frutihortícola en la gestión de Rodolfo Gabrielli. Con Arturo Lafalla no ocupó cargos pero saltó al INV, organismo que llegó a presidir entre 2001 y 2005.

En ese momento, cuando Kirchner impulsaba desde la Presidencia la concertación que para alinear tras de sí a radicales (como Julio Cobos) y dirigentes de otros partidos, Thomas se trasformó en uno de los kirchneristas más fieles de Mendoza. Y como tal, llegó a una banca en el Congreso encabezando la boleta del Frente para la Victoria, el sello electoral creado para aglutinar a las fuerzas de la coalición K.

En esa elección de 2005, Thomas compitió contra el radical Alfredo Cornejo y el demócrata Omar De Marchi. Las vueltas de la vida, y sobre todo de la política, los encuentran hoy a los tres compartiendo espacio político (Juntos por el Cambio) y la oposición al gobierno K.

La guerra con el campo

Hay un hecho que marcó a fuego la carrera política de Enrique Thomas: el conflicto con el campo en 2008. “Nos anticipamos a Cobos”, dice recordando su voto en Diputados contra la resolución 125 del gobierno de Cristina Kirchner, la que después se estrellaría contra el histórico “no positivo” del ex Vicepresidente en el Senado. Ahí, asegura hoy el operador mendocino de Bullrich, advirtió “lo que eran Néstor, Cristina y el kirchnerismo”.

Entre esos “desilusionados” que dejó la guerra con el campo, que formaron el “grupo de los ocho”, estaban otros peronistas como Felipe Solá (hoy canciller de Alberto Fernández), Ramón Puerta (ahora muy cercano a Mauricio Macri) y Francisco De Narvaéz (dedicado hoy a su rol de empresario).

En esos años donde la grieta se empezó a profundizar, Thomas empezó a encontrar coincidencias con Patricia Bullrich dentro del llamado Peronismo Federal, un sector que empezó a fortalecerse a medida que el kirchnerismo, luego de la muerte de Néstor en 2010, se radicalizó políticamente.

Un año antes, el mendocino había logrado la reelección en su banca, ya no dentro del Frente para la Victoria sino contra él. Esta segunda etapa como diputado nacional lo tuvo hasta 2013, cuando su rol de disidente K lo llevó al ostracismo político por primera vez en dos décadas.

Del agro a la seguridad

Thomas volvió al INV (tiene un cargo gerencial de planta “ganado por concurso”, aclara) pero la debacle del cristinismo y el ascenso de Bullrich al ministerio de Seguridad de Macri le dieron una segunda vida en la política. Hacía rato que su “expertise” agropecuario había virado hacia los temas de seguridad, por lo que la actual titular nacional del Pro lo convocó para ser parte de la gestión. Primero como subsecretario de Articulación Legislativa (para negociar con los legisladores las leyes de seguridad bullrichistas) y después como secretario de Gestión Federal de Seguridad Interior, área del ministerio que coordinaba las políticas de seguridad con las provincias.

Bullrich, para romper con el garantismo de la gestión kirchnerista, impulsó como ministra medidas que rápidamente el progresismo argentino tildó de “mano dura”. Para Thomas, su actual jefa política representa más bien la “mano justa”, que se contrapone a la “teoría zaffaroniana” porque prefiere “castigar al delincuente y atender a la víctima”.

Con esta impronta anti delincuencial que supo forjarse en la malograda gestión Macri se mueve ahora Bullrich rumbo a 2023, con Thomas como uno de sus principales asesores. “Ella representa exactamente mi pensamiento con respecto al presente y al futuro del país. Tiene una postura firme, no negocia, es honesta y dice lo que piensa cueste lo que cueste”, la describe Thomas, postulándola por encima de Horacio Rodríguez Larreta como la principal figura para pelear las presidenciales desde el Pro.

Un partido al que este (ex) peronista se afilió en 2016 y que viene de fracasar en el gobierno de la Nación. Errores que Thomas reconoce en parte (fuimos ‘sigamos’ en vez de ‘cambiemos’, ironiza), sobre todo en materia económica. Pero rescata supuestos logros en seguridad y después vuelve al presente: “Este es el peor gobierno de la historia de la Argentina. Al lado de Alberto Fernández, Macri es un estadista”, remata.

Desde su cargo en el INV, Thomas busca ahora pegar otro salto (en realidad volver) al Congreso, ocupando un lugar en las listas legislativas de Cambia Mendoza desde el Pro. “Me encantaría, es lo que mejor sé hacer, pero depende de muchas cosas”, dice. ¿Habrá lugar para un peronista disidente en la coalición oficialista de la provincia, donde el máximo representante del macrismo es De Marchi, su antiguo rival electoral hace 16 años? “Creo que es un excelente candidato a gobernador de Mendoza, quiero trabajar para eso”, piropea al lujanino, que el mes que viene dejará de ser presidente del Pro mendocino.

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