El periodista Daniel Santoro lanzó recientemente el libro “La batalla final de Cristina”, en el que se explican más de diez operaciones montadas por el entorno político de la actual vicepresidenta de la Nación para desactivar las causas judiciales que la comprometen. Los destinatarios de esas operaciones son jueces, fiscales y periodistas que la investigaron, entre los que se encuentra el reconocido profesional del diario “Clarín”.
Entrevistado por Los Andes, Santoro no dudó en considerar que la batalla judicial en la que se basa su nueva obra tendrá como escenario, o contienda definitoria, el voto de la ciudadanía en las elecciones generales de noviembre. Dice que el final, por lo que se observa en estos momentos, es abierto. Está claro: en las parlamentarias de este año el kirchnerismo buscará obtener las mayorías necesarias en el Congreso para terminar de embestir contra los magistrados que incomodan a Cristina de Kirchner y sus ex allegados y colaboradores juzgados o ya condenados por notorios casos de corrupción en la función pública. Por lo tanto, se trata de una elección crucial.
Es por ello que toma mucha trascendencia lo expresado en el libro por el diputado radical Mario Negri sobre lo que se pone en juego en las próximas elecciones: “Cristina está a seis o siete diputados de tener quórum propio…”. Hasta ahora, sin el quórum que necesita, el kirchnerismo se ha visto impedido de avanzar libremente en reformas que busca con urgencia, como la del Ministerio Público Fiscal y otras iniciativas que tengan que ver con la labor de los magistrados que no son afines al Gobierno.
Además, Daniel Santoro viene saliendo de un atolladero judicial al que se lo sometió por ser uno de los periodistas de nuestro país que más minuciosamente investigó los hechos de corrupción que pesan sobre la actual Vicepresidenta y buena parte de su entorno. En efecto, la justicia federal revocó recientemente el procesamiento por extorsión de Santoro en la causa donde es juzgado el falso abogado Marcelo D’Alessio. Uno de los tres jueces del tribunal actuante directamente se pronunció por su sobreseimiento.
Años muy duros
El juicio en el que fue involucrado el periodista tiene que ver con una supuesta extorsión al empresario Daniel Traficante, quien además se encontraba acusado por contrabando.
“Estos últimos fueron los peores años de mi vida profesional y lo ocurrido afectó la vida familiar”, comenta Santoro en la conversación con nuestro diario. Y aclara: “Esto no termina todavía. Cabe esperar mucho todavía, porque hay operadores de Cristina que apelaron mi falta de mérito”.
Remarca Santoro que “Cristina ha creado una maquinaria para tirar abajo el prestigio de los periodistas que investigan y sacan a la luz sus hechos. Con un ejército de abogados hacen la denuncia en tu contra, el periodismo militante amplía la situación y los trolls, en las redes, te amenazan y hacen las peores cosas que uno puede imaginar”.
Con humor, pese a tanta adversidad, el periodista de “Clarín” comenta algunas de sus desventuras con la actual jefa del ultrakirchnerismo. “En 2013 me hizo denunciar diciendo que yo era espía ruso y ahora, es decir, desde 2019, parece que yo fuera para ella de la CIA o de la DEA…”.
No dejó de destacar el respaldo “en todo sentido” recibido por los directivos de “Clarín”, como de compañeros de trabajo y colegas en general, las solicitadas de apoyo de Adepa, Fopea, la Academia Nacional de Periodismo y el Comité de Apoyo de Periodistas, de Nueva York, entre otras organizaciones.
Considera Daniel Santoro que “hay una suerte de atmósfera que no permite sentirse seguro. Han creado miedo entre muchos de nuestros colegas, que en algunos casos prefieren no frecuentar los tribunales de Comodoro Py como lo hacían antes, por citar un ejemplo, por temor a la censura que puedan sufrir”.
Agrega que “en mayor o menor medida, los abogados que están con Cristina son rentados del Estado. Juan Martín Mena (el actual viceministro de Justicia) está en todas las denuncias impulsadas por ella para lograr su impunidad. El negacionismo que hacen de la corrupción los K es realmente increíble”.
