El conflicto económico que transita la empresa metalmecánica provincial Impsa se mantiene, en medio de un proceso de venta de acciones estatales que se ha dilatado, y una situación de incertidumbre que sobrevuela al organismo.
Lo cierto es que los trabajadores recibieron en los últimos días sólo el 50% de lo que les correspondía por la segunda quincena de noviembre, y se suma a recortes que han tenido en el último año que “llegan casi a un sueldo”, según pudo saber Los Andes.
Esto motivó a un paro de actividades de parte de los empleados, que arrancó en el turno del viernes por la tarde y que continuó en el turno de este lunes por la mañana.
No obstante, la subecretaría de Trabajo dictó este lunes por la tarde la conciliación obligatoria a los más de 700 trabajadores que se desempeñan en la empresa, lo que generó una vuelta a las actividades del 100% de la planta y también un incremento del malestar.
Según comentaron operarios de Impsa a este medio, se notificó a los delegados de la Unión Obrera Melalúrgica (UOM), gremio que participa de las negociaciones paritarias, que la reunión de conciliación se realizará el próximo lunes 9 a las 10 en la subsecretaría de Trabajo.
“Hay mucho malestar en la empresa. Desde hace varios meses que nos vienen recortando parte del sueldo y dicen que nos lo van a recomponer recién entre febrero y marzo del 2024; no es lo que pretendemos los trabajadores″, señalaron.
En concreto, indicaron que el retraso de esta última quincena fue del 50%. “Un operario con 10, 15 años de antigüedad, cobra unos $500.000 por quincena, más una gift card de alrededor de $100.000″, expresaron, y agregaron que en esta quincena la mayoría percibió unos $250.000, lo que motivó a la medida de fueza.
Pero en paralelo insistieron que en lo que va del año, los recortes “llegan a un sueldo”, lo que marcaron que ha mantenido el malestar en el sector trabajador.
Al margen de la conciliación obligatoria, el paro no implicó interrupciones en la operación de las instalaciones ni cortes de tránsito en las inmediaciones de la planta ubicada en el carril Rodríguez Peña, pero reflejó el descontento de los empleados, quienes señalan que sus sueldos no han sido actualizados durante meses, excepto por un incremento del 2,5% recientemente aplicado.
Traspaso de acciones en stand by
Sumado al reclamo de los trabajadores, hay inquietud respecto al resultado de la licitación pública internacional de venta de las acciones de Impsa que tienen Mendoza y la Nación.
Solamente la norteamericana Arc Energy (que inició el proceso con su interés en Impsa) se postuló con una oferta concreta, que es de U$S 27 millones de capitalización para una empresa que tiene pasivos por más de U$S 500 millones y con los más de 700 empleados en la planta a la espera de definiciones.
Sumado a esto, se prorrogó por algunas semanas el acuerdo previsto para comienzos de diciembre dentro de un difícil proceso en el cual la Provincia, que tiene el 21,2% de las acciones, ha decidido apartarse y dejar que el gobierno de Javier Milei, que mantiene el 63,7% de las acciones, maneje las condiciones de la venta.
El resto, que es el 15,1%, quedó en manos de privados: 9,8% de las acciones para el fideicomiso de acreedores y 5,3% para el fideicomiso de la familia fundadora, los Pescarmona.
Aún así, si bien en noviembre debía conocerse el dictamen por parte de la comisión evaluadora de la oferta, no ocurrió, y se postergaron los plazos.
La situación económica complicada de la empresa ha generado incertidumbre no sólo en sus trabajadores, sino también en la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Mendoza (Asinmet). Su titular, Fabián Solís, se mostró días atrás profundamente preocupado con respecto a los pormenores de las negociaciones, teniendo en cuenta que “no sólo se habla de los 700 empleados de la empresa”, sino también de todas las pymes mendocinas que trabajan en el entorno de la megaempresa.
“Se va prorrogando más la decisión y la compañía (ndr: por Impsa) ingresa cada vez en problemas más serios. Lo que entendemos es esa parte y estamos preocupados porque es una compañía modelo, tiene capacidades y características que no existen en Argentina ni tampoco en Sudamérica”, acotó.
Y agregó que “cuando Impsa está en su máxima producción, da trabajo a 100 pymes metalúrgicas. De esos 700 trabajadores, se tienen que multiplicar por siete”.