La Unión Mendocina cerró su campaña de cara a las elecciones del domingo que viene con todo el cotillón posible: papel picado, carteles, bombos y música. Un Omar De Marchi eufórico se mostró confiado en ganarle a su rival y ex socio político Alfredo Cornejo.
El Arena Maipú fue el lugar elegido por La Unión Mendocina para ponerle punto final a la campaña. Así lo había hecho Omar De Marchi el 31 de mayo del 2019 cuando era precandidato por Cambia Mendoza en las PASO que finalmente ganó Rodolfo Suárez.
Cuatro años después no se refirió a Alfredo Cornejo como un gobernador que había hecho bien las cosas en tres años. Esta vez el discurso fue mucho más crítico. “Ocho años fueron suficiente” dijo el ex aliado que no quiere que el actual oficialismo llegue a los 12 años continuados.
Muchas combis, colectivos y autos particulares acercaron a los espectadores al acto. El calor popular se sentía en la previa. Banderas y música tropical prepararon el terreno para el evento, de esos que no abundan por estos tiempos.
Mariela Contreras, la ex vocalista de Simpecao entonó el hinmo en una versión aflamencada. Todo lo que vino después, fue el acto político en sí. En medio de un cuadrilátero ubicado en el centro del salón apareció Daniel Orozco, el intendente de Las Heras, quien fue el primero de los únicos dos oradores de la noche. Insistió en ser víctima de persecución política y agradeció el coraje de los que se sumaron al frente pese a “las amenazas que sufrieron”.
“Hay que humanizar la política. Vamos a llevarle dignidad a la gente que lo necesita. Quiero un gobernador joven, que tenga los productos que la gallina tiene que tener. Uno petiso pero bueno”, dijo el lasherino con ironía.
En la primera fila estaban los principales referentes. El diputado sancarlino Jorge Difonso (otro ex Cambia Mendoza), el peronista intendente de Lavalle Roberto Righi, el jefe comunal de Luján Sebastian Bragagnolo, dirigentes gremiales y de partidos aliados como el Partido Demócrata. Hasta “el león” de Javier Milei estuvo en estadio cubierto maipucino. Al intendente de Maipú, el peronista Matías Stevanato, no lo invitaron.
En medio de la ovación y del pedido del jefe comunal para que la gente cante “Borombombom, Omar De Marchi, gobernador”, subió el líder de La Unión Mendocina. Dos pantallas gigantes mostraban su rostro exultante. Afuera había otra, para la gente que no pudo ingresar.
El diputado nacional apeló a la emotividad y siguió machacando a todos los concurrentes de la transformación que quiere hacer. “Hemos tenido épocas mejores y peores. Hoy estamos en una de las peores épocas de Mendoza porque se nos asfixia”, disparó.
“No se nos deja participar en nuestras expectativas de construir el futuro”, se quejó. Y recayó en la exposición de ideas organizada por la Junta Electoral provincial. “Sirve para graficar la Mendoza que estamos viviendo”, sostuvo.
“Estamos más que nunca en un feudo y para eso hemos venido en búsqueda de libertad, de liberar todas las fuerzas creativas y el talento que tenemos allí dormido”, expresó De Marchi en el centro del escenario. “Cornejo tiene miedo”, cantaron los presentes.
En su discurso encendido hubo similitudes con lo que expuso en el debate del domingo en el Espacio Cultural Julio Le Parc en cuanto a educación, salud, viviendas y seguridad.
“La Unión Mendocina somos todos más allá de las diferencias. Se juntan desarrolladores, emprendedores, se juntan los gremios que defienden los derechos del que se levanta muy temprano a laburar”.
Aprovechó para hablar de seguridad e insistió su propuesta de la conducción de las fuerzas policiales en manos de un policía “que son los que saben, no en políticos improvisados. Son unos infantiles, adolescentes, al mando de la seguridad”.
Ya sobre el final, prometió que no armó La Unión Mendocina “para hacer más de lo mismo, ni a poner parches. Venimos a hacer la mejor provincia de la Argentina”.
Mirando a su vice, dijo: “Daniel ha hecho un esfuerzo enorme”. Después de los saludos y el agradecimiento, el médico subió al escenario. Papel picado y la foto dándose la mano, esa que marcó el comienzo de la fórmula y la que ambos sueñan sacarse el domingo a la noche.