En las páginas del libro se explica cómo funciona lo que Santoro define como “el ejército” de abogados, militantes y espías de la Vicepresidenta, como también qué funciones cumplen en la organización destinada a voltear las causas judiciales tanto Oscar Parrilli como el abogado Carlos Beraldi, el juez Alejo Ramos Padilla, entre otros personajes puestos a las órdenes de Cristina de Kirchner.
“La batalla final de Cristina” también cuenta cómo la hoy jefa política del espacio gobernante dirigió el llamado “operativo puf”, que tuvo como objetivo arremeter contra la causa “de los cuadernos de las coimas”, además de otras maniobras para lograr salir impune en los siete procesamientos judiciales que la jaquean.
Esta embestida de Cristina de Kirchner necesitó de un nuevo acercamiento, y hasta reconciliaciones, con muchos señores de la operación política a la que ella en su momento había descartado de su entorno inmediato. Pero, ¿por qué esa búsqueda de mano de obra necesaria para intentar desactivar “bombas” en la Justicia? Sencillamente, porque cuando terminó el año 2018 ya había acumulado 11 procesamientos judiciales, embargos por unos 250 millones de dólares y tres pedidos de prisión preventiva. Era ese el peor momento de su situación judicial desde diciembre de 2015, cuando dejó el poder.
Los armadores del “operativo puf” denominaron a la denuncia judicial que orquestaron “la bomba”, porque la concibieron como una acción destinada a detonar contra la causa “de los cuadernos”, el fiscal Stornelli y el juez Bonadío en su conjunto. Todo quedó grabado en intensas conversaciones telefónicas en código que tuvieron como protagonistas al ex secretario de Coordinación del ministro Julio De Vido, Roberto Baratta, y otros presos kirchneristas que desarrollaban su labor conspirativa desde la cárcel de Ezeiza.
Otro detalle significativo: en las escuchas los miembros del elenco de choque contra la causa “de los cuadernos” hacen referencia a Cristina de Kirchner por lo menos nueve veces. Dato significativo.
El libro de Daniel Santoro también se detiene en los motivos de la renuncia de la ministra de Justicia Marcelo Losardo, una de las funcionarias con las que Alberto Fernández inició su gestión y que este año tuvo que dejar el cargo en medio de una ola de rumores sobre presiones del kirchnerismo.
Según el presidente, Alberto Fernández, Losardo renunció (en marzo de este año) por presiones externas. “Ya el colmo es que Stornelli diga que la llamó para solidarizarse y ella no lo conoce a Stornelli. No tiene ni el teléfono de Stornelli. Y de repente verse envuelta en semejantes cosas es algo que, para alguien que no viene de la política es desgastante”, dijo el jefe de Estado.
Comenta el autor que no se trató de una llamada a Stornelli, sino de un apoyo aún mayor. En febrero de 2019, apenas lanzado el Operativo Puf, el ministro de la Corte Ricardo Lorenzetti y su esposa invitaron a Stornelli y su pareja y a Losardo y su esposo a una cena. También fueron otras dos parejas de la llamada “familia judicial” a un country del Gran Buenos Aires.
Aunque se trataba de una cena de carácter social, la invitación por si sola era un respaldo a Stornelli, que estaba en medio del escándalo del caso D’Alessio. En la cena, Losardo apoyó al fiscal, a quien conoce desde hace muchos años. Y dijo que no estaba de acuerdo con la idea de que existieran “perseguidos políticos” del lawfare, como denunciaba Cristina Kirchner, según un testigo de la cena. La socia de Alberto en el estudio jurídico criticó los ataques de los medios kirchneristas al fiscal de la causa de los cuadernos y alentó a Stornelli a seguir investigando la corrupción. Fue antes de que su socio fuera elegido candidato a presidente por Cristina de Kircher, justamente. Luego, con Fernández ya presidente, todo cambió, o tuvo que cambiar.