El complejo “reinicio” del peronismo mendocino

El “formateo” deseado arranca desde la única legitimidad electoral que posee: el acuerdo entre los siete intendentes que gobiernan.

El complejo “reinicio” del peronismo mendocino
Anabel Fernández Sagasti y Emir Félix, protagonistas de un pacto de beneficio mutuo. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

El peronismo mendocino calificó el momento actual de su historia con un término fuerte: “reinicio”.

El formateo deseado arranca desde la única legitimidad electoral que posee: la concordia entre los siete intendentes que gobiernan. A ellos los eligió la ciudadanía el año pasado en fatal contraste con el ínfimo respaldo que tuvo la fórmula para la gobernación.

Así y todo, la “unidad” sólo se precipitó luego de que La Cámpora, encarnada por Anabel Fernández Sagasti, diera un definitivo paso al costado. La senadora nacional cambió de cancha: minimizó su participación en Mendoza para pelear por el liderazgo de Cristina a nivel nacional.

El bloque que ahora asume el poder en el PJ, o por lo menos la mayoría de ellos, no es cristinista, pero le reconoce una virtud a la exvicepresidenta: es la dirigente que mejor mide en la oposición.

Entonces, antes que pelearse con ella, o con sus referentes provinciales, mejor acordar un pacto de no agresión , incluso con gestos claros de ayuda mutua. La nueva conducción peronista buscará ser así bien local y se aislará todo lo que pueda de los avatares del peronismo a nivel nacional.

La figura elegida estaba nominada hace meses para la conducción del PJ mendocino. Emir Félix, el caudillo sanrafaelino, no ejerce cargos formales y viene del riñón del grupo de adversarios de La Cámpora.

Félix tendrá por fin “los fierros” de un PJ empobrecido. Desde allí, intentará amigar al peronismo con Mendoza. “El PJ tiene que volver a parecerse a los mendocinos”, repiten en su entorno, planteando el desafío de los tiempos por venir.

La nueva conducción tampoco será algún tipo de apéndice del peronismo cordobés, idea que se ocupó de neutralizar el propio Félix en medio del “cordobesismo” incipiente de algunos de sus pares. Martín Llaryora nunca lo entusiasmó y hasta hubo quienes le tenían desconfianza, ya que advertían que podía profundizar el desmembramiento de los peronistas locales.

Los justicialistas mendocinos, en definitiva, buscarán parecerse solamente a sí mismos y al entorno próximo, para tratar de obtener con esa receta resultados que les permitan recuperar el protagonismo perdido.

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