El principal dirigente nacional que asistió a la asunción de Alfredo Cornejo fue el flamante presidente del bloque de la UCR en Diputados, Rodrigo de Loredo. El cordobés llegó a la Provincia junto a los legisladores nacionales Roberto Sánchez (Misiones) y Soledad Carrizo (Córdoba), para compartir el acto en Casa de Gobierno con los representantes de la cámara mendocinos, Lisandro Nieri y Pamela Verasay.
En diálogo con la prensa, contó que vino porque tiene una “amistad” pero también valoró los gestos de unidad que promovió el exsenador nacional para que no se desarme el radicalismo en el Congreso. Y sobre todo remarcó que para su partido, Mendoza “es un gestión con proyección nacional”.
“Primero, vine porque tengo una amistad con Alfredo. Segundo, se acaban de unificar los bloques del radicalismo. Era algo necesario, más en este contexto de que hay un riesgo de atomización parlamentaria muy grande. Entonces, el primer aporte que el radicalismo puede hacer, es ordenarse y tener una actitud colaborativa. Alfredo fue uno de los dirigentes que más influyó para que el radicalismo estuviera unificado en sus bloques parlamentarios”, enumeró el dirigente.
Y manifestó: “Vemos en el gobierno de Mendoza un radicalismo de gestión que es un espejo a nivel nacional como modelo y es una opción de gobierno que creemos debemos construir”.
Por otro lado, en cuánto a la gobernabilidad que asumió como compromiso su frente opositor y su partido en particular, De Loredo, explicó: “El aporte de la UCR puede ser muy grande si se observan las debilidades de este Gobierno entrante. Necesita sustentabilidad parlamentaria, que se la puede dar el radicalismo. Además la impronta de nuestros gobernadores puede hacerle ver al Gobierno para que no caiga en la tentación del centralismo y que se gobierne para la Argentina profunda, y no para la región metropolitana. La presencia de 5 gobernadores radicales moldea una impronta federal muy fuerte”.
“Además tenemos un conjunto de cuadros políticos con capacidad de gestión, que creemos que por improvisación o precariedad propia, el Gobierno pueda necesitar para apuntalar sus decisiones”, completó.