Mauricio Badaloni es parte de un nutrido grupo de ciudadanos que no tienen experiencia ni participación en la política tradicional, que se presentan como precandidatos en distintos cargos electivos. En su caso, como precandidato a diputado provincial por Cambia Ya (lista 503B).
La motivación principal, como lo manifiesta, “es que en la Legislatura hayan representantes que sean verdaderamente parecidos a los ciudadanos y no de quiénes solo dicen parecerse a ellos…”. Los políticos tradicionales no tienen idea de los que significa levantarse todas las mañanas para lidiar con los obstáculos que, en la actualidad, enfrentan pymes y comerciantes para seguir en pie y sostener el trabajo de miles de personas.
Esta pérdida de sentido de la realidad práctica, se evidencia con los más de 170 impuestos, la presión de los ingresos brutos, los sellados, la maraña burocrática para poder los que quieren emprender o poner actividades productivas. Todas leyes, normas o reglamentaciones gestadas por una política tradicional que ha hecho invisible a una gran mayoría de ciudadanos.
“Se trata de construir en conjunto, porque cambiar el ´sistema´ es crear condiciones para que los jóvenes se queden en Argentina”, comenta Badaloni y agrega: “De eso hablamos cuando pedimos reglas claras, debido a que es lo que buscan los que hoy eligen partir, cualquiera sea la actividad que realicen”.
“Y para que esto empiece a pasar, nuestra propuesta y reclamo de menos impuestos se apoya en que es muy difícil cumplir con un sistema que castiga a los trabajadores registrados y a sus empleadores. Esta presión fiscal atenta contra la generación de puestos de trabajo”, expresa Badaloni.
Toda la política debe comprometerse en “…disminuir el costo del Estado en el salario. Como ejemplo, por cada $150 que se pagan por un salario en blanco, casi $50 se lo lleva el Estado en aportes y contribuciones. Al trabajador registrado le quedan $100 en el bolsillo, y cuando hace compras de alimentos, otra vez el Estado se lleva más de $40 en impuestos. Empleadores y trabajadores se pelean por el salario, pero hay un socio oculto que se lleva casi la mitad del dinero de ambos, no está sentado en la mesa, y lo que aporta es muy poco. Esta es la verdadera discusión que tenemos que dar…”.
“Queremos contribuir a alivianar la gran mochila que tienen los que producen, los profesionales, los que se animan a emprender para que haya más personas con la dignidad de poder sustentarse en lugar de ver a diario cómo el incremento del gasto público no ha tenido un impacto real en las condiciones de vida de los argentinos, sino al contrario”, opina Badaloni.
Nuestros países vecinos , sin irnos tan lejos, nos dan sobrados ejemplos de cómo una menor presión del Estado en los costos laborales y en la economía general, favorece el crecimiento. “Un gobierno nacional o provincial no puede repartir lo que no genera. Si no cambiamos ya, seguiremos repartiendo emisión monetaria, inflación, y más pobreza”, cierra Badaloni, con una clara apuesta a la construcción de un cambio posible, real y sustentable a partir de una mirada distinta a la de la política tradicional.