El Movimiento Evita es la pata social más grande que tiene hoy el peronismo. Surgido a finales de los ‘90, y consolidado con Néstor Kirchner, fue expandiéndose a lo largo de todo el país. Mendoza no es ajena y con fuerte presencia en el territorio, las nuevas autoridades consideran que es momento de pujar más fuerte políticamente.
Luis Böhm estuvo al frente del movimiento durante diez años y por razones de salud, y también propias, dio un paso al costado para que llegara Lautaro Cruciani. El joven abogado de 34 años, conducía el brazo en Guaymallén y junto a Daniel Urquiza, quien fuera asesor del ex diputado Fabián Miranda, en Las Heras, serán dos de los pre candidatos a intendentes. Se sumarán nombres en Rivadavia y Lorena Martín, quien está al frente del PAMI en esa comuna, jugará en San Carlos.
“Nos escuchan pero no nos ven”, define un conocedor del territorio y de los barrios populares. La expresión sienta bien cuando alguien se pregunta por qué los movimientos sociales están relegados de los lugares de poder. La construcción política del Movimiento Evita surgió años después desde su origen, tenía esa particularidad de trabajar codo a codo con el peronismo, pero lejos del armado de listas.
Recién en el 2012, y ya con un armado en todo el país, hubo decisión de involucrarse en la política. Y en 2015 se vio reflejado principalmente en el Congreso de la Nación y en la Legislatura, con la presencia de Böhm, quien fue senador provincial hasta el 2019.
Desde allí no llegó nadie más en representación del movimiento, algo que intentó revertirse en 2021 pero Lautaro Cruciani se quedó afuera por pocos votos y el sistema D’hont que se utiliza para el reparto de lugares. Lo mismo sucedió en algunos departamentos con aspirantes a ediles. Pero lejos de bajar los brazos, volverán a la carga en el 2023. “Nos lo merecemos”, dice Böhm.
La nueva era
La salida del histórico dirigente se dio por varios motivos pero hay uno que niega rotundamente: “no hay ningún problema, la relación es excelente”, avisa Böhm. “Entendía que había cumplido un ciclo, mi incapacidad visual me impedía manejar y entiendo que hace falta renovación, nuevos enfoques, lecturas, sino el resultado es el mismo”, explica.
Lautaro Cruciani tiene 34 años y no proviene de una cuna peronista. Su padre, Mario Cruciani fue diputado por la Unión Cívica Radical (UCR). “Es un radical alfonsinista, es popular”, describe sobre su padre. Su prima, Lorena Cruciani fue concejala en Godoy Cruz por la UCR. Avisa que ante todo, primero es peronista pero se reconoce kirchnerista por una cuestión generacional, de haberse criado en el Evita en pleno auge de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. No militó en La Cámpora y al convivir con diferentes miradas en su familia, esquiva la grieta.
Tiene buena relación con la conducción actual del Partido Justicialista, ya sea Anabel Fernández Sagasti actualmente como Flor Destéfanis a partir del 7 de diciembre, y quienes conforman el oficialismo. A su vez, la dirigencia ve con buenos ojos la decisión del Movimiento Evita de aportar a la competitividad partidaria. Dos gestos lo confirman. El Evita de Guaymallén asistió en gran número al cierre del ciclo “Derribando mitos” del senador kirchnerista Lucas Ilardo. Y en las listas oficialistas para la conducción partidaria en Rivadavia y Tupungato, las candidaturas de Liliana Terranova y Oscar Carrizo provienen del movimiento que tiene a Emilio Pérsico como referentes nacional.
“Los Cayetanos” es la denominación al grupo de movimientos sociales dentro del Frente de Todos que nació en Buenos Aires. La Corriente Clasista y Combativa (CCC), Somos y Nuestra América, por nombrar algunos, replican el modelo en Mendoza y desde allí surgirán candidatos. “Estamos construyendo y debemos tener una voz que nos represente”, dice Cruciani.
