El Gobierno Provincial buscará dejar todo listo este año para que el próximo gobierno comience la construcción de la presa El Baqueano en San Rafael, que tendrá un costo de unos U$S 550 millones. Un paso importante ya dio la Legislatura esta semana, al aprobar las bases de cómo será el modelo de ejecución del proyecto hidroeléctrico con la que Mendoza quiere volver a sumar energía al sistema interconectado nacional, luego de tanto tiempo perdido con la fallida obra de Portezuelo del Viento.
De acuerdo al ministerio de Economía, se vislumbra un proceso licitatorio que podría durar por lo menos medio año, por lo que marcan que la adjudicación será una de las primeras acciones importantes de la gestión del próximo mandatario que gane las elecciones del 24 de septiembre, en términos de obras públicas.
Si bien la Legislatura ya hizo su trabajo, el llamado a licitación está sujeto a dos acciones particulares: por un lado, la firma de una resolución por parte de la Secretaría de Energía que conduce Flavia Royón para que El Baqueano ingrese al programa hidroeléctrico nacional (y por ende que tenga tarifas de cobro de la venta de energía superiores por 15 años); y que la Secretaría de Ambiente termine el circuito administrativo legal de la Declaración de Impacto Ambiental (DIA).
El trámite de Ambiente tendrá una aprobación inminente, indicaron desde el Gobierno, que es con el que deberán ir a Nación. No obstante, una vez hecho esto, no saben cuánto podría tardarse la Secretaría de Energía, sobre todo en un contexto electoral.
Para iniciar el plazo licitatorio necesariamente deberán concurrir estas dos etapas. Al margen, el presidente de la Empresa Mendocina de Energía Sociedad Anónima (Emesa), Pablo Magistocchi, comentó a Los Andes que el Gobierno ya tiene todo lo demás listo para llamar a licitación, que comenzará con una consulta pública en la cual se pondrá el proyecto técnico a las empresas que “demuestren capacidad para su construcción” para ir ganando tiempo.
Diferente a Portezuelo
Por otro lado, Magistocchi marcó que hay algunas diferencias al proyecto que se había pensado con respecto a Portezuelo del Viento, teniendo en cuenta de forma principal que el Gobierno “no pagará” a los posibles oferentes la obra; sino que el dinero deberá provenir mayoritariamente de los privados, quienes tendrán sus ganancias a raíz de la venta de energía.
En tanto, en un modelo en el cual Mendoza pueda aportar algún porcentaje de dinero (que saldrá del fondo de los famosos U$S 1.023 millones de Portezuelo), deberá ser reintegrado luego por los privados a la provincia.
“Con Portezuelo del Viento no estaba el concepto de la concesión de la obra pública, sino que la Provincia pretendía pagar el 100% de la obra a la empresa, y luego recuperaría el dinero con la generación de energía”, marcó el funcionario.
Al contrario de Portezuelo, el modelo de El Baqueano será similar al de la construcción de la presa de Potrerillos, con lo que fue el Consorcio De Empresas Mendocinas Para Potrerillos S.A. (CEMPPSA).
La ganancia de las empresas, como se mencionó, provendrá de la venta de energía eléctrica, teniendo en cuenta que podrían tener por lo menos una concesión de unos 15 años como mínimo.
En esos 15 años, se calcula que el cobro por la generación de energía podría llegar a unos U$S 1.230 millones, tal como anunció el gobernador Rodolfo Suárez luego de firmar el convenio con la secretaría de Energía de la Nación.
“Mendoza no va a pagar la obra de El Baqueano. La misma va a ser pagada por la demanda eléctrica en 15 años. Lo paga el mendocino en proporción a su consumo de energía, y el resto los usuarios a nivel nacional”, razonó Magistocchi, quien sostuvo que la obra tiene un objetivo de trabajo de por lo menos 100 años.
El rol de Impsa
El otro dato a tener en cuenta es el rol fundamental que tomará la empresa Impsa en El Baqueano, ya que en uno de sus artículos establece la contratación directa por parte de la provincia para la construcción del proyecto.
Magistocchi expresó al respecto que tanto Mendoza como la Nación se comprometieron, vía sanción legislativa, a promover proyectos para que siga adelante y pueda resolver sus problemas financieros, una vez que se promovió su capitalización y “acuerdo preventivo extrajudicial” años atrás.
“El Baqueano costará unos $550 millones, de los cuales serán U$S 80 millones son lo correspondiente a la obra hidroelectromecánica, que tendrá a Impsa como jugador. El resto de los U$S 470 millones, es la obra civil que se licitará”, mencionó.
En este sentido, comentó también que en la licitación, si Impsa no fuese contratada de forma directa, generaría una suerte de “inequidad” ya que el consorcio civil que compitiese junto a ella, “correría con ventaja con el compre nacional”, como pasó con Portezuelo del Viento, donde hubo un solo oferente (con Impsa incluida).
Magistocchi defendió los movimientos del Gobierno, al sostener que, tanto la capitalización de Impsa, “que fue una decisión nacional y que Mendoza ingresó prácticamente para que hubiese un veedor local”, como la futura contratación de la empresa para El Baqueano, “salió con acuerdo legislativo”.
En tanto, también se acordó la creación de una “comisión de seguimiento legislativo” de la obra, que tampoco ocurrió con Portezuelo, añadió el funcionario.
Más sencillo
Magistocchi indicó también que la obra de El Baqueano, más allá de las complejidades que puede tener una obra hidroeléctrica, es “más simple” que lo que fue en su momento Potrerillos o lo que hubiese sido Portezuelo, ya que “está todo el camino armado”.
“No tiene interferencias, no necesita relocalizaciones de pueblos ni rutas, ni líneas de alta tensión o gasoductos; es más sencillo de estudiar y evaluar y la presa es más simple”, contó el titular de Emesa.
De hecho, con la obra se terminará de cerrar el “circuito del río Diamante”, con las presas de Agua del Toro, Los Reyunos y El Tigre, lo que aumentará la capacidad de regulación del río; más la creación de una ruta turística que se llamará “Cañón del Diamante”.
No obstante, marcó que el proyecto ya tiene la parte eléctrica construida, lo que es un punto a favor, ya que “la subestación donde van las otras presas están a la espera también de la de El Baqueano”.
La única dificultad o desafío es el túnel de aducción (en roca perforada y de 5 metros de diámetro), que es el principal componente de obra, que trasladará al agua por 13,8 kilómetros desde la toma de la presa hacia la casa de máquinas, donde se dará el famoso “salto hidráulico” para la generación de energía.
La obra tiene una duración de unos 5 años, por lo que, si arranca a comienzos del 2024, recién se inauguraría, de no mediar complicaciones, en 2029.