Muy particular ha sido la relación con Mendoza de Sergio Massa, el presunto “salvador” del país, en el contexto de un Gobierno nacional que está al borde del abismo por la crisis política y económica.
Tan curiosos son los vínculos políticos del tigrense con esta provincia que el mejor augurio para su gestión como superministro de un gobierno kirchnerista provino de un dirigente mendocino ajeno al Frente de Todos.
“Con Sergio tenemos una relación de amistad de hace muchos años, y en los distintos momentos hemos tenido un muy buen vínculo”, destacó el diputado sancarlino Jorge Difonso. “Es un tipo componedor, que practica la escucha y apuesta al consenso. Le deseo lo mejor”, agregó.
El ex intendente de San Carlos compartió con Los Andes también la foto de un asado que disfrutó con Massa en su departamento años atrás, cuando el líder nacional trataba de construir la “ancha avenida del medio” para ser candidato a Presidente por fuera de la grieta y todavía no había quebrado la cintura para desembocar en el kirchnerismo. Agregó Difonso a sus testimonios un par de buenos deseos en forma gráfica: el conocido emoticón del musculito y una bandera nacional.
Como Massa en la Nación, Difonso forma parte de la coalición oficialista en la provincia, pero habita en la periferia de Cambia Mendoza. Comparten los dos ese rasgo de identidad, que no es menor.
También es el ex intendente un habitué de los asados a los que cada tanto convoca Massa y en los que la política se discute en forma desestructurada, más allá de las banderas políticas y con gente de todos los colores.
No se advirtió, en contraste con la calidez de Difonso, ni afecto ni cercanía en el kirchnerismo mendocino ante el ascenso de Massa al gabinete de Alberto.
El protocolo oficial de recepción peronista en las redes sociales estuvo a cargo de figuras como Adolfo Bermejo y Matías Stevanato, a quien Massa alguna vez mencionó, en tiempos en los que ya reportaba al Frente de Todos, como el presunto nuevo organizador del Frente Renovador en Mendoza.
Con el tiempo, el cambiante Massa encontró otra referencia local para su FR: la productora rivadaviense Gabriela Lizana, quien también ayer fue muy efusiva en las redes ante la noticia de su llegada a la Casa Rosada.
Lizana hoy se ata mejor al modelo massista que Stevanato. Casi no tiene compromisos con el aparato perokirchnerista, viene del mundo de la producción y ya debutó en elecciones como candidata a intendenta de Rivadavia por el propio PJ. O sea, otra dirigente periférica, cuyas expectativas ahora crecen.
Ese terreno distante del núcleo K que habita Massa también le ha permitido, por lo menos hasta el momento, quedar relativamente a salvo de la furia de algunos dirigentes opositores, que salvo excepciones, a coro disparan contra su figura y contra el Gobierno nacional. Omar de Marchi, quien ha convivido con Massa en la Cámara de Diputados de la Nación como vicepresidente, fue piadoso con Massa en sus declaraciones luego de la designación como ministro, a pesar de que es uno de los principales francotiradores de Juntos por el Cambio.
Elogios y gestos que ha conseguido en Mendoza luego de su repentino ascenso demuestran que el nuevo ministro nacional de algún modo consigue convertir en virtud su lejanía respecto de las estructuras. También lo han fortalecido y han colaborado para forjar su presente, por supuesto, los vínculos sólidos que desde hace tiempo tiene por afuera de la política formal, con empresarios locales como Vila y Manzano.
Finalmente, y en resumen, el universo de Massa es curioso y sus adhesiones políticas en Mendoza son escasas. Pero quién sabe si eso puede cambiar ahora, con el poder que ha adquirido en medio de una gestión en ruinas, y más allá de sus bruscos giros, repliegues y contradicciones discursivas.