“Somos un híbrido, a la vez social y con vocación de poder. Estamos embarcados en lo que dice Francisco (el Papa), la defensa de bienes comunes. Y con respecto a los otros grupos políticos, somos peronistas, y sí creemos en la unidad, para vencer y triunfar”, se sincera Cruciani.
El desafío de convencer al votante
Hay dos heridas abiertas en el peronismo como son Guaymallén y Las Heras. Los dos bastiones están en manos del radicalismo desde hace 7 años. En el Frente de Todos tienen la sangre en el ojo y cranean estrategias para mostrarse como una alternativa competitiva.
Allí, el Movimiento Evita ya tiene nombres como son el del propio Cruciani y el de Daniel Urquiza para Las Heras. Habrá que ver quienes más deciden jugar en esos departamentos, aunque nombres danzan hace rato.
“Veníamos en un proceso de una fuerte organización social territorial y nosotros decimos que además de esa construcción territorial y perspectiva de organización social, el salto cualitativo es la organización política. Estamos dispuestos a ocupar espacios de decisión dentro de la estructura de la que somos parte”, expresa Urquiza quien milita desde hace varios años y conoce el mundillo político por haber trabajado con el ex diputado Fabián Miranda, entre otros lugares en los que se desempeñó.
El dirigente tiene una larga trayectoria en el frente y como él mismo lo dice “digo frente porque hemos sido varios”, en referencia a las alianzas políticas que viene teniendo el peronismo. Y cita como ejemplo a seguir el de Mariel Fernández, intendenta de Moreno en la provincia de Buenos Aires y surgida de las entrañas del Movimiento Evita.
En el movimiento social defienden la presencia territorial y el avance ante la ausencia de los partidos mayoritarios. “Desaparecieron los comité radicales y la unidades básicas del peronismo. No entran ni los patrulleros, y ahí estamos nosotros”, desafían ante las críticas. Y destacan este elemento como un fenómeno social actual que permite la presencia del evangelismo en los sectores más vulnerables.
Desde esa presencia territorial es que avizoran posibilidades competitivas en Las Heras. “Hay un fuerte porcentaje de lasherinos y lasherinas en estos sectores. Si bien es cierto que el sector noroeste ha crecido un poco más y es como el más visible en términos de desarrollo de nuestro departamento, los sectores populares han crecido muchísimo y se ha extendido la zona”, describe Urquiza quien asumió al frente del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes) luego de la salida de Böhm.
“Nosotros tenemos espacios socio comunitarios a tres cuadras de la Municipalidad. Las situaciones en el departamento geográficamente han cambiado, hay sectores en donde no hay presencia de la política”, asegura el dirigente social con el traje de candidato puesto.
Por el lado de Guaymallén, Cruciani está teniendo charlas con otros dirigentes y en poco tiempo lanzarán un espacio para competir. “Hay una camada nueva, hay que actualizar el peronismo y tiene que estar presto para los desafíos que corran”, sostuvo. No lo asusta el fantasma de Luis Lobos, ex intendente peronista que está preso por corrupción. “No tenemos pesadas herencias y queremos dar vuelta de página en Guaymallén, que es La Matanza de Mendoza, por lo populoso”, se ilusiona.
En San Carlos se postulará, al menos hasta ahora, Lorena Martín que se desempeña al frente del PAMI en esa comuna. Y en Rivadavia no hay aún un nombre claro, pero también está decidido que alguien aspirará a quedarse con el lugar que ocupa el radical Miguel Ronco, sin posibilidad de reelección. Y en medio de una disputa fuerte por parte de Ricardo Mansur, ex intendente radical y hoy en la vereda de enfrente.
“Nuestro objetivo es que el Frente de Todos gane. Levantar la espuma con pre candidatos. Si hay PASO o no, si alguien propone algo mejor, que vengan y se sumen todos”, cierra Böhm dándole su bendición al proceso que inició y que continúa con una nueva impronta.