El grupo de Whatsapp de los gobernadores de Juntos por el Cambio explotó el domingo a la tarde, cuando empezó a confirmarse extraoficialmente que Javier Milei era el ganador del balotaje. Al fin de cuentas, ese era el resultado ideal para consolidarse como bloque y a la vez tener la posibilidad de aportar a “la gobernabilidad” nacional, por supuesto a cambio de influencia y recursos para sus provincias.
Ese intercambio agitado, y por momentos eufórico, que hacía olvidar la neutralidad pública que todos habían mantenido desde las generales, tuvo un solo ausente: Carlos Sadir, el gobernador electo de Jujuy. El motivo era claro. Su jefe político y actual gobernador jujeño, Gerardo Morales, se la jugó fuerte por Sergio Massa, su socio político y amigo.
Alfredo Cornejo es uno de los impulsores y estrategas de ese bloque, que incluye a muchos novatos que van a tener que hacerse cargo de provincias gobernadas por el peronismo durante décadas, como San Juan, San Luis, Chaco, Entre Ríos y Chubut.
El mendocino fue uno de los que más celebró íntimamente el resultado. Intuía que un triunfo de Massa ponía en riesgo inmediatamente ese armado. El peronista, de ser presidente, iba a intentar captar individualmente a algunos de sus colegas para asegurarse las mayorías parlamentarias que no tendría.
Con Milei, sobre todo por la influencia que puede tener Mauricio Macri, está por verse la actitud que tomarán los mandatarios del Pro, empezando por el porteño Jorge Macri. Pero al menos la intención inicial es mantenerse unidos. Esto es lo que charlarán el miércoles, cuando se reúnan en Buenos Aires a debatir los pasos a seguir.
Saben que Milei sólo tendrá 38 de los 258 diputados nacionales. Le faltan 91 para llegar al quórum y la mayoría necesaria para aprobar leyes. En el Senado, los libertarios ocuparán 7 de las 72 bancas y le faltan 30 para el quórum y aprobar leyes. Eso implica que ni con todo Juntos por el Cambio le alcanza y necesitará de algunos otros bloques minoritarios para que sus proyectos avancen.
Con el futuro entre signos de interrogación, por supuesto, Cornejo cree que la futura gestión de Milei será más ventajosa para Mendoza que una presidencia de Massa. El gobernador electo cree que estamos ante “un cambio de época” que no registra antecedentes. Al fin de cuentas, la gente, está claro, no sigue a nadie que le dice a quién debe votar y eligió presidente a un outsider que no tiene gobernadores, ni intendentes y apenas cuenta con un puñado de legisladores.
Es más, La Libertad Avanza ni siquiera tenía fiscales de mesa suficientes y ahora deberá ver cómo hace para cubrir todos los cargos del Gobierno nacional, que son miles. El aporte al que están dispuestos los gobernadores de Juntos por el Cambio por ahora no incluye funcionarios para los múltiples casilleros vacantes.
Cornejo resaltó a su equipo un dato una vez que se difundió el escrutinio oficial: el libertario obtuvo en Mendoza 71%, el segundo porcentaje más alto del país (sólo superada por el 74% de Córdoba). Y festejó en ese círculo el derrape político de su enemigo interno: Gerardo Morales. El jujeño no sólo perdió al jugársela por Massa, sino que terminó enfrentado a su electorado porque en su provincia Milei ganó con el 58% de los votos. Esto seguramente acelerará la discusión para definir el próximo presidente de la UCR nacional, con el mendocino empoderado.
El gobernador electo se cuidó siempre de mostrar sus cartas en esta elección, más allá del aporte a la fiscalización de La Libertad Avanza. Igual, los partidarios de Milei parecen haberlo identificado como parte del triunfo: el domingo al anochecer, cuando Massa salía a admitir su derrota en Buenos Aires, Cornejo tomaba un café con dos colaboradores en Palmares y los mendocinos que ya festejaban allí el resultado le pedían selfies.
Paradójicamente, el que respiró aliviado también fue Omar de Marchi, archirrival del radical. El líder de La Unión Mendocina veía peligrar su alianza ante un triunfo de Massa. Varios de sus socios que son o serán legisladores, con Jorge Difonso a la cabeza, planeaban armar un bloque massista en la Legislatura. La derrota los obliga a quedarse.
Difonso experimentó en carne propia aquello de que a la gente poco le importa el posicionamiento de sus dirigentes: en San Carlos, Milei superó el 73%, un porcentaje mayor, levemente pero mayor, al que obtuvo por ejemplo en Godoy Cruz o Capital, dos municipios radicales.
Algo parecido le ocurrió a Matías Stevanato, intendente de Maipú y uno de los peronistas más identificados con el ex candidato oficialista. El libertario también superó los 73 puntos en su terruño. Así, la derrota de Massa volvió a llenar de dudas al PJ mendocino, que se había entusiasmado con un renacer y un cambio de aire partidario. Ahora, tendrán que irse todos al mazo y repartir las cartas de nuevo. Por lo pronto, tras el golpazo todos coincidieron en una decisión y se borraron de la sede del PJ para no dar explicaciones. Después se preguntan por qué los mendocinos no los votan.