Ante la denuncia de violencia de género que realizó en su contra Fabiola Yañez, desde Madrid, Alberto Fernández empieza a planificar su estrategia judicial para afrontar las acusaciones en los tribunales. Según trascendió, la denuncia le disparó una crisis emocional el último fin de semana que lo llevó a al resguardo en su departamento de Puerto Madero, donde está acompañado por muy pocos amigos y familiares.
De acuerdo a lo informado por La Nación, el expresidente dice que quiere ver cuanto antes al juez federal Julián Ercolini, su “enemigo íntimo” en la causa de los seguros y ahora también en la de los supuestos maltratos físicos a la exprimera dama. La intención del exmandatario sería afrontar las acusaciones cara a cara con Ercolini, pero en los tribunales de Comodoro Py advierten que primero deberá presentarse ante el fiscal Carlos Rívolo, a quien el magistrado delegó las actuaciones.
Sin embargo, la demora de Fernández en designar a un abogado tampoco colabora con la celeridad que reclama al trámite judicial. Mientras tanto, el clima en torno a Alberto Fernández es de “tristeza y dolor”, sobre todo entre quienes lo conocen de toda la vida, como su medio hermano Pablo Galindez, quien se convirtió en un escudero del expresidente y lo acompaña las 24 horas en su departamento, donde se instaló en los últimos días.
Pablo es hijo de Celia Pérez, la madre de Alberto Fernández y Carlos Pelagio Galíndez, y fue director de una empresa del holding de Eurnekian. Fue él quien pidió a dirigentes cercanos a Fernández, como Julio Vitobello y Alberto Iribarne, que fueran a contenerlo en las horas más aciagas, el sábado por la tarde, cuando se enteró de las acusaciones de Yañez.