Sorprendido o preocupado, Rodolfo Suárez levantó el teléfono para preguntar en el gobierno si Alfredo Cornejo lo había criticado. Del otro lado de la línea, un funcionario del gobernador le dijo que se quedara tranquilo, que no había sido tan así como quedó reflejado en los diarios.
Sí fue así y quedó grabado. Ocurrió en una rueda de prensa en la que el gobernador explicaba las demoras en la concreción del Ecoparque, el ambicioso paseo que, según la promesa hecha hace años, remplazaría al zoológico provincial tras su cierre, ocurrido en 2015.
“Yo no me explico por qué en el gobierno anterior se agregaron más obras que cambiaron el proyecto”, dijo el gobernador actual ante los periodistas. Antes y después, había argumentado que el retiro y derivación de los animales del viejo zoo era un asunto muy complejo y que había que valorar los logros alcanzados en este sentido.
El proyecto, en efecto, nació durante la primera gestión de Cornejo. Pero su continuación en la era Suárez, según ahora hizo público el gobernador, no fue óptima.
Consultados al respecto, desde el entorno del mandatario no surgieron respuestas en “on”, pero sí hubo quienes no tuvieron reparos en echarle la culpa directamente al ministro de Infraestructura de Suárez, Mario Isgró, quien a su juicio modificó la iniciativa original del Ecoparque y provocó las demoras.
“Hizo alteraciones al proyecto, le metió la mirada del arquitecto y cambió las prioridades”, dispararon fuentes del cornejismo. Mencionaron, entre otros cambios, los sistemas de acopio de agua y riego del futuro paseo. También sostuvieron que el traslado de animales dejó de ser prioritario.
Isgró, del riñón de Suárez, tomó el control del proyecto a partir de 2021. Hasta entonces lo tenía a su cargo el secretario de Ambiente, Humberto Mingorance, un cornejista que ocupó 8 años ese puesto y a quien el gobernador le dio en su nueva gestión el manejo de Aysam, la empresa de aguas.
Por todo lo dicho, no era Mingorance el destino de la crítica de Cornejo. Cerca del gobernador reconocieron, además, que en la licitación y el inicio de la obra del Ecoparque hubo “conflictos internos” que produjeron retrasos también.
Pero del otro bando, siempre en off, dan una versión diferente. Aseguran que la gestión de Suárez no recibió un proyecto ejecutivo en condiciones de ser licitado, sino simplemente “un concurso” para refuncionalizar el Ecoparque. “No había nada”, afirman, desafiantes.
Después, sí, admiten que metieron más obras a la idea original. Pero lo justifican: a la Provincia le había quedado un remanente de 11 millones de dólares de un crédito que el BID había concedido para renovar la Costanera y había que usarlo. “No podíamos perder ese financiamiento”, se defienden.
En este sentido, Cornejo aclaró este miércoles que los fondos del crédito internacional para el Ecoparque se cortaron hace tiempo y que la obra será terminada con recursos de la provincia.
En lo único que se ponen de acuerdo los dos “bandos” es en que llevarse los animales del predio ha sido el punto más difícil del proyecto. Ocho años después, viven en el exzoo más de 1.200, todavía. Y nadie puede echarle la culpa al PJ por ello.
El roce entre Cornejo y Suárez ha llamado la atención de los observadores de la política mendocina. “Se trizó el vidrio de la convivencia radical”, vaticinan algunos. El futuro dirá si estos contrapuntos por el demorado Ecoparque fueron el síntoma de eso o sólo una llamativa anécdota.