La realidad supera cualquier previsión. Javier Milei se transformó ayer en el político con mayor respaldo de Mendoza y el país. Y provocó un terremoto de consecuencias insospechadas que reconfigurará el sistema político argentino. Las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias dejaron por el piso todas las especulaciones. Ahora, habrá que ver cómo impacta en las semanas que siguen no sólo en las generales nacionales, sino también en las contiendas municipales y provincial que se avecinan.
En nuestra provincia, sólo el encuestador Elbio Rodríguez acertó. Sus números se mantuvieron inalterables los últimos meses. Pero como era el único que mostraba un resultado distinto, quienes conocían esos datos en profundidad los ponían en duda.
La elección le dio la razón a Rodríguez, aunque se quedó corto: los 36 puntos que su último sondeo asignaba al libertario son nueve menos que los que finalmente obtuvo. Un verdadero batacazo que pone a La Libertad Avanza al borde de obtener tres diputados nacionales por Mendoza de sostener este resultado. Una vez más queda demostrado que nada está dicho hasta que se abren las urnas.
Ahora bien, por qué los mendocinos que en las dos elecciones presidenciales anteriores se inclinaron por la alianza del Pro y la UCR y en la de 2011 por Cristina Kirchner optaron esta vez por Milei. Las razones son múltiples. Pero hay una que se impone: ninguno de los dos frentes que expresan a la política tradicional les dio las respuestas que esperaban.
El peronismo y Juntos por el Cambio no pudieron solucionar la inflación ni la pobreza. Y con sus fallidos proyectos a cuestas, sus actuales candidatos nunca pudieron generar esperanza, ese requisito indispensable para conseguir el favor del votante.
Sin esperanza, no hay proyecto que enamore. Y eso sí lo detectaron las encuestas: muchos respondían no saber a quién votar porque ninguno los convencía. Y ante ese vacío, Milei ganó. Fue el único que presentó una propuesta que llegó al electorado, aunque no se haya aplicado en ningún país del mundo, incluso dé miedo y se base en consignas contra todo lo existente, empezando por esa “casta” que dice rechazar pero a la que terminó asociado en muchas provincias.
El grito del libertario pudo más. Porque el suyo se transformó en el grito de la bronca acumulada y callada. Sin importar que en su campaña casi no hablara. Que su última visita a Mendoza fuera un raid frenético por el Gran Mendoza con paradas en barrios populares y contacto directo con la gente, pero sin discursos.
También sin importar que, a diferencia de Juntos por el Cambio y el peronismo, acá no tuviera estructura ni figuras aliadas reconocidas, sino apenas un vetusto Partido Demócrata que anoche pareció sacarse el polvo acumulado durante más de dos décadas de ostracismo electoral.
Una mirada más amplia de los resultados muestra a los votantes de Mendoza atraídos por las posiciones ubicadas más a la derecha del menú electoral. Al 45% de Milei hay que sumar el 22% de Patricia Bullrich, ganadora de la interna de Juntos por el Cambio. Entre ambos, concentraron dos de cada tres votos provinciales.
A la vez también muestra un solapamiento entre los candidatos nacionales y los provinciales: el 42% que se inclinó en las primarias provinciales de junio por Cambia Mendoza y el 20% que lo hizo por la Unión Mendocina parecen haberse redistribuido entre Milei y Juntos por el Cambio esta vez. El peronismo, en cambio, se quedó con todos los votos de aquella votación y sumó algo más, pero mucho menos de lo que esperaba.
Esto demuestra que los ciudadanos no son fieles a un escudo o color. Su preferencia municipal no es la misma que la provincial ni la nacional. Esto sólo siembra incertidumbre en el establishment político, al que le cuesta hacerse la idea de que los votos que obtiene no son de su propiedad.
Alfredo Cornejo, el líder y candidato a gobernador de Cambia Mendoza, evitó mostrarse en el búnker de la derrota y viajó discretamente a Buenos Aires. Aunque allá tampoco había mucho para festejar. El golpe para él fue muy duro.
Desde que se transformó primero en el jefe de la oposición al peronismo y luego en jefe del oficialismo, nunca había sufrido una derrota de tal magnitud. Es cierto que en 2019 el propio Cornejo fue superado en las PASO como diputado nacional por la camporista Marisa Uceda. Pero la escasa brecha de 1 punto alimentaba la esperanza de revertirla. Algo que finalmente ocurrió en la general.
Ahora, debe encarar el camino hacia su propia lucha por la gobernación con una incertidumbre mayor. El único consuelo es que Bullrich, a quien apoyó abiertamente, ganó la interna y en la disputa por la Presidencia nada parece estar dicho. Ese respaldo a la ahora candidata presidencial, que es secundada en la fórmula por Luis Petri, lo convirtió en el único dirigente radical de peso que quedó de ese lado y por lo tanto le asegura la influencia que pretendía.
El interrogante que flota es si alguien podrá capitalizar en la elección provincial ese 45% que obtuvo Milei, más allá de que sus votos parecen provenir de todos los frentes opositores al peronismo. Omar de Marchi, el candidato de La Unión Mendocina, rápidamente fue a saludar a sus aliados del PD para no perderse la foto del festejo y así quedar vinculado al batacazo que sorprendió a todos.
Pero los demócratas no pueden garantizarle nada. Ellos son simple beneficiarios del fenómeno Milei. Y aun cuando él quisiera apoyar a De Marchi, está demostrado que los votos no se trasladan por voluntad del que los recibe. Hay un ejemplo que lo demuestra: en La Rioja, el libertario apoyó con visitas y fotos a Martín Menem en la pelea por la gobernación y su aliado saliò tercero con apenas 15% de los votos. Ayer, el candidato que triunfó en el país ganó también en La Rioja con el 36%.