El día después de esta nueva derrota del peronismo mendocino planteará al menos un dilema para su conductora, Anabel Fernández Sagasti.
Hace menos de un año, Fernández Sagasti asumió con ímpetu la conducción del PJ. En su futuro asomaba con claridad una nueva candidatura a gobernadora en 2023, pero habrá que ver si ese plan se mantiene en pie o es revisado tras los resultados electorales de este domingo.
Hay un elemento que siempre juega a su favor. En medio de la campaña, cada vez que le preguntaban sobre la postulación dentro de dos años, la líder de La Cámpora remarcaba que tiene apenas 37 años y, en consecuencia, muchas oportunidades, biológicamente hablando, para cumplir sus anhelos en política.
Por otro lado, a pesar de perder, Fernández Sagasti quedó proclamada este domingo como senadora nacional, una vez más, y podrá acomodarse en esa banca durante los próximos 6 años.
El extenso periodo parlamentario que se viene le dará la oportunidad de replegarse en medio de la tormenta, sin irse de la política ¿Le convendrá a Fernández Sagasti no aprovechar esta oportunidad?
Con sus últimos gestos, partidarios y de campaña, la senadora nacional viene mostrando más apertura con el PJ orgánico, que hasta entonces criticaba la forma en que construía poder el camporismo.
Esta estrategia estaba ligada, sin dudas, al plan “Anabel 2023″. La senadora necesitaba sumar a sus detractores del justicialismo para robustecer su propia candidatura.
Tras la derrota de las PASO, refugiarse a pleno en el peronismo y evitar que la gente la identificara con el kirchnerismo se convirtió en una necesidad electoral para todos. Pero este “plan b” tampoco funcionó en las urnas ayer.
Lo que resta saber ahora es si los gestos de Fernández Sagasti hacia el justicialismo orgánico (ha dicho que no tiene ambiciones personales y que su único objetivo es que el PJ gane en 2023) pueden convertirse también en la excusa perfecta para abandonar el centro de la escena por un tiempo.
El problema será, en ese caso, quién asumirá la responsabilidad de guiar al PJ mendocino hacia 2023 si Anabel se corre a un costado.
Hay que decir que ninguno de los viejos caciques del justicialismo muestran interés o ambición para ocupar su protagónico lugar. La mayoría de los intendentes probablemente se dedique más que nada a la búsqueda de una estrategia (para ellos o para sus sucesores) que impida la pérdida de sus territorios en el próximo turno electoral.
Además, casi nadie ha quedado revalidado por las urnas para conducir al peronismo, en remplazo de sus autoridades actuales.
¿Ante este panorama, quién puede renovar y liderar al peronismo mendocino en lugar de La Cámpora? Difícilmente sean los intendentes más jóvenes, que todavía tienen una reelección y deberán custodiar sus municipios para evitar males mayores.
Matías Stevanato, por ejemplo, es uno de los cuadros nuevos del justicialismo, pero la la derrota que sufrió ayer en Maipú lo obliga a concentrarse en su departamento para 2023 y lo aleja de cualquier puesto de conducción provincial.
Nadie cuenta con credenciales ni ánimo para cortar cabezas. La propia Fernández Sagasti reconoció a Los Andes este panorama en el PJ hace poco: “Cuando la cosa viene doblada, no aparecen muchos y muchas valientes”, afirmó. Una frase cruda y realista sobre el estado de las cosas.